Quiero que estés lista y
esperándome en mi cuarto de juegos en
quince minutos. Puedes prepararte en tu habitación. Por cierto,
el vestidor está lleno de ropa para ti. No quiero ningún
argumento acerca de esto.
Dicho eso, me dirijo hacia mi estudio.
Le he dado muchas vueltas a la planificación de nuestra segunda
escena en mi
cuarto de juegos. Elena me aconsejó que no me contuviera, que sea
honesto y
le demuestre a Ana toda la extensión de mis necesidades, castigando
severamente correctamente desde el principio, como ella lo hizo
conmigo, pero
mi instinto me dice que debo seguir con mi introducción gradual,
que siga
seduciéndola con lo más suave, con los aspectos más placenteros de
BDSM
para empezar el camino correcto a seguir. Seducir, engañando
más bien. Elena
tiene razón, ella necesita conocer a Grey,
ella necesita saber lo que es ser el hijo
de puta depravado que realmente eres. A ti te
gusta golpear a las pequeñas
niñas de cabello castaño como ella ¿te
acuerdas?
Siempre he querido hacerlo con Spem en Alium, también conocido
como el
‘Motete para cuarenta’ por Thomas Tallis. Así que mi pensamiento
es darle a
Ana una experiencia intensamente placentera donde yo esté
totalmente al
mando, no dejarla verme ni oírme, mientras la música suena
directamente para
ella. Quiero que ella se sienta totalmente impotente, esposada y
con las piernas
abiertas sobre la cama, porque así es como la he imaginado desde
que cayó en
mi oficina. Y ahora creo que ella está preparada para disfrutarlo.
Esto significa que tendrá que confiar en mí totalmente. Voy a
utilizar diferentes
juguetes con ella, para saborearla como a un instrumento sexual,
como parte
de la música. El placer que yo le daré estará más allá de
cualquier cosa que
haya experimentado jamás. Luego, una vez que entienda que puede
confiar
completamente en mí de esta manera, puedo avanzar con ella, para
que confíe
en mí siempre que lo considere oportuno, para castigarla, confiar
en mí lo
encontrará una experiencia positiva. Estoy seguro de que este es
el camino a
seguir con Anastasia.
Y va a ser muy impresionante para mí también. Porque ya he
aliviado un poco
de mi tensión sexual con las dos veces de la ducha, voy a ser
capaz de ejercer
un mayor control sobre mí mismo, podré follármela lentamente al
ritmo de la
música.
Le doy quince minutos para prepararse y estar esperándome. Lo
tengo todo
listo y ya me he puesto mis jeans rasgados azules en sólo un par
de minutos,
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
286
así que tengo que esperar mucho, pero todavía la hago esperar
cinco minutos
más, incrementando la tensión, haciendo que mi deseo crezca.
Entro, entonces mientras me paseo por mi sala de juegos, y me
gusta
muchísimo lo que veo. Anastasia se ha colocado perfectamente, de
rodillas
como le había indicado, las piernas separadas a la distancia
correcta, las
palmas colocadas en sus muslos. Recuerda no levantar la vista al
entrar, a
pesar de que se lame los labios nerviosamente.
Está más que hermosa allí arrodillada, con sus apenas pequeñas
bragas
blancas de encaje, mientras poco a poco voy dando la vuelta
alrededor de ella
para inspeccionar a mi Anastasia sumisa. Liberada de cualquier
restricción,
sus pechos redondos, llenos están muy bien. Ella tiene unos pechos
realmente
hermosos. No hay duda. Y son sólo míos. No son ni demasiado
grandes, ni
demasiado pequeños. Me gusta mirarlos de perfil, para poder ver
sus pezones
erguidos, orgullosos, listos para que juegue con ellos.
Poco a poco me encamino a los cajones y escojo los elementos que
voy a utilizar
esta noche, dejándolos en la parte superior fuera de su vista.
Ella no tiene ni
idea de lo que son, por supuesto. Entonces vuelvo a estar delante
de ella. Por
un breve momento, considero ordenarle que bese mis pies descalzos,
al igual
que Elena solía hacerme para que besara sus zapatos de tacón alto,
pero
descarto rápidamente ese pensamiento de mi mente ya que no quiero
esa
imagen rondando por mi cabeza y que eche a perder este momento.
—Te ves fantástica —, le murmuro suavemente. Creo que necesita que
se lo
diga constantemente, ya que nunca parece entender lo hermosa que
es. Tengo
que trabajar en la mejora de su autoestima. Para reforzar el
mensaje, le agarro
la barbilla y la obligo a mirarme. —Eres una mujer hermosa,
Anastasia. Y eres
toda mía. Ponte de pie.
Obedece con nerviosismo. Tiene razón en ponerse nerviosa conmigo,
su
Dominante. Me gusta el poder que siento aquí, en mi cuarto de
juegos. Este es
mi mundo, y ella está bajo mi control.
—Mírame. No tenemos un contrato firmado, Anastasia. Pero hemos
discutido
límites. Y quiero recordarte que tenemos palabras de seguridad,
¿de acuerdo?
— normalmente es una chica valiente, pero siempre existe el
peligro de que le
entre el pánico con lo que tengo planeado para ella. — ¿Cuáles son
las palabras
de seguridad, Anastasia?
—Amarillo —, murmura.
— ¿Y?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
287
—Rojo.
—Acuérdate.
¿Está totalmente desconcertada, o es excitación lo que veo? Ella
levanta las
cejas, a punto de replicarme descaradamente, pero se corta al ver
mí mirada
dura de Dominante.
—No empieces con tus comentarios irónicos aquí, señorita Steele. O
te la follare
mientras estas de rodillas. ¿Entiendes?
No es lo que tengo planeado, pero me encantaría volver a llevar a
cabo mi
amenaza. Es otra de las cosas que he querido hacer desde que la vi
por primera
vez. Hacerla arrodillarse delante de mí, con las manos fuertemente
atadas a la
espalda, para que pueda mantener la cabeza alta y follarme su
boca. Esto es
diferente de cuando ella me lo hace a mí, porque de esta forma
estoy totalmente
al control, ella sólo se arrodilla allí indefensa, lista para
darme placer, sin
embargo me gustaría. Es algo que siempre he querido. Y lo voy a
hacer con ella
pronto. Quiero demostrarle que su boca inteligente puede estar
bajo mi control.
Pero por ahora puedo ver que está afligida mientras traga y
parpadea
nerviosamente.
— ¿Y bien?
—Sí, señor —, murmura.
—Buena chica —. Me gusta ver que la estoy intimidando, así es como
debe ser.
Pero también necesito que se tranquilice, ella tiene que confiar
en mí.
—Mi intención no es que uses las palabras de seguridad porque
sientes dolor,
pero lo que voy a hacerte será intenso, muy intenso, y necesito
que me guíes, lo
¿entiendes?
La veo mirándome confundida. Tengo que recordar que ella es
inexperta. Esta
es sólo su segunda vez en mi cuarto de juegos.
—Se trata del tacto, Anastasia. No serás capaz de verme ni oírme,
pero serás
capaz de sentirme.
Ella frunce el ceño. Realmente no tiene ni idea del regalo que he
planeado para
ella. Sonrío para mis adentros mientras empiezo a subir la música.
Ella es una
chica con suerte. Aún no he follado con nadie de esta manera.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
288
—Voy a atarte a la cama, Anastasia. Pero te voy a vendar los ojos
primero y no
serás capaz de escucharme. Todo lo que oirás es la música que voy
a poner
para ti —.Levanto el IPod para que lo vea. —Ven.
La llevo a la cama, encima de las sábanas de satén rojas. Me
encanta la
sensación de raso, porque es muy sensual. El rojo es el tema de mi
cuarto de
juegos, porque es un color extremadamente erótico. Hmm, podría
introducir
una norma de llevar pantys rojos en mi cuarto de juegos. Pero
reconozco que
me gustan las bragas negras y las bragas blancas, cualquier cosa
que sea sexy,
sedosa y con encaje.
—Quédate aquí —. Me inclino y le susurró al oído. —Espera aquí.
Mantén tus
ojos en la cama. Imagínate yaciendo aquí atada y totalmente a mi
merced.
Después de haber preparado el terreno, voy a buscar una goma de
pelo y el
flagelador que he seleccionado para usarlo esta noche. Ella
todavía está de pie
mirando a la cama mientras le indico que se dé la vuelta. Bien. Me
paro detrás
de ella para trenzar su precioso cabello largo. Todas las sumisas
deben tener el
pelo largo, cuanto más largo mejor. Me gusta más recogerlo en dos
coletas, pero
ahora tengo prisa, estoy impaciente por empezar a jugar, así que
esto es lo que
hay.
Una vez que he acabado con la trenza, tiro de ella hacía atrás en
contra mío,
jalando su cabeza a un lado. Mmm, ahora puedo acariciarle el
cuello y saborear
lo suave y encantador que es. Yo murmuro contra esta área sensible
mientras
la delineo suavemente con los dientes y mi lengua, sabiendo que
ese sonido
resonará en su interior. Funciona, porque empieza a gemir.
—Calla ahora.
Le muestro el flagelador que tengo en mi mano.
—Tócalo —, susurro.
Ana extiende la mano vacilante y siente los flecos suaves de
gamuza. He elegido
este instrumento con mucho cuidado, porque no es demasiado
aterrador ni
doloroso. ¿Pero Christian, la has azotado? La voz de Elena
me viene a la cabeza,
así que lo ignoro, así es mejor, mucho mejor para Ana.
—Usaré esto. No te hará daño, pero hará que tu sangre suba hasta
la superficie
de la piel, y te sensibilizará. ¿Cuáles son las palabras de
seguridad, Anastasia?
—Umm ... amarillo y rojo, Señor —, susurra en voz muy baja y
asustada.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
289
—Buena chica. Recuerda, el mayor miedo está en tu mente —, intento
tranquilizarla, mientras dejo caer el látigo en la cama para que
pueda quitarle
las bragas, ya que son inútiles ahora. Miro con cariño a su dulce
trasero
perfecto. Me inclino para besarlo, entonces no puedo resistirme a
morderlo un
par de veces, porque es muy delicioso y tentador. Pero todo a su
tiempo, ya que
se pregunta cuáles son mis intenciones.
—Ahora acuéstate. Boca arriba —, le ordeno, mientras la golpeo
duro en su
maravilloso culo. Suena con un chasquido fantástico, pero también
hace que se
sobresalte. Claramente la he llevado ya al borde.
Rápidamente se arrastra sobre la cama y se acuesta, mirándome. Sí,
aquí es
donde la he imaginado, esto es exactamente donde yo la quería.
—Las manos por encima de tu cabeza —, el ordeno, y lo hace
inmediatamente.
Está aprendiendo. Ves Grey, aquí hay una
sumisa en potencia.
Voy por la máscara para los ojos y el iPod, tomándome mi tiempo,
sabiendo que
ella me está mirando fijamente con los ojos completamente
abiertos, que, ahora
mismo, parecen demasiado grandes para su cara. La anticipación es
parte del
plan, y sé que ella está emocionada y asustada. Buena combinación,
consigue
la mezcla perfecta de hormonas zumbando a través de sus venas.
Le explico cómo funciona el IPod exactamente, ya que ella no había
visto
ninguno como este antes. Naturalmente, es el sistema más nuevo y
moderno
del mercado.
—Puedo escuchar lo que estás oyendo, y tengo un mando a distancia
para
controlarlo —, le digo, antes de insertarle los auriculares
suavemente en los
oídos. —Levanta tu cabeza.
Deslizo suavemente la máscara por su cabeza, así que ahora está
completamente ciega. Su respiración se vuelve superficial y
errática.
Luego la cojo del brazo izquierdo y se lo extiendo hacia arriba
para poder
esposarla por muñeca y con los dedos le hago cosquillas
tranquilizadoras por el
brazo, y repito la técnica con el brazo derecho.
Se ve increíblemente caliente y sexy así, y ya no puedo estar más
emocionado y
cachondo.
—Levanta otra vez la cabeza —, le ordeno, y así pueda agarrarle
los tobillos y
tirar de ella hacia abajo de la cama. Sus brazos quedan totalmente
estirados y
de esa forma no puede moverse. Perfecto.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
290
Primero le esposo el tobillo derecho, luego el izquierdo. Me
levanto y miro con
asombro como está tendida sobre la cama con las piernas abiertas y
extendidas, totalmente desvalida. Es mucho mejor la realidad que
mi
imaginación. Desnuda y natural. Me sorprende lo mucho que me gusta
el
hecho de que ella no se ha hecho todavía la depilación brasileña
completa. Otra
primera vez para mí, pero eso es Anastasia, natural y diferente de
todas las
demás.
Pongo la música, y entonces empiezo.
Para el primer nivel de su excitación erótica, he seleccionado un
guante de
masaje de piel de marta rusa, la piel más cara del mundo debido a
su lujosa
suavidad.
La acaricio suavemente con él, por su garganta, su cuello, sus
pechos, y
atormento sus pezones. Arrastro el guante por su vientre, rodeando
su ombligo,
luego a través de su cuerpo de cadera a cadera, entre las piernas,
hasta el
muslo, la pierna, luego de vuelta a la otra pierna, por la espalda
hasta que su
cuerpo desea que vuelva a empezar.
Ana empieza a respirar con dificultad, pero parece estar
sobrellevando bien la
situación, ya que la música coral en latín resuena en su cabeza,
así como en el
cuarto de juegos.
A continuación, repito el mismo lento proceso sensual con el
flagelador, con
cuidado a través de su cuerpo para excitarla.
Luego, al ritmo de la música, de repente azoto su vientre con el
flagelador, una
vez, y otra vez, en esta segunda vez más fuerte. No lo suficiente
para ser
doloroso, pero lo suficientemente fuerte para que su piel
reaccione y aumente
su respuesta.
Ana clama en estado de shock, y trata de moverse, pero no puede
porque la
tengo atada con fuerza. Con el siguiente crescendo de la música,
le azoto sus
pechos, y ella grita de nuevo. Voy a flagelarla por todo su cuerpo
al ritmo de la
música, hasta que se detiene.
Hago una pausa.
A continuación se repite la música, así que empiezo a azotarla
otra vez, y ella se
retuerce y gime. Espero que no sea demasiado abrumador y que presa
del
pánico use las palabras de seguridad, porque estamos llegando a la
mejor
parte.
La música cesa, ya que ha completado la segunda repetición.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
291
Es hora de pasar a la siguiente etapa, ya que la música se inicia
por tercera y
última vez.
Me subo a la cama y me inclino sobre ella, en sustitución del
látigo por mi
cuerpo. Esta vez uso mi nariz y mis labios para excitarla. Me
detengo en sus
pechos mientras le chupo y atormento sus pezones, haciéndola gemir
aún más
fuerte, y podría pasar mucho tiempo así, pero mi horario se
establece por la
música, y no debo perder mi apunte cuidadosamente planeado.
Me muevo por su cuerpo hasta llegar a mi meta, al meollo, la perla
especial de
placer. Su clítoris. Está tan excitada que a medida que lamo
suavemente, ella
echa la cabeza hacia atrás mientras grita y casi llega de
inmediato, así que paro
de golpe. Todavía no, nena.
Me arrodillo entre sus piernas, y libero las ataduras de sus
tobillos,
masajeando suavemente las piernas para aliviar cualquier rigidez.
Le levanto las caderas, arqueando la espalda para que ella
descanse sobre sus
hombros. Sin ningún preámbulo o advertencia, le golpeo duro al
tiempo con la
música, derecho hacia adentro.
Joder, ella se siente bien, ella está húmeda y lista para mí. Ella
grita y siento su
orgasmo inminente temblando, así que paro de nuevo. Todavía no,
nena.
— ¡Por favor! — Me suplica. La agarro duro por sus caderas a modo
de
advertencia. Yo tengo el control. Ella no puede influir en lo que
va a suceder.
Ella debe esperar.
Poco a poco comienzo a moverme, retirándome, a continuación, muy
lentamente entro de nuevo, mi ritmo se guía con la música, sólo
aumenta
cuando el tempo de la música gloriosa lo hace.
Necesito de todo mi autocontrol para no seguir mi instinto natural
de follarme a
Ana tan rápido y fuerte como pueda, pero me resisto. Autocontrol.
Años de
entrenamiento están dando sus frutos.
Esta vez, cuando ella vuelve a pedírmelo, el momento es perfecto.
—Por favor —, me ruega de nuevo. ¡Sí, ahora si nena!
Bajo su espalda sobre la cama y me coloco encima mientras apoyo mi
peso en
ella. Ahora entro duro, muy duro y profundo, al igual que los
clímax musicales.
Y lo mismo ocurre con Anastasia. Ella grita en voz alta con la
intensidad de su
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
292
orgasmo inmediato que sigue y sigue, mientras aprieta sus músculos
y siento
olas de espasmos de placer intenso alrededor de mi polla.
Tardo sólo tres envestidas más para unirme a ella, volando sobre
el borde para
soltarme dentro de ella, llego a un clímax demasiado intenso. Tan
intenso que
veo las estrellas y luces intermitentes azules.
Que polvo más jodidamente increíble.
Me derrumbo encima de ella, y luego, lentamente, tiro de ella
hacía mí. La
música se ha detenido, y suelto las esposas de sus muñecas, a
continuación, le
retiro la máscara de los ojos y los auriculares.
Ella parpadea cuando me mira, aturdida y abrumada.
—Hola —, murmuro sonriendo, ahora puedo ver sus hermosos ojos
azules
mirándome de nuevo. Me inclino para besarla suavemente.
—Hola, a ti también —, me saluda murmurando, deslumbrante por el
post
orgasmo.
—Lo has hecho bien. Date la vuelta.
Veo una expresión de alarma en su rostro. Es evidente que ella
piensa que
todavía no estoy satisfecho y quiero volver a follármela. Bueno,
nada es
imposible... cielos Grey, pórtate bien.
—Sólo voy a masajearte los hombros —. La tranquilizo.
Está destrozada. Se pone de frente, y me siento a horcajadas sobre
ella para
empezar a masajearle los hombros. Por su sonoro gemido, supongo
que le está
gustando, y con ternura me inclino para besarla en la cabeza en
agradecimiento por la gran experiencia que acabamos de compartir.
— ¿Cuál era esa música? — Murmura.
—Se llama Spem in Alium, o el Motete para Cuarenta,
de Thomas Tallis.
—Ha sido…. abrumadora.
—Siempre he querido follar con esta música.
— ¿No es otra primera vez, Sr. Grey?
—De hecho si lo es, la señorita Steele.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
293
—Bueno, es la primera vez que follado con él también —, murmura.
Así que debo haberlo hecho bien. Nadie más ha estado donde yo he
estado, y
nadie más lo hará.
—Hmm... Tú y yo, estamos dándonos uno al otro muchas primeras
veces —,
reflexiono. ¿Es por eso por lo que estoy tan atraído por ella?
— ¿Qué te dije en mi sueño, Chr - mmm, Señor? — ¿No va a darse por
vencida
sobre esto? Mi pequeña persistente.
—Dijiste muchas cosas, Anastasia. Hablaste de jaulas y fresas...
que querías
más... y que me echabas de menos —. Entre otras cosas.
— ¿Eso es todo? — Dice, claramente aliviada. ¿Por qué? Se me acaba
de
despertar el interés. ¿Qué podría haber dicho que la tiene tan
preocupada?
¿Qué tiene ella que ocultar?
— ¿Qué crees que dijiste? — Vamos, suéltalo.
—Que pensaba que eres feo, presuntuoso y que eres imposible en la
cama —,
ella trata de bromear.
—Bueno, por supuesto que soy todas esas cosas, y ahora me tienes
muy
intrigado. ¿Qué me escondes, señorita Steele? — Puedo ser
persistente
también.
—No estoy escondiendo nada —, protesta, pero no me engaña.
—Anastasia, no sabes mentir —. Y me gusta eso de ella. Me gusta
que me digas
la verdad. ¿Sabes cómo lo sé? Porque soy un
fanático del control
multimillonario/acosador, quien te ha seguido
y monitoreado tus correos
electrónicos y llamadas, por supuesto.
—Pensé que ibas a hacerme reír después de tener sexo, cosa que de
momento
no estás haciendo —. Trata de cambiar de tema. Sí, definitivamente
esconde
algo.
—No sé contar chistes —. Desperdicio total de tiempo en mi
opinión, el contar
chistes.
— ¡Señor Grey! ¿Algo que no puedes hacer? — Me sonríe.
—No, totalmente inútil con los chistes —. Y estoy orgulloso de
ello.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
294
Las bromas son más de la especialidad de Elliot, desde joven.
—Yo también soy un desastre como bromista —, se ríe también.
—Ese es un sonido muy hermoso —, le susurro mientras la beso
suavemente.
—Y sigues ocultándome algo, Anastasia. Puede que tenga que
torturarte para
sacarlo.
~ ~ ~
Cuando me siento a tocar mi piano por la mañana temprano, mi mente
vuelve
de nuevo a pensar en la situación con Leila. He dejado dormir a
Anastasia como
un bebé en mi cama, parecía un ángel dulce e inocente con su pelo
desparramado sobre la almohada. Por supuesto, Leila nunca durmió
en mi
cama, nunca nos acostamos a dormir juntos en absoluto, sólo
follábamos
juntos. Bueno, me la follaba, y ella de buena gana y con alegría
me dejaba
usarla de cualquier manera que yo quisiera. Porque eso es lo
que eres, Grey. Un
aprovechado. Ella era una de las que querían más, pero yo ni siquiera lo
consideré un instante. Pero ella lo superó, encontró a alguien más
e incluso se
casó con ese hombre. Entonces, ¿qué diablos ha pasado ahora? No
importa
cuántas vueltas le dé para lograr entenderlo, simplemente no tiene
ningún
sentido. ¿Y por qué no puedo encontrarla, o saber algo de ella?
¿Cómo lo ha
logrado? No vi lo inteligente y manipuladora que podía llegar a
ser cuando Leila
se convirtió en mi sumisa, ella parecía ser descarada y traviesa.
Pero resultó
que era entrometida y fisgona.
¿Su mente enferma está jugando a algún tipo de juego conmigo? No
puedo
correr el riesgo, no puedo pasar por alto la posibilidad de que en
realidad
podría matarse, aunque el psiquiatra dijo algo acerca de que sea
poco probable.
Tengo la idea rondando por la cabeza de que su estado de desequilibrio
se debe
al trato que le daba y ahora se siente mal por ello. Yo no era
bueno para ella, y
la verdad es que no soy bueno para Anastasia. Sé que estoy siendo
egoísta,
pero no puedo dejarla.
Cuando empiezo a tocar la pieza, por segunda vez, miro hacia
arriba y veo a
Anastasia. Maldita sea, yo no quise molestarla, ella necesita
dormir mucho más
que yo.
—Deberías estar durmiendo.
—Al igual que tú —, replica ella al instante.
Qué dulce, Anastasia me está regañando. Hacía mucho que nadie lo
hacía.
Elena me regañaba cuando yo era su sumiso, y luego me castigaba
duramente
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
295
por cualquier pequeña indiscreción que hubiera cometido, por lo
que en cierto
modo fue un alivio cuando finalmente terminó nuestra aventura. Eso
significaba que a la edad madura de veintiuno, podía hacer
exactamente lo que
yo quisiera, sin nadie a quién responder. Pero hasta la fecha,
nunca llego tarde
a ningún lugar, y voy siempre meticulosamente limpio y arreglado,
porque eso
era lo que Elena exigió de mí.
— ¿Me estás regañando, señorita Steele?
—Sí, Sr. Grey, así es.
—Bueno, no puedo dormir —. Y estoy cabreado porque por lo general
una vez
que tengo a mi lado a Ana, duermo bien, pero esta mierda con Leila
realmente
me está jodiendo, así que me he levantado temprano.
Pero Ana parece saber instintivamente como calmarme, en voz baja
viene y se
sienta a mi lado en el taburete del piano, y suavemente descansa
su cabeza en
mi hombro mientras observa y juega conmigo. Ella se relaja y
disfruta de la
pieza de Chopin que estoy tocando, y luego me pide que toque la
pieza de Bach
que toqué la primera noche que se quedó. Puedo ver que la música
le llega y la
toca, mientras ella cierra los ojos y se pierde en ella. Me
encanta que ella
aprecie una hermosa pieza.
— ¿Por qué sólo tocas esa música tan triste? — Susurra ella,
volviendo sus ojos
hacía mí, en busca de una respuesta.
Me encojo de hombros. Se adapta a mi alma, nena.
No me siento cómodo cuando ella comienza a interrogarme acerca de
cuando yo
era más joven, por cuándo comencé a aprender a tocar el piano. Mi
nueva
madre tocaba el piano, así que supuse que le gustaría que yo lo
hiciera. Y yo
haría cualquier cosa por complacerla, mi nueva madre era
maravillosa. Lo era
entonces, como lo es ahora.
Cambio rápidamente de tema.
—¿Por qué estás despierta? ¿No necesitas recuperarse de los
esfuerzos de ayer?
Por supuesto, he olvidado que su cuerpo todavía está con la hora
de Georgia, y
Ana me recuerda que son las ocho de la mañana para ella, y que
tiene que
tomarse la píldora. Estoy impresionado, pero le comento que
debería empezar a
ajustar el horario al de Seattle, retrasándolo media hora
empezando hoy.
—Buen plan. Entonces, ¿qué vamos a hacer durante media hora?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
296
Pregunta aparentemente inocente, pero sé por la mirada de sus ojos
lo que está
insinuando. Y estoy seguro que es el tiempo más que adecuado para
hacer
algún juego sexy mañanero. Sí, definitivamente estaría muy bien.
—Se me ocurren un par de cosas —, le sonrío.
—Por otro lado, podríamos hablar —. Mierda. Basta de hablar ya.
—Prefiero lo que tengo en mente —, le digo, mientras la siento en
mi regazo.
Ella se siente y huele divinamente, y quiero tomarla aquí mismo,
ahora mismo.
—Siempre prefieres tener sexo que hablar —, dice riendo.
—Es verdad. Sobre todo contigo —. Le confirmo mientras entierro mi
nariz en
su pelo, y la beso en ese suave lugar especial detrás de la oreja
que me resulta
particularmente atractivo. Le susurro al oído. —Tal vez en el
piano.
Siento su cuerpo contraerse en respuesta, pero todavía no se dará
por vencida
con la mierda de hablar. Tengo que trabajar más duro para
distraerla. El sexo
prevalece sobre hablar. La beso suavemente hasta el fondo de su
cuello, y luego
por la cabeza hacia abajo, a su hombro. Ella tiene una piel
maravillosa, y huele
tan dulce por todo el cuerpo.
—Quiero dejar algo claro —, continúa, a pesar de que su
respiración es cada
vez más errática, cuanto más al sur me dirijo con mis besos.
—Siempre tan ávida de información, señorita Steele. ¿Qué necesitas
dejar
claro?
—Nosotros —, susurra. Consigue toda mi atención.
—Hmm. ¿Qué pasa con nosotros?
—El contrato.
—Bueno, creo que el contrato es discutible, ¿no? — Le toco
suavemente su
mejilla. ¿Qué tiene que ver ahora un pedazo de papel? Todo esto es
nuevo,
porque nunca he tenido novia antes.
Con Ana, he ido más allá de cualquier cosa que haya hecho antes,
con contrato
o sin él. Está confundida.
—Estabas muy interesado.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
297
—Bueno, eso era antes. De todos modos, las reglas no son
discutibles, ellas
siguen en pie —. No creas que esto te va a salir gratis.
— ¿Antes? ¿Antes de qué?
—Antes de... ‘más’. Además, hemos estado en la sala de juegos dos
veces, y no
has salido huyendo
¿Cómo puedo poner en un contrato donde nos encontramos ahora?
Todavía no estoy seguro de mí mismo, estamos haciendo nuevas
reglas sobre la
marcha. Pero sigo con la necesidad de seguir las normas existentes
también.
Tengo que saber que está a salvo. Y todavía tengo que castigarla
si rompe las
reglas. Y eso es lo que ella quiere que le aclare.
— ¿Y si rompo una de las reglas?
—Entonces te voy a castigar.
— ¿Pero solo con mi permiso, no?
—Sí, así es —, Admito a regañadientes, recordando cuán frustrante
fue cuando
se negó a dejarme azotarla en el cobertizo.
— ¿Y si digo que no? — Nadie me dice que no, sólo tú.
—Si dices que no, dirás que no. Voy a tener que encontrar una
manera de
persuadirte —. Usaré probablemente todas mis armas.
Anastasia se separa de mí para ponerse de pie. Ella me mira. ¿Por
qué está
siendo así cuando las cosas estaban al rojo vivo entre nosotros?
¿Listos para
algo de sexo del bueno sobre el piano?
—Así que el tema de los castigos sigue en pie —, aclara.
—Sí, pero sólo si rompes las reglas.
—Voy a tener que volver a leerlas.
—Las voy a buscar.
Decido también que deberíamos tener este tema resuelto lo antes
posible y
salgo disparado hacía mi estudio en busca de la documentación.
Podemos tener
las cosas claras para que entienda cómo debe actuar, lo que debe
hacer para
asegurarse de que está a salvo y bien, y para estar por mí en todo
momento.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
298
Son bastante claras y sencillas, aunque tengo que hacer
rápidamente algunos
ajustes en el contrato, que recuerdo que se quedaron sin encajar
un par de
puntos la última vez que lo discutimos. Realmente no estoy nada
contento con
que ella se niegue a seguir la lista de los alimentos recomendados
ya que creo
que realmente es algo de lo que ella se beneficiaría, pero no
tengo opción, ya
que ella dijo que era un punto innegociable.
Por lo menos, no me montó escándalo antes, cuando le hablé de la
ropa que
pedí para ella en Neimans. No puedo esperar a verla con algo de
ropa decente y
con clase, en lugar de la basura barata que normalmente usa,
aunque tengo
que admitir que sin nada ya se ve increíble, sin nada en absoluto.
Pero ella se
merece lo mejor.
Cuando vuelvo, me la encuentro en la cocina tomando la píldora.
Bueno. Me siento en la barra y le pongo el contrato en la mano
para que se lo
lea. Lo estudia con cuidado por lo que parece una eternidad.
— ¿Así que la cosa de la obediencia sigue en pie? — Me frunce el
ceño. Esto es
obviamente uno de sus puntos de fricción.
—Oh sí —, confirmo con una sonrisa. Sí, nena, eso es lo más
importante para
un obseso del control como yo. Y luego me
pongo a castigar si me desobedecen.
Me encanta repartir un castigo bien merecido.
Ella niega con la cabeza y me pone los ojos en blanco, entonces se
da cuenta de
lo que ha hecho.
— ¿Acabas de ponerme los ojos en blanco, Anastasia? — ¡Empieza el
juego! Le
he explicado antes lo que iba a pasar, no puede decir que no la he
advertido.
—Posiblemente, depende cuál sea tu reacción.
—La misma de siempre —. Te tumbo en mi regazo y te doy unos
azotes en el
culo, para luego follarte, Srta. Steele. Esto
es incluso mejor que un polvo en el
piano.
— ¿Quieres pegarme ahora?
—Sí. Y lo haré.
— ¿Ah, sí, señor Grey? — La Srta. Steele quiere jugar al parecer,
parece que me
está retando.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
299
— ¿Vas a detenerme? — Esto podría ser divertido. Me parece que me
gusta un
poco de resistencia, me resulta excitante.
—Vas a tener que atraparme primero —, me dice. Está tan
jodidamente sexy, y
me pone tan jodidamente caliente cuando se muerde su tierno labio
inferior que
hasta aquí hemos llegado, empieza la diversión.
Me pongo de pie para empezar a acosarla, ya que poco a poco
empieza alejarse.
Si piensa que puede conseguir escaparse de mí, está muy
equivocada.
Realmente pagará el precio de este juego, aunque me resulta tan
excitante
como el infierno.
— ¿Vas a venir sin rechistar?
— ¿Alguna vez lo he hecho?
Me estiro para agarrarla, pero ella chilla y se las arregla para
esquivarme.
—Podemos hacer esto todo el día, nena, pero lo conseguiré y va a
ser peor para
ti cuando lo haga —, le advierto.
—No, no lo harás.
—Cualquiera pensaría que no quieres que te atrapen —. Nena, que
te atrape
será lo de menos.
—No quiero. Ese es el punto. Siento por los castigos lo mismo que
tu sobre que
te toquen.
Con estas palabras, es como si Ana me diera un puñetazo en la
tripa, con
fuerza. Que me toquen es un límite infranqueable, absoluto e
irrefutable para
mí ¿y ella dice que la estoy poniendo en el infierno cuando la
castigo? Mierda,
eso me pone en la misma liga que el hijo de puta que me usó como
su cenicero.
— ¿Así es como te sientes?
—No, no me afecta tanto como eso, pero te da una idea —, murmura,
retrocediendo un poco mientras me mira con una expresión
cautelosa.
— ¿Tanto lo odias? — le pregunto, ella viene y se para frente a mí
y me mira
directamente a los ojos. Sé que no está mintiendo, así es como
ella realmente
siente. Me doy cuenta de que esto significa que, básicamente, la
estoy tratando
de la misma manera que el chulo y la puta drogadicta me trataron.
Y todo es
puramente para mi propio placer, no el de ella.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
300
—Bueno... no. Me siento ambivalente al respecto. No me gusta, pero
no lo odio
—, trata de aclarar. Así que ¿por qué no ha salido corriendo? ¿Por
qué sigue
aún aquí?
— ¿Pero anoche, en la sala de juegos...? — Estoy confundido. Ella
parecía
disfrutar de todo lo que le hice entonces, y estoy seguro de que
no era sólo una
actuación.
—Lo hice por ti, Christian, porque lo necesitas. Yo no. Anoche no
me hiciste
daño. Eso fue en un contexto diferente, y puedo racionalizarlo
internamente, y
confío en ti. Pero cuando quieres castigarme, me preocupa que me
hagas daño.
Intento digerir estas palabras en mi cabeza. Tiene razón, por
supuesto. Voy a
hacerle daño. Ese es el fin de un castigo. Y no puedo hacerlo
pensando en 'esto
me duele más a mí que a ti'. Lo disfruto.
—Yo quiero hacerte daño. Pero no más allá de algo que puedas
soportar —.
Estoy tratando de ser honesto, pero no quiero asustarla.
— ¿Por qué?
—Simplemente lo necesito —. Eso es lo más lejos que puedo decirle,
la verdad
es demasiado impactante. —No puedo decirte más.
Saldrías por la puerta en un segundo si
supieras la verdad.
— ¿No puedes o no quieres?
—No quiero.
—Así que sabes por qué.
—Sí.
—Pero no me lo dirás.
—Si lo hago, va a salir corriendo de la habitación, y no querrás
volver. No
puedo arriesgarme a eso, Anastasia.
— ¿Quieres que me quede?
—Más de lo que imaginas. No podría soportar perderte.
La agarro para rodearla con mis brazos y besarla, para
transmitirle lo
desesperadamente que quiero que se quede. Como me gustaría no
llevar toda
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
301
esta mierda en mi cabeza, que me hace ser un jodido cincuenta
sombras. No
quiero que huya de mí.
—No me dejes. Has dicho que no te deje y me pediste en sueños que
no me
fuera —, declaro, mientras beso sus labios suavemente.
—Yo no me quiero ir —, murmura de nuevo. —Enséñamelo.
— ¿Que te enseñe qué?
—Enséñame cuánto puede doler.
— ¿Qué?
—Castigarme. Quiero saber lo malo que puede ser.
Estoy sin palabras. Después de todo lo que acaba de decir, ¿ahora
me está
pidiendo que la castigue? Estoy muy confundido.
— ¿Quieres probar?
—Sí. Dije que lo haría.
—Ana, eres tan confusa.
—Estoy confundida también. Estoy intentando resolverlo. Y tú y yo sabremos,
de una vez por todas, si puedo hacer esto. Si yo puedo aguantarlo,
entonces tal
vez...
Ahora veo a dónde quiere ir a parar. Ella quiere ser capaz de
tocarme. Ella
piensa que si puede soportar que la castigue, voy a intentar
soportar que ella
me toque. No estoy seguro de si esto podría funcionar.
Pero lo que acaba de decirme Ana refleja el consejo que me dio
Elena.
"Tienes que hacerle entender, no te
guardes nada, se totalmente honesto y
muéstrale con extrema exactitud cómo son tus
necesidades. Si ella es la chica
que creo que es, lo aceptará y lo hará por
ti."
Tomo una decisión. Agarro el brazo de Ana, salimos de la
habitación y subimos
a mi cuarto de juegos. Este día tenía que llegar, ¿así que por que
posponerlo
por más tiempo? Ella es una joven valiente, y como Elena me dijo,
ella merece
saber exactamente en lo que se está metiendo con un hombre tan
jodido como
yo. Soy lo que soy.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
302
—Te voy a enseñar lo malo que puede ser, y así sabrás lo que hay y
podrás
tomar tu propia decisión. ¿Estás lista para esto? — Le pregunto
cuando
llegamos a la puerta de mi cuarto de juegos.
Ana palidece, y sólo asiente con la cabeza. Pero no dice que no.
Abro la puerta y cojo mi cinturón de cuero marrón favorito de la
parrilla al lado
de la puerta. Es como un viejo amigo que se siente cómodo y
tranquilizador en
la mano.
La llevo hasta el banco de cuero rojo en la esquina más alejada, y
le ordeno que
se incline sobre él. Me alegra ver que ella cumple sin dudarlo. Mira,
está lista
para esto.
Inspiro profundamente unas cuantas veces mientras me transformo en
Dominante. Dejo que la parte de mi especial cerebro tome el
control de mis
actos. Me siento tranquilo y entusiasmado con esto. Esto es lo que
hago. Esto
es lo que me gusta hacer. Será para mí un placer enorme.
—Estamos aquí porque has dicho que sí, Anastasia. Y te has
escapado de mí,
Voy a azotarte seis veces y contarás conmigo.
Siempre soy un Dominante justo y razonable. Todo esto es parte de
la puesta
en escena. Estoy explicándole por qué este castigo está
justificado, y en lo que
va a consistir. Y sólo voy a golpearla seis veces. Elena nunca me
pegó menos de
doce veces, nunca. Pero voy a ser suave con Ana.
Mientras ella sigue inclinada sobre el banco poco a poco le
levanto el dobladillo
de su bata de baño, por lo que ahora se siente más expuesta y
vulnerable de lo
que estuvo la primera vez que entro en esta habitación. Admiro y
luego acaricio
sus pálidas y hermosas nalgas, para calentarlas y prepararlas para
lo que estoy
a punto de desatar sobre ellas. Cuando terminen tendrán un aspecto
jodidamente increíbles, brillarán en un bonito color rosa.
—Estoy haciendo esto para que recuerdes que no debes huir de mí, y
por muy
emocionante que sea, no quiero que huyas de mí —, le digo en voz
baja. —Y me
has puesto los ojos en blanco. Sabes lo que siento por eso.
Estoy en el momento. En el lugar al que voy en mi cabeza cuando le
doy una
paliza a las pequeñas chicas de pelo castaño.
Con mucho cuidado descanso mi mano en la espalda de Ana para
sostenerla en
su lugar. Poco a poco levanto el brazo, y rápidamente lo bajo con
toda la fuerza
de la que soy capaz, por lo que el cinturón muerde fuertemente su
hermoso
culo en un golpe perfectamente colocado.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
303
Toma eso, jodida puta drogadicta de mierda.
Anastasia grita.
— ¡Cuenta, Anastasia!
— ¡Uno! — Escupe la palabra.
Levanto mi brazo, lo vuelvo a bajar de nuevo, puedo que con más
fuerza esta
vez.
¿Por qué me dejaste, maldita puta drogadicta
de mierda?
—Dos —. Grita Anastasia.
Esto es lo que necesito. Esto me sienta bien, me sienta bien.
Tengo el control y
sanciono a quien merece ser castigado.
Levanto el cinturón de nuevo para darle otro golpe en su culo, que
ya empieza a
brillar maravillosamente.
Puta drogadicta de pelo castaño que me
abandonó.
— ¡Tres! — Ana grita, mientras el cuero de la cinta golpea con un
chasquido
fuerte y satisfactorio. Me encanta ese sonido.
Maldita puta drogadicta.
No me reservo nada en la cuarta. Ella tiene que saber, tiene que entender
que
esta es la manera en la que tiene que ser.
— ¡Cuatro! — grita.
Drogadicta de mierda. ¿Por qué no me
protegiste de él?
El siguiente golpe deja huella en su piel gratamente.
— ¡Cinco! — Solloza.
Sólo estás recibiendo lo que te mereces,
pequeña puta drogadicta.
El último azote con el cinturón llega a ser incluso más fuerte que
el primero.
Sólo han sido seis golpes, así que cada uno tiene que contar.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
304
El castigo para la puta drogadicta que me
dejó.
—Seis —, susurra Ana en un sollozo ahogado, cuando el latigazo
final le
muerde dulcemente.
Y hemos terminado. Vuelvo del momento. Miro a Anastasia, aún
postrada sobre
el banco.
Ella lo ha hecho por mí. Ha asimilado el castigo como una buena
chica. Es tan
increíblemente valiente. Dejo caer la correa y tiro de ella hacía
mis brazos.
Pero en lugar de dejar que la calme, ella lucha y lucha por
alejarse de mí.
—Déjame ir... no... — Ella me empuja con fuerza mientras trato de
consolarla, y
se vuelve para mirarme.
—No me toques —, me susurra, mientras ella me mira con lo que
parece puro
odio. Hay lágrimas corriendo por su rostro, que ella airadamente
se quita con el
dorso de sus manos.
— ¿Esto es lo que realmente te gusta? ¿A mí, así? — Ana exige
saber, mientras
limpia su nariz que moquea con la manga de su bata de baño.
Sólo la miro, porque realmente no sé qué decir, cómo responder.
Ninguna
sumisa había reaccionado así antes.
—Bueno, eres un jodido hijo de puta —. Me escupe sus palabras como
veneno
puro.
—Ana —, me declaro con ella, sorprendido por su reacción, pero
completamente fuera de mi profundidad.
—No me vengas con ¡“Ana”! ¡Necesitas poner orden en toda tu
mierda, Grey! —
Declara, entonces se da vuelta y sale con rigidez de mi cuarto de
juegos,
cerrando la puerta silenciosamente detrás de ella.
¿Qué mierda he hecho?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
305
Capítulo 27
Purgatorio - Parte 1
Oscuridad eterna
Una vez Anastasia ha
salido de mi cuarto de juegos, me quedo ahí
parado, aturdido y perdido intentando comprender lo que acaba
de ocurrir entre nosotros.
Fue su sugerencia el que la castigara para demostrarle lo duro que
puede ser.
He hablado con ella de nuevo antes de que entrara en mi cuarto de
juegos, y
siguió dándome su consentimiento. En ningún momento Ana me pidió
que me
detuviera, ni tampoco utilizó ninguna de las palabras de
seguridad, ni me dio
ninguna indicación de que no quisiera que completara los seis
azotes con el
cinturón.
Y sin embargo, reaccionó tan mal después, mirándome con odio puro
como si
fuera la encarnación del demonio cuando traté de felicitarla por
ser tan
maravillosamente valiente por mí. ¿Qué está pensando ahora? ¿Dónde
se ha
ido? ¿Ha huido? ¿Qué le digo?
Debería haberlo visto. Mi instinto era trabajar lentamente hasta
este punto, y
sin embargo salté precipitadamente hacia adentro con lo que ella
consideraba
claramente un castigo demasiado duro, aunque yo no lo hubiera
clasificado
como tal. Pensé que se lo tomaría bastante bien en realidad, en
comparación
con como Elena me trató cuando por primera vez me convertí en su
sumiso.
Pero, por supuesto, tengo que recordarme a mí mismo que ella es
inexperta, la
estoy llevando a un lado oscuro del que es totalmente ignorante.
Ella sigue
siendo tan inocente.
Ana estaba muy molesta, llorando y sollozando, pero también muy
enojada,
mucho, me di cuenta.
"¿Esto es lo que realmente te gusta? ¿A mí de esta manera?"
Trato de averiguar cómo me siento acerca de esto. Por supuesto que
no me
gusta ver su malestar y su angustia. Pero la pura verdad es que
disfruté
inmensamente el pegarle, porque siempre me gusta dar un castigo
bien
merecido, me da un subidón sin igual. Así es como soy. Lo
necesito. Me hubiese
gustado que lo hubiera tomado mejor. Realmente pensé que podría,
ya que no
protestó en ningún momento. Ella obedientemente permaneció en el
lugar para
que terminara de castigarla, así que ¿cómo iba yo a saber?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
306
"Bueno, eres un jodido hijo de puta."
No puedo negar que tiene razón. Soy cincuenta sombras de mierda.
Le advertí
varias veces que aún estaba tiempo de salir corriendo, aunque
quiero
desesperadamente que se quede porque soy muy egoísta. Pero no lo
hizo. Esta
fue la tercera vez que ella, voluntariamente, entró en mi cuarto
de juegos. Esto
es lo que me dio la esperanza de que pudiera adaptarse a mis
necesidades.
"Ni se te ocurra decirme ¡'Ana'!
Necesitas organizar tu mierda, Grey"
Ella tiene razón de nuevo, por supuesto. Pero el problema es que
la mía es la
clase de mierda que no puede ser resuelta. Lo sé, porque he pasado
años yendo
de terapeuta en terapeuta, de psiquiatra en psiquiatra. Incluso el
bueno del Dr.
Flynn, que es con mucho, el mejor que he visto, no puede
enderezarme, a pesar
de sus mejores esfuerzos.
Sé que no puedo quedarme aquí, en mi cuarto de juegos,
preguntándome qué
hacer. Taylor no se ha puesto en contacto conmigo, lo que
significa que no se
ha activado la alarma de salida. Así que estoy asumiendo que ella
ha ido a su
dormitorio, y tengo que ir a buscarla, asegurarme de que está bien.
Esa es
siempre la primera responsabilidad de un dominante.
Tengo que ver si todavía hay algún camino a seguir para nosotros
después de
esto. ¿O es el final? No puedo ni siquiera contemplar esa idea,
así que no tengo
otra opción que tratar de consolarla y suavizar las cosas. Tal vez
esto será como
la primera vez que le pegue, y ella estaba muy molesta. Una vez
que transcurrió
un poco de tiempo, y ella tuvo tiempo de pensar en ello, admitió
que no había
sido tan malo después de todo. Luego me dejó darle una paliza
erótica
realmente impresionante, con las bolas chinas dentro de ella, cosa
que me dijo
que había disfrutado mucho. Ella es una chica valiente, tiene que
haber una
manera de que podamos superar esto. Tiene que haberla.
~ ~ ~
Cambio mis jeans gastados por el pantalón de mi pijama, y luego
voy a buscar
a Anastasia. Está en su dormitorio, donde pensé que estaría,
acurrucada en el
lado opuesto a la puerta. Dejo el Advil y árnica que he traído
para ella,
suavemente me meto en la cama detrás de ella. Ella no responde a
mi presencia
más que tensándose.
—Shhh —, murmuro, mientras ella sólo está ahí, tiesa,
silenciosamente
resistiéndose a mi intento de acercarme a ella.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
307
—No pelees conmigo, Ana, por favor —, le pido. No puedo soportar
que este así
conmigo. Ella siempre ha sido tan cálida y cariñosa conmigo, y
ahora está
siendo tan fría.
Me las arreglo para tirar de ella suavemente a mis brazos, y luego
enterrar mi
nariz en su pelo, y besar su cuello. Por supuesto, su olor es tan
embriagador
como siempre, y yo no puedo permitirme siquiera empezar a
contemplar la idea
de que esta podría ser mi última dosis, si ella huye.
—No me odies —, le digo de nuevo.
Esto estremece Ana con una ola de sollozos silenciosos. Todo lo que
puedo
hacer para tratar de consolarla es abrazarla y besarla suavemente,
pero ella
sigue siendo fría y distante. No sé qué más hacer o decir. No hay
palabras que
expliquen lo mucho que quiero arreglar esto entre nosotros, lo
mucho que
quiero que se quede conmigo y resolver esto.
Pero a medida que transcurre el tiempo y Ana se mantiene a
distancia, estoy
realmente temeroso de que no voy a ser capaz de solucionar este
problema. Yo
no tengo las habilidades necesarias.
Así que solo estamos aquí juntos, ninguno de los dos habla,
ninguno de
nosotros duerme, pero por lo menos ella finalmente se gira y se
relaja un poco,
mientras va amaneciendo.
Con el tiempo, yo hablo.
—Te he traído un poco de Advil y un poco de crema de árnica.
Muy lentamente, Ana se da vuelta y se enfrenta a mí, y apoya su
cabeza en mi
brazo. No estoy seguro de que esperar, así que no digo nada. Acabo
de mirarla
con cautela y espero a que ella diga algo, haga algo, cualquier
cosa que me dé
una pista sobre su estado de ánimo.
Cuando acaricia suavemente mi mejilla, y luego pasa sus dedos a
través de mi
barba, me relajo un poco y dejo escapar el aliento que ni siquiera
sabía que
estaba aguantando.
—Lo siento —, susurra.
¿Cómo dice? ¿Perdón por qué? Mierda, ¿es que se está despidiendo?
— ¿Por qué?
—Por lo que dije.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
308
—No me dijiste nada que no supiera —. Gracias a Dios por eso, ella
acaba de
disculparse por sus palabras duras, sin decir adiós. —Siento mucho
haberte
lastimado.
—Te pedí que lo hicieras —, se encoge de hombros. Luego traga e
inspira
profundamente, y realmente tengo miedo de lo que pueda decir
después.
—No creo que pueda ser todo lo que quieras que sea —, susurra. No,
no, no, no
hables de esa manera, no empieces a poner
excusas para dejarme.
—Tú eres todo lo que quiero que seas —. Y más. Y mucho, mucho
más.
—No lo entiendo. No soy obediente, y puedes estar tan seguro como
el infierno
que no voy a dejar que me hagas eso otra vez. Y eso es lo que
necesitas, tú lo
dijiste.
Esta es mi peor pesadilla. Ella nunca será capaz de hacer frente a
mis
necesidades extremas. Me he estado engañando todo el tiempo. Ella
se merece
un hombre mucho mejor que yo. Tengo que dejar de ser egoísta y
dejarla ir. No
sé cómo voy a hacerlo, pero tengo que hacerlo, por su bien. Pero
siento que mi
mundo se acaba.
—Tienes razón. Debo dejarte ir. Yo no soy bueno para ti.
Veo que sus ojos se llenan de lágrimas, mientras su dulce rostro
se arruga.
—No me quiero ir —, susurra.
—Yo no quiero que te vayas tampoco —, le susurro de vuelta,
luchando por
mantener el control de mis emociones, limpiando cariñosamente una
lágrima
que cae de su mejilla. —He vuelto a la vida desde que te conocí.
Y es verdad. Al trazar suavemente el pulgar sobre su labio
inferior maravilloso y
suave, yo sé que ella me ha tocado de una manera que nadie más lo
ha hecho,
y que probablemente nunca nadie lo hará. Pero todo ha sido en
vano. Yo no
puedo ser el hombre que ella quiere o necesita.
—Yo también —, susurra. —Me he enamorado de ti, Christian.
—No —, exclamo con horror. Nadie puede amarme. Nadie debe amarme.
Estoy sorprendido hasta mi mismo núcleo por sus palabras. Joder
¡No! Esto no
es sólo imposible. Nadie puede amarme, ella no puede haberse
enamorado de
un hombre depravado y jodido como yo, es totalmente visible, sobre
todo
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
309
después de esta noche. El amor sólo es para la buena gente que lo
merece como
mi madre y mi padre. Ellos tienen el corazón puro, por lo que
pueden dar y
recibir amor. Yo no, así que no puedo. Anastasia se está engañando
a sí misma
si piensa lo contrario.
—Tú no puedes amarme, Ana. No... eso está mal —. No malgastes
tu amor en
mí, Anastasia. No lo merezco.
— ¿Mal? ¿Qué tiene de malo? — Ella no lo entiende. Tienes que
hacerle
entender, Grey.
—Bueno, mírate. No puedo hacerte feliz —. Esa es la verdad del
asunto.
—Pero tú me haces feliz —. Ella me frunce ceño.
—No por el momento, no haciendo lo que quiero hacer.
— ¿Nunca vamos a conseguir sobreponernos a esto, o si? —. Susurra
en voz
muy baja.
Niego con la cabeza.
Ana está en lo correcto, por supuesto. Me gustaría poder discutir
eso, pero no
puedo. Siempre llevaré esta necesidad de castigar. Siempre voy a
querer
golpearla, azotarla, usar la fusta con ella. Por mucho que me
pueda arrepentir
de mis acciones de esta noche, siempre volveremos a esto, ¿no es
así?
Elena se dio cuenta de inmediato que nunca funcionaría entre Ana y
yo, porque
ella entiende la profundidad de mis necesidades extremas, y ella
trató de
advertírmelo, ¿no lo hizo?
Tienes que ser honesto con ella, y si eso la
asusta, entonces no es para ti, y lo
mejor es que lo sepas, entre más pronto mejor.
Tienes que hacerle entender, no te guardes
nada, debes ser totalmente honesto y
mostrarle, demostrarle con extrema exactitud
cuáles son tus necesidades. Confía
en mí, eso es lo que tienes que hacer, si vas
a tener alguna posibilidad de hacer
las cosas con ella, si eso es lo que realmente
quieres.
Es por eso que a veces ella me ayuda a seleccionar a mi nueva
sumisa,
proyectando las candidatas potenciales para mí. Ella conoce el
tipo de chica
que me conviene, y esos son los que más suele invitar para una
entrevista.
Para mí está muy claro que no me es posible hacer feliz a Ana, a
pesar de que
realmente lo quiero, más que nada.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
310
—Bueno, mejor me voy —, murmura Ana, incapaz de mirarme a los ojos
mientras se sienta en la cama. Ella hace una mueca de dolor cuando
se sienta
y apoya el trasero. Por tu culpa, Grey. ¿Te sientes orgulloso
de ti mismo?
—No, no te vayas —. ¡Mierda! No quiero que se vaya. No puedo
dejarla irse así.
—No tiene sentido que me quede —, suspira cansadamente. Ella
parece
resignada a nuestra suerte, mientras se levanta de la cama. —Me
voy a vestir.
Me gustaría un poco de privacidad —, dice fríamente cuando trato
de seguirla.
Así que la dejo ir.
¿Qué otra opción tengo? No puedo darle lo que necesita. Quiero
gritar y gritar,
aullar en protesta por la injusticia de todo, pero no puedo. Me
siento
entumecido, y asustado. Me siento como si todo el mundo se me
cerrara. La
vida sin Anastasia es demasiado triste para contemplarla en este
momento.
~ ~ ~
Estoy dando vueltas en el salón a la espera de que Ana vuelva,
cuando mi
jodido Blackberry vibra. Quiero ignorarlo, pero veo que es Welch,
así que
atiendo la llamada. He dado instrucciones para que me mantengan
informado
sobre cualquier informe sobre Leila en el momento en que lo
tengan.
— ¿Qué hay de nuevo? — Le digo.
—Resulta que la señorita Williams, o mejor dicho, la señora West,
se separó de
su marido hace unos tres o cuatro meses, cosa que no nos dijo la
primera vez
que contacté con él, a pesar de que le informé de que había una
gran
posibilidad de que pudiera dañarse a sí misma. Ahora me dice que
salió
huyendo de él, que era una 'puta de mierda' para citar sus
palabras.
— ¡Qué dijo qué! Bueno, él podría haber dicho la maldita verdad.
Welch, esto es
realmente una mierda. Sólo encuéntrala —. Finalizo la llamada.
Esto es todo lo
que necesito en estos momentos.
Miro hacia arriba para ver a Anastasia que ya ha vuelto al salón.
Se ve aún más
pálida que de costumbre, y sus párpados están hinchados, no hay
duda de que
ha estado llorando toda la madrugada. Se ve terrible. Esto es a
lo que la has
llevado, Grey. No eres bueno para ella.
Haciendo caso omiso de mí, se acerca al sofá donde ella había
dejado la
mochila que llevó a Georgia, y empieza a hurgar en ella. Saca su
MacBook, y se
dirige hacia la cocina. Me pregunto lo que está haciendo, pero
cuando veo que
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
311
ella está poniendo su Blackberry y las llaves del coche en la
encimera junto con
la Mac, me doy cuenta de que tiene la intención de devolvérmelos.
Estoy horrorizado. ¿Por qué siente la necesidad de hacer esto?
¿Cómo voy a ser
capaz de comunicarme con ella? Tengo que tener estos enlaces con
ella, no me
puede cortar de esta manera. Y quiero que tenga un coche seguro.
Todavía
quiero que esté protegida y segura. ¿Por qué iba a pensar de otra
manera? Mis
sumisas siempre se quedan con todo lo que les he dado, y ella es
más que una
sumisa. Ella es mi novia. O lo era.
Entonces Ana se vuelve hacia mí, y fresca como una lechuga, dice:
—Necesito el dinero que Taylor obtuvo por mi Beetle —. ¡Quédate
el Audi por
amor de Dios!
—Ana, no quiero, esas cosas son tuyas. Por favor, quédatelas— ¿Por
qué
diablos ella siquiera cree que las quiero de vuelta?
—No, Christian. Yo sólo las aceptaba como un préstamo, y no las
quiero más.
—Ana, sé razonable.
—Yo no quiero nada que me recuerde a ti. Solo necesito el dinero
que Taylor
obtuvo por mi coche —. Está siendo fría e insensible. ¿Cómo puede
ser así?
— ¿Estas tratando de herirme? — Esta no es mi dulce Ana, ella no
es así en
absoluto.
—No. No lo estoy. Estoy tratando de protegerme —, susurra con
tristeza.
—Por favor, Ana, toma esas cosas —. Por el amor de Dios, solo
tómalas.
—Christian, no quiero que nos peleemos. Sólo necesito el dinero —,
insiste
tercamente, negándose a dar marcha atrás.
— ¿Aceptarías un cheque? — Bueno, voy a seguirle el juego.
—Sí. Creo que eres bueno para eso —. Muy divertido, señorita
Steele.
Me dirijo hacia mi estudio para preparar el cheque. Sé que Ana
tiene muy poco
dinero en su cuenta, y he estado buscando una oportunidad para
poner
algunos fondos adicionales ahí para ella.
Así que ahora escribo en el cheque una cantidad que creo que ella
puede
aceptar. Le contaré una historia encubierta diciéndole que ese
pedazo de
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
312
mierda que ella llama coche es un artículo de colección. En
realidad, Taylor me
dijo que lo era, pero de ninguna manera por la cantidad que le voy
a dar. Pero
es solo dinero de bolsillo para ella, y no me gusta la idea de que
pase necesidad
y vaya corta, cualquiera que sea la situación entre nosotros.
Pongo el cheque en
un sobre para que tal vez ella no vea la cantidad y así evitarnos
otra discusión.
Entonces llamo Taylor a mi estudio. El está vestido, pero no lleva
corbata o
chaqueta a esta hora temprana.
—Miss Steele necesita que la lleves de regreso a su apartamento —.
Mantengo
mi rostro impasible para tratar de ocultar el pánico que siento.
—Muy bien, señor —. El no muestra su sorpresa ante esta petición
en una hora
tan temprana de la mañana, aunque sé que está tratando de estudiar
clandestinamente mi cara para tratar de evaluar la situación. Me
imagino que
algunos de los horrores de las últimas horas se deben reflejar en
mi cara para
que lo vea.
—Su equipo de vigilancia encubierta tendrá que ser actualizado en
cuanto su
paradero sea actualizado, y... un cambio de circunstancias. Ella y
yo ya no... —
No me atrevo a poner nada más que esto en palabras, pero Taylor se
hace una
idea.
—Ya veo, señor. ¿Pero usted todavía desea que haya un equipo de
vigilancia
para supervisar a la señorita Steele?
—Sí, absolutamente. Su seguridad y bienestar siguen siendo de suma
importancia, no importa lo que haya ocurrido... entre nosotros —.
Tengo que
contenerme a mí mismo en este punto, ya que todo parece totalmente
irreal.
Esto no puede estar pasando.
—Y Taylor, voy a decirle a la señorita Steele que te las
arreglaste para conseguir
$24.000 por su viejo Escarabajo como un clásico. Esa es la
cantidad correcta,
¿no es cierto?
—La cifra exacta se escapa en mi mente. Pero estoy seguro que
tiene usted
razón, señor Grey.
Taylor entiende a donde quiero ir a parar, y estará de acuerdo con
cualquier
historia que se requiera de él.
Vuelvo y le entrego el sobre a Ana.
—Taylor consiguió un buen precio. Es un coche clásico. Puedes
preguntarle. Él
te llevará a casa.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
313
Taylor está de pie, impasible en la puerta detrás de mí, después
de haberse
puesto la corbata y la chaqueta, de acuerdo con mi insistencia en
que el
personal se adhiere a un código de vestimenta elegante en todo
momento.
—Está bien —. Ana toma el sobre sin mirar dentro. Bien.
—Puedo llegar sola a
casa, gracias—. No muy bien.
— ¿Vas a desafiarme a cada momento? — Ella es tan jodidamente
desesperante. Lo menos que puede hacer es dejar que me asegure de
que ella
regrese con seguridad, así podré saber dónde está. Y nos dará un
poco de
tiempo para alertar al equipo de vigilancia. —Por favor, Ana, deja
que Taylor te
lleve a casa.
—Voy por el coche, señorita Steele —, ordena Taylor con autoridad,
se va por él.
Buen hombre, Jason. No tomes ninguna de esa
mierda de ella.
Así que eso es todo. Ana se encuentra a poca distancia de mí, y
sólo quiero
tocarla, abrazarla, pero en cuanto doy un paso adelante, ella da
un paso atrás.
Esto es un error. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo hemos llegado
a este
punto de no retorno tan rápido? ¿Cómo puedo dejar que se aleje de
mí? ¿Cómo
puedo hacer esto? Pero ¿qué otra opción tengo?
—Yo no quiero que te vayas.
—Yo no puedo quedarme. Yo sé lo que quiero y sé que no me lo
puedes dar, y
no puedo darte lo que necesitas —. Sí, sé que esto es verdad,
pero... no puedo
dejarte ir así. Yo simplemente no puedo. Lo intento de nuevo. Quiero tomarla en
mis brazos. Tengo que detenerla. Me muevo hacia ella.
—No, por favor. No puedo hacer esto —, afirma Ana brutalmente,
mientras
levanta sus manos para detenerme en seco.
Coge la maleta y la mochila, y se dirige al vestíbulo. La sigo con
recelo a
distancia, ya que ella ha dejado claro que no quiere que la toque
de ninguna
manera.
Pulso el botón del ascensor, y se abren las puertas. Ella entra.
—Adiós, Christian —, susurra, mirándome con esos ojos azules
maravillosos,
esa mirada ahora tan triste y atormentada.
—Ana, adiós.
De alguna manera me las arreglo para decir las palabras. La luz en
mi mundo
está a punto de extinguirse, pero solo puedo ver, paralizado por
el horror, el
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
314
miedo, cuando las puertas del ascensor se cierran y Anastasia
desaparece,
fuera de mi vista y fuera de mi vida.
~ ~ ~
El dolor es indescriptible. Mucho, mucho peor que cualquier cosa
que haya
experimentado jamás. Casi no puedo respirar, el dolor en el pecho
es tan
insoportable. Es como si alguien hubiera puesto una daga en mi
corazón. Una
daga muy fría.
Todo lo que puedo pensar es que he perdido Anastasia. He dejado
que se
escurriera a través de mis dedos, después de tenerla al alcance de
mi mano.
Incluso pensé en algo más con ella. Ahora todo se ha convertido en
polvo. ¿Qué
esperaba? No merezco una hermosa chica dulce e inocente como ella.
Creo que estoy en estado de shock, porque todavía estoy sentado en
el salón
llevando sólo mis pantalones de pijama, cuando vuelve Taylor. Ni
siquiera me
había dado cuenta de ello hasta que oigo que se aclara la
garganta.
—Yo... emm... pensé que le gustaría saber que la señorita Steele
llegó segura de
vuelta a su apartamento, señor —, me informa cuando levanto la
vista.
—Bien, sí, muy bien. Voy a dejar que te pongas en contacto con el
equipo de
protección, Taylor, simplemente asegúrate de que te den las
actualizaciones
habituales.
—Por supuesto, señor.
—Voy a salir a correr. No estoy seguro de cuánto tiempo voy a
estar fuera —, le
digo. Tengo que salir de aquí, para conseguir de alguna manera un
poco de aire
en mis pulmones para poder respirar correctamente.
—Voy a cambiarme para ir con usted —, afirma.
—No —, le repito. —Voy por mi cuenta.
—Señor, realmente sería conveniente que yo…
— ¡Por el amor de Dios! ¿Puedo ser más claro? He dicho que voy a
ir solo.
Puedo ver que Taylor está alarmado por mi estado de ánimo, pero no
puedo
evitarlo. Necesito estar solo. Sólo tengo que salir de aquí antes
de que las
paredes de mí alrededor se cierren y me ponga a gritar. Es lo
mismo que hago
cuando tengo una de mis pesadillas. Excepto que ahora estoy
despierto. Esto
no es un mal sueño del que vaya a despertar. Esta es la horrible
realidad de
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
315
toda mi mierda. Mi vida entera se ha convertido en una jodida
pesadilla ahora
que Ana se ha ido. Toda esperanza de algo más en mi vida ha
desaparecido con
ella. No hay nada excepto un abismo de vacío que se extiende
delante de mí.
Noche eterna y oscuridad sin fin.
—Muy bien, señor. ¿Puedo decir...? — Lo fulmino con la mirada,
asumiendo
que va tratar de nuevo de venir a correr conmigo. —La señorita
Steele... ella
estaba muy molesta, demasiado, ya sabe, en el coche de camino a su
casa.
Me mira con lo que parece preocupación. O tal vez piedad.
Estoy a punto de perderlo todo. Una ola de desesperación se
apodera de mí. No
sé cómo manejar esto. Nunca me había querido sentir por alguien de
esta
manera antes, y ahora sé porque. Es una mierda.
—Atiende mis llamadas —, le digo, mientras le paso mi Blackberry,
y luego me
dirijo a mi habitación para cambiarme y ponerme la ropa de correr.
Me detengo en seco cuando veo algo en mi almohada. Una caja de
cartón, con
una nota en la parte superior.
Es de Ana.
Esto
me recuerda un momento feliz.
Gracias.
Ana
Se trata de un kit de aeromodelismo para armar un planeador
Blahnik L23.
Me siento en el borde de la cama mirando la imagen del planeador
de la caja.
Llevar a Ana a planear fue un momento feliz para mí, fue uno de
los mejores
momentos de mi vida. No, corrijo, fue el mejor momento de
mi vida. Nos
divertimos mucho juntos. Ella estaba tan feliz. Me hacía feliz y
ella se reía, y
eso me hizo feliz. Tenía tanta esperanza entonces. Debería haber
sabido que no
podía durar, porque incluso ese día, mi mierda me alcanzó, cuando
Leila
intentó suicidarse. Otra vida que jodiste, Grey.
Es un típico regalo dulce y considerado de Ana, probablemente,
solo cueste
unos pocos dólares. Sin embargo, no tiene precio para mí. Puedo
sentir cómo se
me hace un nudo en la garganta, y estoy horrorizado al darme
cuenta de que
estoy a punto de llorar. Eso no puede suceder. Yo no lloro. Nunca.
Ahí estás,
pedazo de mierda. No vayas a llorar llamando a
tu mamá, ella no va a ayudarte,
¿o sí?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
316
Pongo la caja con cuidado sobre la cómoda. No puedo lidiar con
esto ahora.
Tengo que salir de aquí. Rápidamente me cambio y me pongo la ropa
de correr,
y salgo de la habitación.
Taylor está caminando en el vestíbulo, claramente esperando para
interceptarme.
—Sr. Grey, al menos llévese el móvil con usted, en caso de que
necesite
seguridad —, protesta, pero lo ignoro. Francamente, ahora mismo
estaría
encantado de ser atacado o asaltado, porque entonces estaría
justificado patear
a alguien hasta hartarme. El problema es que probablemente lo
mataría.
Una vez que estoy fuera, voy calentando hasta alcanzar un ritmo de
castigo.
Todo sigue dando vueltas en mi cabeza. No puedo huir de ello.
Estoy respirando
muy mal, tomando grandes bocanadas de aire para llenar mis
pulmones.
¿Por qué coño fui tan imprudente y estúpido para echarlo todo a
perder con
Ana? Pero, ¿Por qué no me detuvo? ¿Por qué no dijo la palabra de
seguridad?
¿Qué estaba tratando de probar? Yo le creí cuando me dijo en
sueños que
nunca me dejaría, pero ella salió por la puerta cuando las cosas
se pusieron
demasiado difíciles para ella. Cuando lo hiciste demasiado duro
para ella, Grey.
No la culpo.
Pero que importa de todos modos, porque ella tenía que saberlo.
Mis
necesidades de siempre iban a surgir en algún momento. Ninguna
persona
normal y sana podría esperar hacerle frente a eso por mí.
Ella dijo que me amaba. ¿Es eso lo que ella estaba tratando de
probar? ¿es por
eso que me dejó que la golpeara? Si ese es el caso, entonces he
profanado su
amor con mis necesidades depravadas. Es por eso que no me merezco
el amor
de alguien como ella. Es por eso que todo es inútil. No tengo
manera de poder
llegar a ella. Tengo que dejarla ir para que pueda encontrar el
amor verdadero,
no el de tipo retorcido y pervertido que podría pensar que podría
darle un
indigno, egoísta y jodido como yo.
Pero yo la quiero. La quiero con toda mi alma, con todo mí ser.
¿Cómo puedo
sentirme así si sé que debo dejarla ir? Pero eso es todo. No tiene
sentido alguno.
No tiene sentido para nada. La vida es ahora inútil.
Sin darme cuenta, he seguido mi camino hacía la oficina del Dr.
Flynn. Pero es
sábado, por lo que no está allí. ¿Y qué iba a hacer de todos
modos? Él no tiene
una varita mágica para hacer que todo esté bien de nuevo. Él no
puede
convertirme en la clase de hombre del que Ana debería haberse
enamorado.
Nadie puede.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
317
Así que ahora me dirijo de nuevo al Escala, presionándome a mí
mismo aún
más duramente. No me he cronometrado, pero diría que he hecho todo
el
recorrido y la vuelta al apartamento en un tiempo récord.
Veo la mirada de alivio en la cara de Taylor cuando ve que estoy
de vuelta. El
intenta interceptarme cuando paso a través de la sala de estar.
—Sólo voy a tomar una ducha —, corto en seco cuando empieza a
hablar, pero
entonces aparece Gail.
—¿Qué le gustaría para desayunar, Sr. Grey? — Pregunta
alegremente.
—Es fin de semana. ¿Qué está haciendo aquí?
—Oh, me encontraba cerca, así que pensé que también podría ser de
utilidad.
Ya sabe que siempre me gusta cocinar para usted en cualquier
momento —,
Gail me sonríe. Ahí está esa mirada de nuevo, al igual que Taylor
antes. La
preocupación ¿o es lástima?
Es evidente que Taylor le dijo que Ana se ha ido.
—Entonces, ¿qué va a querer, lo de siempre, señor? — Gail me
presiona.
La comida es la última cosa que tengo en mente, pero es más fácil
solo dejarme
llevar por ella, supongo.
—Sí, gracias.
—Va a estar listo y esperándole cuando haya salido de su ducha,
señor Grey.
Me dirijo a mi habitación y a la ducha. Rápidamente me desnudo y
estoy bajo el
agua hirviendo. Al igual que Ana y yo hicimos ayer. Echo un
vistazo a la pared
en la que la tomé de una manera tan urgente ayer cuando llegó de
vuelta de
Georgia. Ella me hizo sentir tranquilo de nuevo, una vez que ella
estaba de
vuelta aquí conmigo. Nunca voy a sentir esa calma de nuevo.
Yo nunca voy a tenerla de nuevo. Nunca voy a tocarla o sostenerla
de nuevo. Yo
nunca voy a enterrarme en lo profundo de ella. Nunca voy a
escuchar ese
sonido maravilloso que hace cuando llega al orgasmo, nunca más.
Nunca voy a
respirar su aroma dulce de nuevo, y nunca voy a despertar junto a
ella otra vez.
Repentinamente arrojo la botella de champú que estoy sosteniendo
en mi mano
y se estrella contra la pared de enfrente, rompiéndose en mil
pedazos.
Rápidamente me enjuago y salgo de la ducha, recojo los pedazos de
cristal y los
tiro al cubo de la basura que hay en el baño.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
318
Es tan injusto. Llámalo como quieras, follar o hacer el amor, pero
estábamos
tan increíblemente bien juntos, incluso con el vainilla. Y ella me
deseaba tanto
como yo la deseaba. Ella era virgen, ella me estaba esperando, yo
fui el primer
hombre que la tuvo, es lo que estaba destinado a ser. Nos
atrajimos tanto el
uno al otro, ese lazo, la electricidad. Nunca he experimentado
algo así antes.
Entonces, ¿para qué todo eso si sólo va a terminar entre nosotros
así? Tú lo
contaminas todo, Grey. Tú y tu necesidad de
sacarle la mierda viva a quien
fuera.
Me visto con mi acostumbrado atuendo de fin de semana, camisa de
lino blanco
y jeans negros que automáticamente agarro del armario sin siquiera
pensar en
ello.
Otra ola de desesperación se apodera de mi cuando me doy cuenta de
que voy a
tener que decirle a mi madre que Ana y yo hemos terminado. Ella va
a estar
muy decepcionada, y todo es culpa mía. La he decepcionado de
nuevo. Mamá
estaba delirantemente feliz de que por fin hubiera conseguido una
novia, y a
ella realmente le gustaba Anastasia. Bueno, por supuesto que le
gustaba,
porque es casi perfecta. Mi familia probablemente asumirá que
hemos roto
porque realmente soy gay, y simplemente intentaba negarlo. Ellos
no saben que
es porque soy un depravado, un malvado pervertido.
A pesar de que he salido a correr, siento como si tuviera un peso
de diez
toneladas en el pecho y no puedo respirar adecuadamente. Abro las
puertas de
la terraza y paseo por ahí. Hace bastante viento, pero es un día
brillante y
claro. No es un lugar para visitar si no te gustan las alturas, ya
que hasta la
balaustrada bajo la barandilla en el borde de la terraza es de
cristal para
permitir una vista panorámica de Seattle.
Me acerco a la barra y me inclino para mirar para abajo. Es un
largo camino
hacia abajo. Las personas parecen hormiguitas mientras realizan
sus
actividades diarias, mientras que yo estoy aquí en mi torre de
marfil. ¿Así es
como veían las cosas esas pobres almas perdidas atrapadas en las
Torres
Gemelas el once de septiembre? ¡Lo que debió haber pasado por su
mente antes
de tomar la decisión de saltar! Una vez que saltaron, debió ser la
última
experiencia de liberación, unos segundos de total libertad ante un
final rápido.
No es una mala manera de morir, teniendo en cuenta la alternativa
de ser
quemado vivo. Mejor quedar atrapado en el purgatorio. Eso es lo
que siento que
estoy enfrentando ahora. El purgatorio.
—Señor Grey. Christian. Por favor, aléjese del borde.
La voz de Taylor interrumpe la tranquilidad de mi ensoñación.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
319
Me vuelvo para mirarlo con sorpresa, pero no me muevo. ¿Qué está
haciendo
aquí?
Poco a poco empieza a caminar hacia mí, sin apartar los ojos de mi
cara, sin
romper el contacto visual.
—Vamos a volver adentro. Por favor, Christian —, continúa con
calma,
mientras llega a mí y agarra mis brazos como con una pinza
gigante.
Empiezo a dejar que me guíe lejos del borde del balcón, no puedo
dejar de
lanzar una última mirada persistente sobre el borde, pero Taylor
me aleja y me
guía de vuelta al dormitorio, donde Gail está de pie esperando,
con su mano
tapándose la boca. La veo inspirar profundamente y forzar una
sonrisa en su
cara.
— ¿Vamos a solucionarlo, verdad, señor Grey? —, Dice, mirando mis
manos.
Miro hacia abajo para ver la parte delantera de la camisa blanca
que está
cubierta de sangre, al igual que mis manos. Debo haberme cortado
con en el
cristal de la botella de champú rota. Taylor no ha dejado de
sostenerme, y sigue
guiándome hacia la cocina. El asiente con la cabeza a Gail, y ella
se acerca a la
puerta del patio, lo cierra con seguro, luego guarda la llave en
su bolsillo.
— ¿Lo va a recibir? —, Le pregunta en voz baja.
—Él está en camino. Cerca de veinte minutos —, responde ella. ¿Quién?
En la cocina, Gail limpia los cortes en las manos, en realidad son
de poca
importancia, parecen ser peor de lo que son, porque sangran mucho.
Ella me
pasa una camisa de lino blanco limpia para que me cambie, entonces
me sirve
una tortilla de clara de huevo con tocino y un poco de jugo de
naranja.
Taylor se sienta en la barra a mi lado, bebiendo una taza de café
mientras Gail
desaparece con mi camisa manchada de sangre. Por primera vez
entiendo
porque Ana no siempre tiene ganas de comer, pero mi odio arraigado
por el
desperdicio hace que coma como un autómata, aunque realmente no lo
saboreo.
—Yo no sabía cómo arreglármelas cuando mi esposa me dejó —. Me
dice Taylor
en voz baja, mientras mira fijamente a su taza de café.
Mi tenedor lleno de comida se detiene a mitad de camino de mi
boca. Taylor
nunca me había ofrecido ningún tipo de información personal antes.
—No le gustaba el tipo de hombre en que me convertí después del
trabajo que
hice.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
320
Recuerdo que Taylor estaba en las Fuerzas Especiales, un Boina
Verde. Fue
una de las razones por las que no dudé en contratarlo. No te
acerques a los
más altamente capacitados boinas verdes.
—Le dije que no podía cambiar, que tenía que aceptarme tal como
era. Así que
la perdí. Lo estúpido es que después de que me fuera de las
fuerzas tuve que
cambiar de todos modos para adaptarme a la vida en el mundo
exterior. Pero
para entonces ya había encontrado a alguien más. Ahora no puedo
ser padre de
Sophie todos los días, solo lo soy ocasionalmente algunos fines de
semana, si
su madre decide que lo permite.
—Ya veo. ¿Y el punto es?
—Todo lo que estoy diciendo es que me arrepiento de no haber hecho
un
esfuerzo por cambiar mientras todavía tenía la oportunidad de
arreglar las
cosas con ella. No cometa el mismo error que yo. Como le dije, la
señorita Steele
estaba muy molesta cuando la lleve a su casa. Así que tal vez aún
hay
esperanza de que ustedes dos...
Los dos nos miramos mientras Gail nos interrumpe cuando vuelve a
la cocina,
acompañada por el Dr. Flynn.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí, John? — Le pregunto,
sorprendido de
verlo.
—Buenos días, Christian. Pensé que ya era hora que viniera a ver
el interior de
este ático de lujo tuyo. Y realmente es muy bonito, me puedes dar
un tour
completo más tarde. Ah, y no te preocupes, voy incluir un cargo
adicional por
una visita a domicilio de fin de semana en la parte superior de mi
factura
normal —, dice con su acento británico fresco, y calmado, mientras
viene y se
sienta en la barra y se sirve a una taza de café.