Sé que estoy siendo
jodidamente desagradable con todo el mundo,
pero no hay nada que pueda hacer para remediarlo, mis empleados
tendrán que tragárselo.
¿Qué pasa con esta chica? Me he follado a muchas mujeres, pero
nunca he
sentido nada parecido por ninguna de ellas. Estoy cabreado conmigo
mismo por
ser tan débil, por no ser capaz deshacerme de estos sentimientos.
¡Soy un
Dominante por el amor de Dios! Yo controlo a las mujeres. Ellas no
me
controlan a mí.
La única persona que tiene alguna idea de por qué estoy
constantemente de tan
mal humor es Taylor, y él sabe que no debe hacer ningún tipo de
comentario.
No puedo irme de Portland por mucho que lo quiera, ya que es donde
está
Anastasia. Su canto de sirena es muy fuerte. Pero no pierdo
el tiempo, he
establecido mi oficina en “The Heathman” para poder trabajar desde
aquí, ya
que hay muchas cosas que pueden gestionarse así. De esa manera me
siento
que no estoy completamente perdido por esta trama.
Taylor sin duda está deseando que me dé prisa y consiga una nueva
sumisa de
cabello castaño dispuesta y complaciente, para follarla y azotarla
sin sentido en
mi cuarto de juegos como siempre, y así desahogarme y sacarme
estos
sentimientos de encima, pero no puedo. Sé que hay muchas mujeres
que
saltarían si fuera necesario para convertirse en mis sumisas, pero
yo no quiero
a ninguna más, solo a la Srta. Anastasia Steele.
Me siento como si me hubieran lanzado un hechizo para atraerme
hacia ella, y
la magia es fuerte. No puedo sacármela de la cabeza, no importa
cuanto lo
intente. Incluso el sonido de su nombre sigue sonando
repetidamente en mí
cerebro. Anastasia. Un nombre precioso para una chica hermosa.
Me intento convencer que estoy haciendo lo mejor, y que debo
seguir hacia
adelante y dejarla tranquila, pero es algo mucho más fácil de
decir que de
hacer.
Hace tiempo que no tengo una sesión con Flynn, por lo que no he
podido
discutir el tema de Anastasia con él todavía, pero creo que debo
hacerlo en
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
15
breve. Él es la persona a la que le cuento todo, sin tabúes. Él
sabe de toda mi
jodida enfermedad. Puede que él sea capaz de centrarme con todos
estos
sentimientos confusos.
Cada mañana salgo a correr y luego me castigo en el gimnasio del
hotel, incluso
he hecho venir hasta Portland a Claude Bastille, para así poder
sacarme toda
esta mierda de encima haciendo kick boxing con él, pero aun eso no
me ayuda.
Pensamientos sobre Anastasia irrumpen en mi cabeza en cualquier
momento,
pensamientos excitantes y eróticos sobre ella en mi cuarto de
juegos en todas
las posiciones. Estoy duro constantemente. Si pudiera darle
unos buenos azotes
y luego follarla muy duro me sentiría mucho
mejor.
Duermo mucho menos de lo habitual. La música por lo general me
proporciona
una vía de escape, un bálsamo para mi alma herida y dañada, echo
de menos
mi piano. En las madrugadas pensamientos no deseados inundan mi
cabeza.
La rabia y la ira se apoderan de mí al pensar que otro hombre
pudiera tener a
Ana. No puedo soportar ni siquiera la idea de que la toquen. Ya vi
al gorila de la
ferretería acosándola, y luego al fotógrafo babeando por ella.
Parece no tener ni
idea de lo atractiva que resulta, y eso forma parte de su
atractivo, creo yo.
Pero eso también significa que es vulnerable, que necesita
cuidarse, y como su
Dominante es lo que haría. Yo cuidaría de ella y la mantendría a
salvo.
Realmente deseo que ella firme el contrato para ser mi sumisa,
obedeciendo las
reglas, de esa manera tal vez no estaría tan preocupado por ella.
Mi primera impresión cuando cayó en mi oficina y me miró, era que
ella era un
sumisa por naturaleza pero después de haber pasado un poco de
tiempo con
ella ya no estoy tan seguro.
Pero es su audacia la que despierta mi interés. Cuando estoy con
ella, el
aburrimiento, el tedio que me invaden desaparece y me siento más
vivo de lo he
estado en mucho tiempo. ¿Cómo puede haberme llegado tanto en tan
poco
tiempo? Puedo entender cómo en otros tiempos se acusaba de
brujería a las
mujeres, porque eso es lo que me siento, embrujado.
Otra cosa que me atormenta es la expresión de Anastasia cuando la
abrazaba y
no la besé. Un sentimiento de rechazo se escribió en su cara tan
dulce. El
haberla perturbado, el ser el causante de su dolor me está atormentando.
¿Cómo puedo explicárselo? ¿Cómo puedo hacer que se sienta mejor?
¿Cómo
hacerle entender lo duro que fue luchar para no ceder a mi deseo
de besarla allí
mismo en la calle?
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
16
¿Cómo hacerle entender que si la hubiera besado las cosas se
habrían vuelto
imparables entre nosotros y entonces sería el culpable de haberla
arrastrado
hacia mi mundo oscuro? Porque sé lo enfermo y lo jodido que estoy.
Pero una parte de mi sostiene que quizás a ella le guste lo que le
puedo ofrecer,
y que por lo menos debería averiguarlo. Ella estaría cuidada y a
salvo siendo mi
sumisa. Podría abrirle un nuevo mundo, uno donde ella
experimentaría un
placer inimaginable, si tan solo se entregara libremente a mí para
poner a
prueba sus límites. Y el pensar en ella aceptándolo me hace sentir
realmente
emocionado.
Y es por eso por lo que no puedo alejarme de Portland y regresar a
Seattle en
este momento. No soy capaz de convencerme de darle la espalda a la
Srta.
Steele y seguir adelante con mi vida.
Naturalmente he ordenado investigaciones más exhaustivas para
asegurarme
que sé de ella tanto como me sea posible. No hay nada que indique
ningún
novio anterior, algo que encuentro realmente sorprendente, tiene
casi veintidós
años después de todo. Pero me hace feliz esa falta de novios.
Tampoco nada
parece indicar que sea gay, lo que coincide con mi primera
impresión, por lo
que descarto totalmente esa posibilidad.
También he ordenado controles a fondo de todos aquellos que
regularmente
tienen contacto con ella para asegurarme de que no está en peligro
alguno con
algún hijo de puta desconocido. Sí, soy un fanático del control.
Soy tan
minucioso y despiadado en ello como si estuviera a punto de
emprender
inminentemente una nueva adquisición. Tal vez lo estoy, ¿O me
estoy
engañando a mí mismo?
Los informes sobre el chico fotógrafo y el gorila de la ferretería
están limpios, no
tienen antecedentes penales o cualquier indicio de violación o
delitos sexuales
dentro o fuera del expediente. Uno de los profesores de la
universidad al
parecer se inclinaba hacia el travestismo, lo que en realidad no
me preocupa en
absoluto y en cualquier caso está a punto de salir de la
universidad.
Al menos me he enterado que este viernes finalizan sus exámenes
con una
prueba de 3 horas sobre las novelas de Thomas Hardy. Mmm, la obra
que me
viene a la mente es por supuesto Tess de D’Urbervilles,
debido a las similitudes
obvias.
No me gusta esperar, pero ejerzo un cierto grado de autocontrol.
No quiero
distraerla de ninguna manera en el estudio para sus exámenes
finales. Así que
espero hasta el viernes para enviarle un regalo que espero pueda
explicarle el
por qué me resistí a besarla. Disfruto enormemente buscando la
mejor cita
para ir a entregarle las tres primeras ediciones de las novelas de
Hardy que he
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
17
comprado para ella. Así que decido enviar a Taylor a entregarlas
justo antes
que ella vuelva a casa después del examen final, y así la estén
esperando
cuando llegue.
Mis investigaciones han establecido que ella es una estudiante de
Literatura
Inglesa con mucho talento, por lo que creo que fácilmente será
capaz de ver lo
que estoy intentando decirle a ella cuando escribo la tarjeta que
adjunto a los
libros:
¿Por
qué no me dijiste que había peligro? ¿Por qué no me lo
advertiste?
las damas saben lo que deben evitar, porque leen
novelas
que les desvelan estos trucos…
Traducción moderna de: “Las mujeres jóvenes, en su deseo de amor y
afecto se
inclinan hacia las relaciones malsanas disfrazadas de amor.”
Le estoy explicando que yo no hago la cosa de las novias, ni las
cosas de
corazones y flores. Es por eso por lo que no la besé, porque
hubiera pensado
que era eso lo que le estaba ofreciendo. Yo no quería mentirle ni
engañarla.
~~~
Agradezco la distracción de tener a Elliot por aquí el viernes por
la noche. Me
irrita a veces con sus inmaduras bromas constantes por mi falta de
vida
amorosa, mientras que hace alarde de su nueva conquista. Y lo
tolero porque
es mejor que siga sin saber la verdad. Puedo y quiero mantener mi
estilo de
vida al margen de mi familia para protegerlos, especialmente a
mamá. No
quiero hacer nada que pueda disgustarla.
Pero Elliot es mi hermano, y puedo relajarme con él como con pocas
personas.
Estoy contento de que esté en Portland y cenamos en “The Heathman”
y luego
nos vamos hacia el bar para tomar una o dos cervezas. No me
permito beber
demasiado ya que sé que no sería una buena idea dado mi actual
estado de
ánimo.
Suspiro cuando mi BlackBerry vibra de nuevo sobre las once, pero
se me sale el
corazón por la boca cuando veo quién llama.
¡Mierda! ¡Anastasia! El identificador de llamadas me dice que es
ella. Guardé su
número cuando me llamó para concertar la sesión de fotos, pero
demonios, lo
podría haber conseguido de todos modos.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
18
Contesto rápidamente
— ¿Anastasia?
— ¿Por qué me enviaste los libros?
Mierda, suena realmente extraña y arrastra las palabras. ¿Qué
diablos está
pasando?
—Anastasia, ¿estás bien? Suenas rara.
—Yo no soy la rara, tú lo eres.
Mierda, claramente le han disgustado los libros de Hardy que le he
enviado.
Tanto como mi patético intento de disculpa. Tal vez debería
haberla dejado
tranquila, parece que he empeorado la situación, ella ha ido y
claramente se ha
emborrachado. Empiezan a sonar alarmas en mi cabeza.
— ¿Anastasia, has estado bebiendo?
— ¿Y a ti que te importa?
Me las arreglo para contener mi temperamento al oír su insolente
tono de voz.
Pero mientras hablo con ella ya estoy empezando a hacer planes.
Necesito
urgentemente encontrarla y asegurarme de que está bien.
Elliot me mira divertido al escuchar parte de la conversación.
Nunca me había
oído hablar antes con una mujer fuera de un contexto de negocios.
—Soy curioso, ¿dónde estás?
—En un bar.
— ¿En qué bar? — Me estoy cabreando. Tengo que seguir su rastro,
en el
estado en el que se encuentra podría pasarle cualquier cosa. Puedo
sentir como
se me erizan los pelos de la nuca.
—Un bar en Portland.
— ¿Y cómo te irás a casa?
¿Con quién está? ¿La están cuidando, se asegurarán de que llegue a
casa sana
y salva?
—Ya encontraré la manera.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
19
Estoy tan jodidamente frustrado con esta conversación, no me está
llevando a
ninguna parte. Está en peligro y tengo que encontrarla lo antes
posible. Odio la
sensación de no tener el control.
— ¿En qué bar estás?
— ¿Por qué me enviaste los libros Christian?
— ¿Anastasia, dónde estás? ¡Dímelo ahora!
Hablo con ella como lo haría con una sumisa desobediente que me ha
disgustado. Necesito respuestas. Realmente necesito esta
información ahora
mismo, en este instante, para así poder garantizar su seguridad.
—Eres tan… dominante. — Se ríe de mí.
Oh Anastasia, no tienes ni idea.
—Ana, por favor, ayúdame, ¿dónde diablos estás?
Increíblemente ella se ríe de mí una vez más. ¿Cuánto ha bebido
por el amor de
Dios? Ahora estoy aún más preocupado por ella.
—Estoy en Portland… un largo camino desde Seattle. — Se mofa de
mí. Dios,
espero que no esté a punto de perder el conocimiento.
— ¿Dónde en Portland? — Trato de sacarle algún sentido de sus
palabras.
—Buenas noches Christian.
¡No, no, no! No te atrevas a colgarme, no
antes de haberme dicho dónde te
encuentras.
— ¡Ana!
Pero se ha ido. Mierda.
— ¿Qué está pasando Christian? Quién es esa Anastasia...?
Levanto mi mano para callar a Elliot y rápidamente marco un número
en mi
teléfono móvil.
—Necesito urgentemente rastrear al teléfono móvil de la Srta.
Steele… si,
inmediatamente…. Localización optima… si, espero.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
20
No hay tiempo que perder, algún desalmado podría saltar encima de
ella y en el
estado en el que se encuentra no podría hacer nada al respecto.
Parece que pasa una eternidad, aunque nuestro sistema de rastreo
de última
generación tarda solo un par de minutos en obtener la ubicación, y
por suerte
resulta ser que el bar en el que se encuentra está cerca del
Heathman. Tengo
que confirmar que aún tiene su teléfono, que no se le ha caído o
lo ha dejado
caer ¡O peor!
La llamo de nuevo
Cierro los ojos con alivio cuando me contesta ella con un— Hola—.
—Voy por ti.
No espero su respuesta. Cuelgo y me pongo en pie para marcharme.
— ¿Quieres que vaya yo también? — Me pregunta Elliot,
entrecerrando los ojos
al darse cuenta de lo preocupado que estoy por que todo se vaya a
la mierda.
—Sí, puedes echarme una mano, supongo. — le digo con ironía. Mi
hermano
sabe perfectamente cómo manejarse en una pelea. Espero que no se
llegue a
nada de esto, pero siempre es bueno tener alguna ventaja. Lamento
ahora
haberle dado la noche libre a Taylor. Podría llamarlo, pero
esperarlo nos
retrasaría.
—Así que vamos, —confiesa, — quién exactamente es esa chica,
“Ana”? — Me
pregunta Elliot, mientras yo acelero a fondo para ir al bar y
encontrarla.
—Sólo una amiga.
Incluso Elliot se da cuenta que este no es el momento para los
interrogatorios y
gracias a Dios se calla. Cuando abro la puerta del bar, está lleno
de
estudiantes, la mayoría de ellos destrozando sus cabezas furiosos
al ritmo de la
música. Seguramente se trata de la celebración del final de los
exámenes, y eso
es lo que Ana debe estar haciendo. Elliot y yo empezamos a buscar
pero está
tan lleno que no sabemos por dónde empezar.
Desesperadamente exploro el lugar en busca de Anastasia y puedo
sentir como
se apodera de mí el pánico cuando no la localizo. Entonces diviso
a Katherine
Kavanagh a lo lejos, y me dirijo hacia ella.
— ¿Es ella? — me pregunta Elliot, cuando ve hacia donde me dirijo.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
21
—No, ella es su amiga, pero sabrá dónde se encuentra Ana, eso
espero, — le
digo secamente.
Por supuesto Elliot no puede apartar los ojos de Kate, es su tipo
de mujer.
Belleza clásica de una manera muy obvia, con un brillante pelo
rubio, y una
figura curvilínea que se muestra a la perfección con unos jeans
ajustados y una
pequeña blusa de tirantes.
— ¿Dónde está Anastasia? — No puedo perder el tiempo con
cortesías. Tengo
que encontrarla.
— ¿Qué…qué demonios estás haciendo aquí? — Exclama Kate con
incredulidad.
Por el amor de Dios, pon tu cerebro a
funcionar.
—Dímelo, ahora, ¿Dónde-está-Anastasia? — Le digo claramente y
conteniéndome para no cogerla y sacudirla por su estupefacción. Es
evidente
que ella también ha estado bebiendo.
—Ella... err ... ha salido a tomar un poco de aire fresco—, finalmente
responde.
—José se acaba de ir a ver cómo está.
Mierda! Apuesto que va a “velar” por su
bienestar.
—Voy a salir a buscar a Ana, quédate aquí por si entrara de nuevo.
Le indico a Elliot.
Por supuesto, con lo mujeriego que es, está encantado de quedarse
con la Srta.
Kavanagh. Pero enseguida me doy cuenta que ella está encantada con
el
también. Niego con la cabeza mientras me dirijo a la salida.
Una vez fuera, en el estacionamiento, miro a mí alrededor tratando
de
encontrar a Ana. Entonces veo a una pareja. El tipo tiene sus
brazos con fuerza
alrededor de la chica y trata de besarla a pesar de que ella está
tratando de
empujarlo.
Mierda, son Ana y José. Esto es exactamente lo que yo temía, y puedo
sentir la
rabia como hierve por mis venas. Gracias a Dios que he llegado
justo a tiempo.
Cuando me dirijo hacia ellos puedo oír como Ana le suplica.
—José, no, por favor, no lo hagas.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
22
Ella le suplica, pero aun así él no la suelta, y me dan ganas de
golpearlo por ser
tan mierda. Hago acopio de todo mi autocontrol para no lanzarme
sobre él.
¿Cómo mierda se atreve a forzarla? En lugar de eso digo en voz
alta de aviso,
voz mezclada con la furia que siento.
—Creo que la señorita ha dicho que no.
Finalmente José suelta a Ana. Suavemente si quieres escapar en
una sola pieza,
chico.
—Grey. — dice lacónicamente, cuando ve mi mirada de disgusto. Pero
antes de
que pueda encargarme de él como se merece hay otros asuntos que
merecen mi
atención.
Ana me mira con sorpresa y luego de repente se dobla en sí misma y
empieza a
vomitar espectacularmente en el suelo.
—Uggg, Dios mío Ana. — Retrocede José claramente asqueado. Qué
lástima
que no le vomitara encima, le habría servido como lección para no
tratar de
forzarla intentando meterle su lengua hasta la garganta. Me
alegro mucho de
que ella no estuviera dispuesta a ello.
Sospecho que Ana aún no ha terminado de vomitar, así que
le recojo el cabello y la llevo por un camino que llega hasta
las jardineras llenas de flores que limita el estacionamiento.
—Si vas a vomitar otra vez, hazlo aquí. Te ayudaré a mantenerte en
pie. — Le
digo mientras le recojo el cabello en una cola improvisada y la
sostengo por los
hombros. Ella débilmente intenta apartarme, pero de pronto vomita
de nuevo…
y otra vez, hasta que finalmente no le queda nada que vomitar,
aunque su
cuerpo sigue intentándolo de todas maneras.
Está agotada y apenas puede sostenerse en pie, le paso mi pañuelo
de lino para
que pueda limpiarse la boca. Aún estoy furioso con ella por haber
llegado a este
estado y que se haya expuesto a los riesgos, pero se atenúa por mi
inmenso
alivio de haberla encontrado a tiempo de evitar un daño mayor.
Incluso en el
estado en el que se encuentra estoy encantado de volver a verla, de
estar con
ella otra vez.
Observo a José que todavía está dando vueltas, nos mira desde la
entrada del
bar. Ana también le echa una mirada de disgusto, a regañadientes
desaparece
dentro del bar, murmurando algo de volver a echar un vistazo. Oh
no, no lo
harás.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
23
Ana está claramente avergonzada, pero el vómito no me preocupa en
absoluto,
mi estilo de vida me ha hecho ver y tratar con todo tipo de
fluidos corporales a
lo largo de los años.
—Lo siento. — Murmura tímidamente, mientras juguetea nerviosa con
el
pañuelo.
— ¿Qué es lo que lamentas, Anastasia? — Le pregunto divertido y
con
curiosidad por saber lo que ella considera su peor pecado.
—La llamada telefónica, principalmente. El estar enferma. Oh, la
lista es
interminable. — Murmura sonrojándose.
—Todos hemos pasado por esto alguna vez, tal vez no tan
dramáticamente
como tú. — Le digo recordando mis años de adolescencia salvaje
antes de que
Elena me tomara en sus manos y me sacara del camino de la bebida.
Pero tengo que hacerle saber que realmente no puede actuar así, no
es un
comportamiento aceptable para nadie, y mucho menos para mi próxima
potencial sumisa.
—Se trata de conocer tus límites, Anastasia. — Quiero decir, yo
soy experto en
presionar los límites, pero esto es algo que se aleja de todo
limite. — ¿Es
habitual en ti este de este comportamiento?
—No, nunca antes había estado borracha, y ahora mismo no siento
ningún
deseo de volver a estarlo otra vez. — Me dice compungida, y le
creo.
—Vamos, te llevaré a casa. — le digo.
Pero ella se queja e insiste en que tiene que decirle a su amiga
Kate que se va,
aunque le aseguro que mi hermano Elliot le dirá que está bien.
Ella está
claramente algo confusa, pensando que yo ya había regresado
Seattle y se
pregunta cómo la encontré.
—He rastreado tu teléfono móvil, Anastasia.
Esto parece conmocionarla. Sí, soy tu acosador. Acostúmbrate a
ello.
Ella tiene que recoger el bolso y la chaqueta que había dejado
dentro antes de
que podamos salir, así que a regañadientes entramos de nuevo al
bar. La tomo
de la mano con firmeza puesto que se encuentra borracha y débil.
Ana encuentra sus cosas en la mesa donde las había dejado y le
pregunta al
chico que está sentado allí por Kate. La música está muy alta y
cuando tiene
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
24
que gritarme muy cerca para que la escuche, eso me excita. Ella se
sonroja,
realmente estoy deseando que a ella le esté pasando lo mismo,
¿pero tal vez sea
solo por el alcohol?
Me dice que Kate se encuentra en la pista de baile. Sin duda con
Elliot.
Antes de hacer cualquier cosa necesito que Anastasia beba mucha
agua para
intentar contrarrestar el efecto del alcohol barato que ha
ingerido. Pido un vaso
grande de agua y vigilo que se lo acabe todo. ¿No se da cuenta de
que la
deshidratación es una de las principales consecuencias del consumo
excesivo
de alcohol? Me paso las manos por el cabello en un gesto de
frustración por ser
tan necia.
Entonces la tomo de nuevo de la mano y nos dirigimos hacia la
pista de baile,
para que podamos encontrar a su amiga y salir de este basurero. La
pista de
baile está muy concurrida, y la forma más sencilla de llegar al
otro lado es ir
bailando, soy un buen bailarín, un hot dancer. Otra cosa que
agradecerle a
Elena, y de hecho me resulta muy divertido tomar a Ana en mis
brazos y
deslizarla por la pista, así la mantengo en pie, ya que todavía
está muy
borracha.
Encontramos a Kate y Elliot bailando muy sugerentemente.
—Dile a Kate que tengo a Ana y que me encargo de ella. Y por el
amor de Dios
asegúrate de usar condón esta noche, ¿eh? — Le grito a Elliot al
oído.
Me sonríe pícaramente y tira de Kate hacia sus brazos, para
deleite de está que
no deja de menearse alrededor de él seductoramente.
¡Cristo, si se acaban de conocer!, pero conozco a mi hermano lo suficientemente
para saber que va a follársela esta noche.
Así que Anastasia y yo por fin podemos salir. Pero antes de llegar
a fuera, noto
como empieza a cojear. Dios mío, se ha desmayado.
— ¡Mierda!
Por lo menos me las arreglo para agarrarla antes de que toque el
suelo.