Capítulo 40
Juego de
Pelotas
-No tienes permitido salir de aquí
sola. ¿Entiendes?
Le digo a
medida que entramos en el ascensor del Escala, después de la maravillosa tarde
que hemos pasado juntos en el velero. La idea de que cualquier cosa pueda
sucederle a Anastasia es completamente insoportable para mí, y aunque no la
quiero alarmar tiene que entender que no debe correr ningún riesgo. Sawyer me acaba
de confirmar, de camino al apartamento, que nadie ha visto ni ha tenido
noticias de Leila. Así que ella todavía está en libertad, y posiblemente sigue
armada.
—Está bien —.
Me dice Ana burlonamente, parece encontrarlo divertido.
— ¿Qué es tan
gracioso?
—Tú lo eres.
— ¿Yo,
señorita Steele? ¿Por qué soy gracioso? — Ser gracioso no es algo de lo que
generalmente se me acuse.
—No hagas
pucheros —, afirma Ana, mirando mi boca.
— ¿Por qué?
—Porque tiene
el mismo efecto en mí del que yo tengo en ti cuando hago esto—. Ana se muerde
el labio seductoramente.
— ¿En serio? —
Así que, por supuesto, le ofrezco mi mejor puchero, y luego me inclino para
besarla.
Y ese breve
beso es todo lo que se necesita para inflamar el deseo que hierve a fuego lento
constantemente entre nosotros, acentuado por el reducido espacio del ascensor.
Ana retuerce brutalmente los dedos en mi pelo mientras me besa, mientras yo la
empujo con fuerza contra la pared del ascensor. No podemos Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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absorber lo suficiente el uno del otro mientras nos besamos,
nuestras lenguas se entrelazan apasionadamente mientras sujeto su cara en mis
manos. Ana, mi preciosa Ana. La deseo, la necesito, y he de poseerla en todos
los sentidos posibles.
El sonido la puerta del
ascensor abriéndose nos devuelve de nuevo a la tierra. Un minuto más y lo
habríamos hecho allí mismo. Un día, lo haré, lo juro.
—Buuuf —. Murmuro, mientras
trato de recuperar el aliento.
—Buuuf —. Ana está de acuerdo,
jadeando.
—Lo que me haces, Ana.
No puedo resistirme a deslizar
el pulgar por su suave y esponjoso labio inferior. Es que es tan condenadamente
sexy. Todo en ella es tan sexy y deseable, que me hace perder el control. Me
gustaría follarla todo el día si pudiera. Nunca he sentido una química así
antes. Es literalmente electrizante entre nosotros, imposible de pasar por alto
y más fuerte que cualquier tipo de droga.
—Lo que me haces a mí,
Christian —, susurra de vuelta.
Así que lo mismo le sucede a ella.
Si se ha lanzado algún tipo de hechizo puedo decir que nos ha alcanzado a los
dos, acabo de darme cuenta de que ella siente lo mismo. Pero así es. Nos
amamos. ¿Despertaré y me daré cuenta de que esto no es más que un engaño cruel,
un sueño? Simplemente parece increíble haber descubierto que soy capaz de
experimentar estos sentimientos, cuando siempre lo he creído imposible para un
hombre como yo. Por supuesto, no me lo merezco. Mi mayor temor es que todo me
será arrebatado de nuevo, que hay algo destinado para que le suceda a Ana para
castigarme. No puedo permitir que eso suceda, y voy a hacer todo lo posible
para evitarlo.
Taylor se encuentra en el hall
de entrada, como de costumbre, sin duda esperando para informarme de las
últimas noticias.
—Buenas noches, Taylor.
—Sr. Grey, señorita Steele.
—Yo era la señora Taylor ayer
—. Ana bromea con Taylor.
Y una
mierda lo eras. Estabas conmigo, no con él. ¿Cómo puedes bromear sobre esto con
Taylor? Nunca vas a ser la esposa de nadie más, ¿no lo entiendes? Si Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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vas a ser la esposa de alguien, serás mi esposa. La
señora Grey, no la señora Taylor.
—Eso suena muy
bien, señorita Steele —, Taylor le responde con calma, pero el efecto que está
teniendo en él se revela con el hecho de que le ha subido un brillante tono
rosa en las mejillas. Joder, odio incluso que bromee con él sobre ser su
esposa, y todo lo que ello implica.
—Yo pienso lo
mismo —. Ana coquetea de nuevo, y eso es todo, hiervo de celos irracionales, abrumadores.
Ella puede ser inexperta e ingenua, pero tiene que aprender que no voy a
tolerar este tipo de comportamiento, menos cuando me hace sentir de esta
manera.
—Si han
terminado todo, me gustaría tener una sesión informativa.
Miro a Taylor
mientras tomo la mano de Ana. Él debe saber que no debe responder a las
observaciones personales de ninguna manera. Él nunca lo había hecho antes. Es
Ana, ella sin darse cuenta tiene este efecto en la gente, rompe sus barreras.
Ella no tiene idea de lo sexy y atractiva que es. Sé que no lo hace
deliberadamente para molestarme, pero ese es el efecto que está teniendo en mí.
Así que no tengo más remedio que explicárselo para futuras ocasiones.
—Voy a
reunirme contigo en breve. Pero quiero hablar con la señorita Steele primero —.
Le digo a Taylor, mientras me dirijo a la privacidad de mi habitación con ella
y cierro bien la puerta detrás de nosotros.
—No coquetees
con el personal, Anastasia.
Ella se
sorprende, porque parece no darse cuenta de que eso es lo que estaba haciendo.
Así es como ella le envía mensajes equivocados a tipos como el fotógrafo y por
eso es tan vulnerable. Ella tiene que entender el efecto que tiene sobre el
sexo masculino.
—No estaba
coqueteando. Estaba siendo amable, hay una gran diferencia —, argumenta.
—No seas
amable con el personal o coquetees con ellos. No me gusta.
Me doy cuenta
de que no me importa cómo defina su comportamiento, me parece inaceptable, por
lo que tiene que parar. Hay que mantener las distancias con el personal. Son
empleados, no amigos. Es por eso por lo que siempre Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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insisto en ser tratado como Sr. Grey, y nunca por mi nombre
de pila, por ninguno de ellos.
Le cambia la cara y se queda
mirando hacia abajo, a sus dedos, como si fuera una niña traviesa a la que
están regañando.
—Lo siento —, murmura,
cabizbaja. No me gusta verla así, pero tenía que decírselo.
—Sabes los celoso que soy —,
ofrezco a modo de explicación, mientras le levanto la cabeza para mirarla a los
ojos.
—No tienes motivos para estar
celoso, Christian. Soy tuya en cuerpo y alma —, susurra.
Su honestidad y su sinceridad
están brillando en sus hermosos ojos azules, y sé que cada palabra sale desde
el fondo de su puro corazón.
Pero sus palabras me
confunden, porque todavía no entiendo muy bien lo que he hecho para merecer
esto. Me vuelve loco con estos sentimientos abrumadores que estoy
experimentando y luego ella me desarma completamente con su candor. Estoy
acostumbrado al control y el equilibrio y ahora me siento perdido, inquieto.
Pero esperemos que ahora entienda cómo espero que se comporte en el futuro.
—No tardaré. Siéntete como en
casa —, le indico mientras la beso y luego me dirijo a descubrir las novedades
que tenga Taylor.
Espero que haya arreglado la
mudanza y así ella pueda aprovechar el rato de mi reunión para acomodarse en mi
dormitorio, que será nuestro dormitorio a partir de ahora… Creo que se lo he
mencionado, ¿o no?
~ ~ ~
—Taylor, la señorita Steele no
tiene experiencia en el trato con el personal, pero ya la he informado sobre el
protocolo correcto para hacer frente a todos los miembros del personal en el
futuro. Si su inexperiencia causa otro lapso, te agradecería que no
respondieras a sus observaciones inapropiadas en el futuro.
—Como usted quiera, señor.
Su rostro es totalmente
impasible, pero el temblor de su diminuto músculo mejilla delata el hecho de
que él no aprecia que le haga este tipo de Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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comentarios. Él es muy consciente de que no debería tener que
decirlo, sobre todo para alguien tan experimentado como él.
Pero yo no quiero molestar a
Taylor del todo, porque como le dije a Ana hoy, él es muy bueno en su trabajo y
sería imposible reemplazarlo. Sin embargo, él tiene que entender que no puedo
soportar ningún tipo de interacción entre ellos, me pone celoso, por más
irracional que él pueda pensar que estoy siendo.
Lógicamente, comprendo que no
hay nada entre ellos, sobre todo porque sé que él y Gail están comprometidos en
una relación, pero soy un hombre muy celoso, con una imaginación muy vivaz, así
espero que no responda de ningún coqueteo aunque no sea intencionadamente, ya
que suscita pensamientos muy feos en mi cabeza acerca de Ana. Por su actitud
protectora hacia Gail, sospecho que Taylor también tiene una vena celosa y
posesiva en cuanto a ella se refiere, por lo que probablemente entiende lo que
le estoy pidiendo. Creo que ya hemos hablado suficientemente del tema cuando
Sawyer se une a nosotros, así que considero que el asunto ha quedado zanjado a
medida que avanzamos a nuestra sesión informativa.
Las últimas noticias no son
muy alentadoras. Aunque ya sabemos cómo Leila accedió a la casa, todavía no
hemos descubierto cómo ella adquirió la clave maestra de la escalera de
incendios, lo cual es preocupante, pero al menos Taylor ha tomado todas las
medidas necesarias para garantizar que no puede entrar por esa vía de nuevo.
Seguimos estando frustrados
por no estar más cerca de localizar su paradero, ya que es la única manera de
asegurarme de que reciba la ayuda que necesita desesperadamente, y poner fin a
toda esta incertidumbre. Welch informa que no hay ninguna evidencia de que haya
accedido a su cuenta bancaria ni hay imágenes de ella en ninguna de las cámaras
de seguridad cercanas. Su esposo no quiere tener nada que ver con ella y está
siendo muy poco colaborador. Su familia está en Connecticut y no se ha puesto
en contacto con ella. Así que parece que Leila está sola y fuera de sí, y
aunque me siento mal por ella, no puedo descansar hasta que no sepa que ella ya
no es una amenaza para Anastasia de ninguna manera.
—La Srta. Steele tiene que
estar escoltada en todo momento siempre que salga de casa. ¿Queda claro? Su
seguridad debe ser la prioridad número uno en todo momento —, reitero.
Pero por ahora, no hay nada
más que hacer hablando de lo mismo así que doy por terminada la reunión y
regreso a mi habitación para encontrarme con Ana. Conociendo a cincuenta
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—Oh, ellos cambiaron tus cosas de lugar —, murmuro, cuando la
veo confusa, mientras ella se queda mirando a su ropa que ahora está en el
vestidor.
Eso es bueno. La idea de tener
a Ana durmiendo a mi lado esta noche mejora mi estado de ánimo un poco, mientas
le cuento a Ana brevemente los últimos detalles de la situación con Leila,
cuando ella me pregunta qué me pasa. Supongo que ella puede notar que estoy
preocupado.
Cuando Ana me pone sus brazos
alrededor de mí, la estrecho en un abrazo, besando su pelo e inhalando su aroma
dulce. Ya me siento más tranquilo y más relajado. Como siempre, me siento mucho
mejor solo tenerla cerca de mí.
— ¿Qué vas a hacer cuando la
encuentren? — Pregunta.
—El Dr. Flynn le ha encontrado
un lugar.
— ¿Y su esposo?
—Él se lavó las manos —. En la
salud y en la enfermedad. —Su familia está en Connecticut. Creo que está muy
sola ahí fuera.
—Es triste —, suspira Ana.
Ella tiene un corazón bueno, todavía puede identificarse con una mujer que
maliciosamente ha destrozado su coche, y que no sabemos que podría estar
planeando hacer con una pistola cargada. Realmente no quiero detenerme en este
pensamiento, ni Ana tampoco, así que cambiamos de tema.
— ¿Te parece bien que todas
tus cosas estén aquí ahora? Quiero que compartamos mi habitación.
Por supuesto asumo que estará
encantada de compartirla conmigo. ¿Tal vez debería habérselo pedido? Estoy tan
acostumbrado a mandar que en realidad nunca se me ocurrió pensar primero en
ello.
—Sí —, confirma con una
sonrisa. Así que yo tenía razón, a ella le parece bien que compartamos, porque
me imagino que le gusta que durmamos juntos tanto como a mí.
—Quiero que duermas conmigo.
No tengo pesadillas cuando estás conmigo.
— ¿Tienes pesadillas?
—Sí. Conociendo a cincuenta
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Ella me abraza más estrechamente, para tratar de consolarme
creo. Tan dulce.
—Estaba organizando mi ropa
para ir mañana a trabajar —, me dice.
¿Qué carajo?
¿Por el amor de Dios, no puede
ser que ella se plantee salir para ir a trabajar, no con Leila suelta por ahí?
— ¡Trabajar! — Me enfrento a
ella como si estuviera loca.
—Sí, a trabajar —, insiste,
con una mirada de asombro en su rostro. Creo que le ha restado importancia a la
amenaza de Leila, parece que Ana todavía no ha comprendido la gravedad de la
situación.
—Pero Leila, sigue ahí fuera
—. ¿Le puedo prohibir que vaya a trabajar? Mierda, ella probablemente va a
enloquecer si lo hago. —No quiero que vayas a trabajar —. No, estoy siendo muy
moderado y razonable.
—Eso es ridículo, Christian.
Tengo que ir a trabajar.
—No, no tienes —. Tienes un sueldo mísero, por el amor
de Dios, mientras que yo soy un puto millonario. Te quedarás en la jodida casa
y me dejarás ocuparme de mis negocios sin tener que estar preocupado por ti.
—Tengo un
nuevo trabajo, que me gusta. Así que por supuesto que tengo que ir a trabajar.
Ahora es su
turno para mirarme como si yo estuviera loco.
—No, no lo
necesitas.
Estoy a punto
de menospreciar su trabajo patéticamente pagado, cuando me acuerdo de cómo me
sentí cuando mi padre menospreció mi primer cambio de carrera, en su esfuerzo
por intentar hacerme cambiar de opinión sobre mi idea de abandonar Harvard. Así
que me apresuro a reprimir la réplica que casi sale de mi boca, dándome cuenta
de que despreciar el primer trabajo de Anastasia en realidad sería muy cruel de
mi parte, cuando ha estudiado tan duro para llegar a la carrera que realmente
quiere. Es importante para ella, incluso si le pagan una mierda. Así que logro
mantener bajo control mi temperamento, aunque es una verdadera lucha.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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— ¿Crees que voy a quedarme de brazos cruzados aquí mientras
estás fuera siendo el Señor del Universo? — me grita.
—Francamente... sí —. Porque
por lo que a mí respecta, yo podría ser su maestro, al menos en los asuntos a
los que su seguridad se refiere.
—Christian, tengo que
trabajar.
—No, no tienes que —. ¿No es como que me falten uno o dos
dólares verdad?
—Sí. Tengo.
Qué. Trabajar —. Ella lo dice poco a poco y con sentimiento. Es evidente que no
hay manera de hacerla cambiar de opinión, y es jodidamente frustrante saber que
no tengo poder para obligarla a hacer lo que le digo. Simplemente ella podría
irse, y entonces sí que no tendría un control adecuado sobre su seguridad en lo
más mínimo.
—No es seguro
—. Intento otra táctica con ella. ¿Es posible que la idea de que haya una mujer
armada y hostil en libertad la asuste?
—Christian...
tengo que trabajar para ganarme la vida, y voy a estar bien.
—No, no tienes
que trabajar para ganarte la vida ¿y cómo sabes que vas a estar bien? — Puedo
sentir como mi autocontrol se me está escapando. ¿Cómo puede importarle tan
poco su propia seguridad? ¿Por qué tiene que ser tan terca e independiente?
—Por amor de
Dios, Christian, Leila estuvo de pie en el extremo de la cama, y no me hizo
ningún daño, y sí, tengo que ir a trabajar. No quiero que tú me mantengas.
Tengo préstamos estudiantiles que pagar.
Mientras
Anastasia se muestra desafiante, con sus manos en las caderas, parte de mí realmente
la admira por no quererme para ayudarla económicamente, ya que es muy
refrescante estar con alguien que no tiene el más mínimo interés en mi dinero.
Pero eso no cambia el hecho de que ella misma se pone en peligro, y yo no puedo
soportarlo.
—No quiero que
vayas a trabajar —, insisto de nuevo.
—No se trata
de ti, Christian. Esta no es su decisión.
Bueno, joder,
así debería ser. Este impasse entre nosotros me hace darme cuenta que realmente
quiero que las cosas pasen a otro nivel entre nosotros, algo más formal. Este
acuerdo informal no es suficiente para mí. Ella no es mi Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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sumisa pero tal vez podríamos tener un tipo diferente de
contrato entre nosotros. El Sr. y la Sra. Grey. Ese es el mayor compromiso
entre un hombre y una mujer, ¿no es así? Pero es demasiado pronto para pensar
en ese sentido ¿o no? Tal vez debería hablar de ello con Flynn la próxima
semana.
Aunque estoy acostumbrado a
conseguir siempre lo que quiero, parece que voy a tener que claudicar, o correr
el riesgo de que Ana me abandone y que entonces se quede sin ningún tipo de
seguridad en absoluto. Supongo que puedo soportar la idea de que ella vaya a
trabajar si tiene escolta en todo momento. Un agente encubierto ya no es una
opción, porque es insuficiente la protección que ofrece dada la situación
actual.
—Sawyer irá contigo.
—Christian, eso no es
necesario. Estás siendo irracional.
— ¿Irracional? — Ella es la
que se está siendo jodidamente irracional, a pesar del hecho de que estoy tratando
de negociar un compromiso con ella. Estoy llegando al final de mis fuerzas con
su obstinada negativa a entrar en razón.
—O él va contigo o realmente
voy a ser irracional y te mantendré encerrada aquí.
— ¿Cómo, exactamente?
—Oh, encontraría la manera,
Anastasia. No me tientes.
¿No se da cuenta de que nada
me gustaría más que encontrar una excusa para vivir una versión de mi fantasía
de 24/7 de control absoluto con ella? Encerrarla, refrenarla. Totalmente
controlada en todos los sentidos, preferentemente con su absoluto
consentimiento, pero si pensara que estaba asumiendo algún riesgo, entonces
créeme, haría lo que fuera necesario para mantenerla a salvo.
Mientras se queda mirando mi
cara impenetrable, creo que por fin se da cuenta de lo que estoy decidido, de
que tiene que hacerlo a mi manera, y que no voy a permitirle que arriesgue su
seguridad de ninguna manera. Simplemente no va a suceder, señorita Steele.
— ¡Está bien!
— reconoce por fin mientras alza sus manos en señal de derrota, con el ceño
fruncido con enojo. —Está bien. Sawyer puede venir conmigo si te hace sentir
mejor. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Ella me pone los ojos en blanco, pero mientras me muevo hacia
ella, ella retrocede.
Mierda. La he asustado. Cree
que la voy a castigar por desafiarme y ponerme los ojos en blanco. Tengo que
tranquilizarme y volver a la calma, ahora que me las he arreglado para
convencerla de que Sawyer la acompañe mañana. Paso mis dedos por mi pelo,
cierro los ojos y respiro profundamente para calmarme.
—Puedo darte un recorrido —,
sugiero, intentando cambiar de tema.
—Está bien —, murmura,
mirándome con recelo. Tomo su mano y suavemente se la aprieto para tratar de
tranquilizarla.
—No era mi intención
asustarte.
—No lo has hecho. Estaba a
punto de huir.
— ¿Huir?
Mierda. ¿Significa esto que
todo esto es demasiado para ella? ¿Ella no está preparada para soportar todo mi
equipaje? ¿La he llevado demasiado lejos?
—Estoy bromeando —, me
tranquiliza al no poder evitar mi mirada de horror, pero no es algo con lo que
bromear. No puedo pasar por eso otra vez.
Los dos nos calmamos mientras
le muestro todas las habitaciones del apartamento que todavía no había visto.
No tenía ni idea de que Taylor y la Sra. Jones tienen un área para ellos solos
¿Dónde creía ella que vivían? No hay nadie allí en ese momento porque Gail aún
no ha vuelto de pasar el fin de semana visitando a su hermana en Portland.
Hay una sala de televisión que
casi nunca uso. Ahí solo tengo las consolas para Elliot, porque le encanta
jugar con ellas. Parece un inútil desperdicio total de tiempo para mí.
Realmente no me puedo imaginar molestándome en pasar tiempo con esos estúpidos
juegos.
— ¿Así que tienes un Xbox?
—Sí, pero soy una mierda con
eso. Elliot siempre me gana. Fue divertido cuando pensaste que me refería a
esto cuando te hablé de mi cuarto de juegos.
—Me alegro de que me
encuentres divertida, Sr. Grey. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Así es, señorita Steele, cuando no estás siendo
desesperante, por supuesto.
—Suelo ser desesperante cuando
estás siendo irracional.
— ¿Yo, Irracional?
—Sí, señor Grey. Irracional
podría ser tu segundo nombre.
—No tengo segundo nombre.
—Irracional sería el adecuado
entonces.
—Creo que es una cuestión de
opiniones, señorita Steele.
—Yo estaría interesada en
conocer la opinión profesional del Dr. Flynn.
Oh, créeme,
Flynn lo sabe todo acerca de mi naturaleza irracional, nena.
—Pensé que
Trevelyan era tu segundo nombre.
—No. Apellido.
—Pero no lo
usas.
—Es demasiado
largo. Ven.
La última cosa
que se necesita cuando creas una empresa es un nombre que la gente no pueda
pronunciar o deletrear. Elliot piensa de la misma forma, por lo tanto
Constructora Grey y Empresas Grey. Si Mia consigue seguir adelante y establece
su propio negocio de catering de alto nivel, no creo que eligiera el nombre de
Trevelyan para presentarse. Si ella sigue mi consejo, sacará provecho de la
buena reputación asociada con nuestro apellido y elegirá algo así como “Grey
Cousine”, aunque conociendo a mi hermana, probablemente se decidirá por algo
mucho más femenino y ostentoso. Pero si alguien puede lograrlo, es Mia.
Me doy cuenta
de que cuando le enseño a Ana el interior de la oficina de Taylor, él la mira
pero no le sonríe. Él ha captado el mensaje, alto y claro. No te
familiarices demasiado, esa es la propiedad del jefe, porque tengo cincuenta
jodidas sombras muy difíciles de manejar.
Acabamos en la
habitación que Ana llama la biblioteca, donde está mi mesa de billar. Con la
que tengo planes muy interesantes. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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— ¿Jugamos? — pregunta Anastasia, con una pequeña sonrisa
juguetona que esconde un secreto alrededor de su boca.
—Está bien. ¿Has jugado antes?
—Algunas veces —, responde con
evasivas, y puedo decir que está mintiendo por alguna razón.
—Eres una mentirosa sin
esperanza, Anastasia. Ya sea que nunca has jugado antes o...
— ¿Te asusta tener algo de
competencia? — se jacta, mientras se lame los labios. Increíblemente sexy.
— ¿Asustado de una chica como
tú? — No lo creo,
señorita Steele.
—Apostamos,
Sr. Grey.
— ¿Estás
segura señorita Steele? ¿Qué te gustaría apostar?
—Si gano, me
vas a llevar de nuevo a tu cuarto de juegos.
¿Qué ha dicho?
¿Ella quiere volver a entrar en mi cuarto de juegos? ¿Después de lo que pasó la
última vez? ¿Está loca? No puedo negar que una parte de mí le encantaría
llevarla de vuelta ahí, pero no puedo correr el riesgo de que las cosas se me
vayan de las manos otra vez. No estamos listos para volver allí, aunque ella
piense que si lo estamos. Obviamente sigue preocupada porque esté extrañando mi
mierda pesada, de que esto no sea suficiente para mí. Pero no debo dejarme
llevar por ella como sucedió antes, cuando ella me pidió que le mostrara lo
duro que podía ser.
— ¿Y si gano?
— No hay “si” al respecto.
—Entonces tú
eliges.
—Está bien,
trato hecho.
Porque yo voy
a ganar, por supuesto, no hay duda. Puede ser que sea una mierda con el Xbox,
pero soy un as en el billar. Me gusta la habilidad, la concentración y la
precisión que requiere. Y ya tengo algo en mente para cuando gane. Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
231
Así que estamos de acuerdo en jugar al billar, y lo preparo
rápidamente.
— ¿Te gustaría romper? — Le
ofrezco, divertido por la idea de que ella realmente cree que puede vencerme.
—Está bien.
Ella le pone algo de tiza en
su taco, y sopla lentamente el exceso, mientras me mira a través de sus largas
pestañas. Mierda, ahora tengo una erección, se ve increíblemente sexy, y apenas
acabamos de comenzar a jugar.
Y realmente es muy buena, lo
descubro cuando ella introduce las primeras bolas. Así que por eso ella estaba
sonriendo para sus adentros. Me pregunto ¿dónde aprendió a jugar? Pensando que
probablemente quién le enseñó no es de mi agrado. Tiene que ser un chico,
obviamente. José Mierda Rodríguez me viene a la mente. Apuesto a que estaba más
que feliz de pasar tiempo enseñándole. Decido no darle demasiadas vueltas a ese
pensamiento desagradable, ya que sólo se echaría a perder nuestro juego. En
cualquier caso, me estoy divirtiendo mucho, muchísimo viéndola mostrando su
gran cuerpo mientras se extiende sobre la mesa. Ella lleva sus jeans ajustados
que muestran su culo a la perfección, y una blusa escotada azul, lo que me
gusta mucho porque me da una gran vista de sus pechos.
Ella va muy bien, hasta que no
alcanza la bola verde rayada. Lástima.
—Sabes, Anastasia, podría
estar aquí y ver cómo te inclinas y te estiras en esta mesa de billar todo el
día.
Ahora es mi turno para tirar.
Logro colocar cuatro bolas seguidas y deliberadamente introduzco la blanca. No
quiero ganar todavía, porque quiero seguir viendo como ese cuerpo fantástico se
extiende delante de mí otra vez. Fácilmente puedo alcanzarla luego.
—Un error muy elemental, Sr.
Grey —, se burla.
—Ah, señorita Steele, soy sólo
un simple mortal. Tu turno, creo —. Déjame ver ese culo delicioso de nuevo.
— ¿No estarás
intentando perder a propósito?
—Oh no. Con lo
que tengo en mente como premio, yo quiero ganar, Anastasia. Pero es que yo
siempre quiero ganar. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
232
Ana está aprendiendo, porque ella decide jugar sucio
agachándose para mostrarme su culo y su escote cada vez que puede, para tratar
de distraerme. Y joder, está funcionando. Tengo una erección dolorosamente dura
en camino.
—Sé lo que estás haciendo —,
murmuro.
Ella acaricia su taco
sugerentemente, pasando sus dedos hacia arriba y hacia abajo lentamente,
sabiendo que ella me está excitando a lo grande.
—Oh, sólo estoy decidiendo
hacia dónde llevar mi siguiente golpe —, murmura tímidamente.
Entonces ella se coloca justo
en frente de mí y se estira encima de la mesa. Se alinea para su siguiente
tirada, inclinándose a la derecha sobre la mesa. Su culo se estira
tentadoramente delante de mí, y cuando ella se menea un poco, no puedo dejar de
reaccionar y contener el aliento.
Ella pierde su oportunidad.
Disimuladamente me pongo justo
detrás de ella mientras todavía está inclinada sobre la mesa, colocando mi mano
sobre su espalda suavemente para acariciarla.
— ¿Estás moviéndote alrededor
de la mesa para provocarme, señorita Steele? — Le pregunto mientras de repente
le golpeo por sorpresa su precioso culo.
—Sí —, jadea sorprendida.
—Ten cuidado con lo que
deseas, nena. — Esto
es sólo una advertencia, y hay mucho más de donde lo has sacado. Pero ahora es
mi turno para tirar.
Puedo ver que
Ana me está estudiando intensamente. Me complace el que ella parece disfrutar
al mirarme, casi tanto como yo disfruto mirándola.
Deliberadamente
fallo mi siguiente turno. No es muy divertido si consigo meter todas las bolas
de golpe, porque entonces voy a perderme todos esos estiramientos sexys encima
de la mesa.
—Cuarto rojo
allá vamos —, me reta.
Todo se reduce
al próximo tiro, quedan solo dos bolas. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
233
—Nombra el hoyo de tu siguiente tiro —, murmuro, pensando que
sé exactamente cómo voy a llenar yo su dulce y pequeño hoyo.
—Arriba a la izquierda —,
afirma, pero falla.
Como pensaba, su concentración
le ha fallado. Es hora de tomar el control. Como le dije, yo siempre juego para
ganar.
—Si gano, te azotaré y luego
te follaré duro sobre la mesa de billar.
Ana parece conmocionada
mientras me desquito en el siguiente tiro y gano el juego sin esfuerzo. Ahora
vamos a jugar al juego del que yo tengo todas las reglas.
Me pongo de pie y sonrió.
— ¿No vas a ser una mala
perdedora, verdad?
—Depende de lo duro que me
azotes —, murmura, mientras con el dedo la agarro de la parte superior de la
camisa y tiro de ella hacia mí.
—Bueno, vamos a contar las
faltas menores cometidas, señorita Steele. Uno: hacerme sentir celos de mi
propio personal. Dos: discutir conmigo acerca de ir o no trabajar. Y tres:
menear tu delicioso trasero durante los últimos veinte minutos. Quiero que te
quites los jeans y esa blusa ajustada. Ahora.
Suavemente beso sus labios
antes de ir y cerrar la puerta. No quiero a Taylor o a la Sra. Jones merodeando
para interrumpir nuestra diversión.
Ana parece haberse congelado.
—La ropa, Anastasia. Parece
ser que todavía la llevas puesta. Quítatela, o lo haré yo por ti.
—Hazlo tú —, susurra, con una
voz ronca, sexy, y excitante.
—Oh, señorita Steele. Ese es
un trabajo sucio, pero creo que estaré a la altura.
—Por lo general siempre estás
a la altura, Señor Grey.
— ¿Qué quieres decir con eso
Srta. Steele? Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
234
Me detengo en el escritorio para tomar una regla de plástico
de unos treinta centímetros, y me la pongo en el bolsillo trasero de mis jeans.
Estoy improvisando. No estoy en mi cuarto de juegos, así que no tengo ninguno
de mis juguetes favoritos, pero este instrumento se adaptará perfectamente a la
tarea que tengo en mente. Me doy cuenta de esto es más excitante que la
planificación de una escena en mi cuarto de juegos. Descubrir que es posible
jugar y pasar un buen rato en cualquier lugar que elijamos es muy liberador.
Abre posibilidades infinitas. Y Ana parece estar lista, realmente preparada.
Quiero verla tendida sobre la
mesa sin sus jeans para concentrarme en su follable culo sexy. Así que me
arrodillo delante de ella para quitarle sus jeans. Lleva unas bonitas bragas
que son muy agradables de ver. Froto mi nariz contra las bragas y absorbo su
maravilloso aroma a almizcle natural que me dice que ella ya está excitada.
—Quiero ser brusco contigo,
Ana —, le advierto mientras sigo besándola y acariciándola a través de sus
bragas. —Vas a tener que decirme si es demasiado.
— ¿Palabra de seguridad? —
Pregunta.
—No, sin palabra de seguridad,
sólo dime que me detenga y me detendré. ¿Entendido?
Gime mientras sigo besándola.
—Contesta —, insisto. Tengo
que estar seguro de se acordará y me detendrá. Tengo que tener esa
tranquilidad.
—Sí, sí, entendido —.
Contesta.
—Has estado enviándome pistas
y mandando señales muy contradictorias durante todo el día, Anastasia. Me
dijiste que te preocupaba que hubiera perdido mi nervio. No estoy seguro de lo
que querías decir con eso, y no sé hasta qué punto iba en serio, pero vamos a
averiguarlo. No quiero volver a entrar en el cuarto de juegos, así que podemos
probar esto. Pero si no te gusta, tienes que prometerme que me dirás.
Creo que quiere algo de
nuestro “kinky-fuckery” especial, algo en lo que me siento más que feliz en
colaborar, pero no la quiero presionar demasiado.
—Te lo diré. Sin palabra de
seguridad. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
235
—Somos amantes, Anastasia. —Nos amamos, por lo que se nos puede llamar amantes,
¿no? — Los amantes
no necesitan palabras de seguridad. ¿verdad?
Todo esto es
nuevo para mí, y no conozco todas las reglas, pero creo que lo estoy haciendo
bien. Eso espero, al menos.
—Supongo que
no. Te lo prometo —. Ana murmura. Por supuesto que tengo que recordar que todo
es nuevo para ella también. Pero eso me gusta. Lo estamos solucionando juntos,
a nuestra manera.
Poco a poco le
desabrocho la blusa, pero se la dejo puesta, por lo que tengo una increíble
vista de sus pechos que se derraman fuera del sostén. Ella tiene unos pechos
preciosos.
—Juegas muy
bien, señorita Steele. Debo decir que estoy sorprendido. ¿Por qué no metes la
bola negra?
Me paro detrás
de ella mientras se inclina para tirar, y froto suavemente mis dedos hacia
arriba y hacia abajo por la piel sedosa de su muslo derecho. Nuestro juego
privado de billar es mucho más divertido que cualquier juego normal.
—Voy a perder
si sigues haciendo eso —, murmura.
—No me importa
si fallas o no, nena. Sólo quería verte así, medio vestida, recostada sobre mi
mesa de billar. ¿Tienes alguna idea de lo excitante que te estás en este
momento?
Acaricio de
nuevo la curva de su trasero, mientras se prepara para golpear la bola blanca.
—Arriba a la
izquierda —, murmura.
Mientras
golpea la bola, le doy una nalgada fuerte. Grita y salta por la sorpresa, pero
no puede alejarse ya que sigo estando pegado justo detrás de ella. La bola no
da en el blanco.
—Oh, creo que
tienes que intentar de nuevo. Tienes que concentrarte, Anastasia.
Puedo decir
que realmente está excitada por nuestro pequeño juego por que empieza a
respirar con dificultad, por lo que decido seguir haciéndola sufrir. Conociendo
a cincuenta sombras G.E. Griffin
236
—Eh, Eh, sólo espera —. Le digo, una vez coloco de nuevo las
bolas. Vuelvo a ponerme detrás de ella y acaricio su muslo izquierdo esta vez,
y vuelvo a rozar suavemente su sexy culo.
—Apunta.
Tiene dificultades para
concentrarse en el tiro, ahora sabe lo que pasará en cuanto lo haga. La azotaré
en cuanto golpee la bola, gozando de la sensación de su cálida y suave carne
contra mi mano firme.
—Oh no —, se lamenta.
—Una vez más, nena. Y si
fallas de nuevo, me encargaré de que lo recibas de verdad.
No puedo esperar para darle el
castigo que se ha ganado hoy con su comportamiento desobediente. Además, un
buen azote me ayudará a aliviar la tensión y la preocupación que ha estado
flotando entre nosotros todo el día.
—Puedes hacerlo —, la animo, y
sé que ella está disfrutando de este juego tanto como yo cuando ella empuja su
trasero contra mí. Así que la golpeo con fuerza de nuevo.
— ¿Impaciente, señorita
Steele? — Bromeo. Yo si lo estoy, pero quiero tomarme mi tiempo para
disfrutarlo. —Bueno, acabemos con esto.
Le bajo las bragas y me las
meto en el bolsillo, luego le beso las nalgas de su delicioso trasero desnudo,
encantador.
—Tira, nena.
Falla de nuevo, por supuesto.
Es hora de llevar este juego a
un nivel superior. Me inclino sobre ella, aplastándola contra la mesa y la tomo
de la mano.
—Has fallado —, le susurró al
oído. Sus mejillas contra el tapete. —Pon tus manos sobre la mesa.
Ella obedientemente hace lo
que se le dice.
—Bien. Voy a azotarte ahora, y
así la próxima vez tal vez no fallarás. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
237
Gime y respira entrecortadamente, jadeando por la excitación.
Estoy a su lado mientras acaricio su culo dulce, y acaricio con la otra mano su
nuca, mis dedos se enredan en su pelo, mi codo presiona su espalda para que no
se levante. Está inmovilizada e indefensa.
—Abre tus piernas —, ordeno,
pero ella duda. Así que ahora la azoto con la regla, y hace un ruido silbante
maravilloso que la toma por sorpresa. La golpeo de nuevo y ella jadea. Te voy a enseñar si he perdido o no
mi nervio.
—Las piernas
—, le ordeno de nuevo. Poco a poco abre sus piernas, y la golpeó de nuevo, aún
más fuerte. No puedo negar que estoy disfrutando de esto, pero me siento más
libre ahora que sé que ella está disfrutando de verdad también. Sólo tengo que
asegurarme de no traspasar los límites y llevarla demasiado lejos.
Sigo
golpeándola con la regla una y otra vez, y ella gime mientras absorbe el dolor
y saborea la excitación que crea en su interior. Así que no le doy tregua,
porque ella está excitada, mientras yo estoy más allá de la excitación. La
estás llevando al lado oscuro, Grey. Ten cuidado. No la lleves demasiado lejos.
Sigo,
perdiéndome como ella me dijo, encantado de que cada golpe sea tan jodidamente
increíble de ver y oír, siseo de la regla al bajar y el ruido del golpe en su
piel de alabastro, hasta que su culo se enciende de un hermoso color rosa.
No me detengo,
pero de pronto…
—Para.
No dudo por un
segundo. Al instante dejo caer la regla y la suelto.
— ¿Suficiente?
— Susurro.
—Sí.
—Ahora quiero
follarte —, Mi necesidad es abrumadora después de estos magníficos azotes.
—Sí —, ella
asiente inmediatamente, con la voz entrecortada de excitación y deseo. Sí, ha
cruzado al lado oscuro contigo, Grey.
Me desabrocho
el pantalón para liberar a mi dolorida polla. Con facilidad meto dos dedos en
su interior para comprobar que está lista, porque voy a ser duro Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
238
con ella. Y estoy encantado de descubrir que ella está
increíblemente húmeda para mí. Así que saco un condón y me lo enfundo
rápidamente, a continuación, le separo más las piernas mientras permanezco
detrás suyo.
Poco a poco me hundo en ella,
gimiendo de placer por lo jodidamente increíble que es el empujar hasta el
fondo, en sus profundidades deliciosas y calientes. La tomo por las caderas, y
entonces golpeo de nuevo. Ella grita, así que aún no ha llegado el momento.
— ¿Otra vez? — le digo en voz
baja.
—Sí... estoy bien. Déjate
llevar... llévame contigo —, murmura sin aliento.
Ella necesita esto tanto como
yo. Puedo dejarme ir porque eso es lo que ella también necesita. Así que poco a
poco, con facilidad, vuelvo a penetrarla. Una y otra vez. Cada vez mejor que la
anterior. Más fuerte, más caliente, más resbaladiza. Un ritmo constante de
éxtasis. Amantes disfrutando el uno del otro, tomando lo que le estoy dando,
dándole la bienvenida a la dureza de mi polla, golpeando con suavidad sus
deliciosos pliegues.
Puedo sentir como su interior
se empieza a acelerar, así que sé que está cerca, y es seguro que yo lo estoy.
Por lo tanto, aumento el ritmo, la presión se intensifica, se está acumulando,
hasta que finalmente estalla y se rompe para llegar a nuestra liberación,
increíblemente bueno, estamos jodidamente bien juntos. La agarro por sus
caderas, y con una profunda estocada final siento como explota a mi alrededor y
eso es suficiente para llegar a mi liberación, se detiene el universo para
nosotros. El tiempo queda suspendido por un momento mientras volamos juntos.
Finalmente nos relajamos,
acabamos juntos en el suelo, mientras la acuno en mis brazos.
—Gracias, nena —, le susurro,
cubriendo su cara con dulces besos. Ella abre los ojos para mirarme, y veo que
es el amor lo que se refleja en ellos, lo que me hace aferrarme a ella con más
fuerza. No habrías reconocido esta mirada antes, ¿verdad, Grey? —Tienes una
rozadura en la mejilla por culpa del tapete —, murmuro, mientras la acaricio
con ternura. Ha sido una experiencia maravillosa juntos, por lo menos para mí.
— ¿Qué te ha parecido?
—Intenso, delicioso —,
murmura. —Me gusta rudo, Christian, y también me gusta tierno. Me gusta que sea
contigo. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
239
Exhalo un suspiro de alivio mientras la abrazo más fuerte.
Eso es exactamente lo que siento. Con Anastasia, cualquier tipo de sexo es
increíble. Somos amantes, podemos hacer que todo funcione juntos. Esto es más
que suficiente para mí, estoy seguro.
—Nunca fallas, Ana. Eres
hermosa, brillante, audaz, sexy, divertida, y doy gracias a la divina
providencia cada día que fueras tú quien vino a entrevistarme y no Katherine
Kavanagh.
Bosteza dulcemente contra mi
pecho mientras entierro mi nariz en su cabello.
—Pero ahora estás muy cansada.
Vamos. Un baño y a la cama.
~ ~ ~
Nos relajamos juntos en la
bañera, Ana logra convencerme para que Sawyer la acompañe justo a la puerta
principal de la oficina por la mañana. De mala gana acepto, porque sé que es el
único punto de acceso al edificio, por lo que puede controlar cualquier
movimiento de forma segura desde allí. También se compromete a llevarse algo de
comer para no tener que salir a la hora del almuerzo.
—Me alegro de que me dijeras
que me detuviera —, le digo.
Esto me da esperanzas, porque
ahora siento que puedo confiar en ella para que me indique cuando llego a su
límite, en lugar de decirme lo que cree que quiero oír. Es un paso muy
importante para avanzar en la dirección correcta.
—Mi trasero también —, me
sonríe.
~ ~ ~
— ¿La señora Acton no incluyó
ninguna pijama? — Pregunto cuando veo que lleva puesta de nuevo una de mis
camisetas para dormir.
—No tengo ni idea. Me gusta usar
tus camisetas —, balbucea medio dormida mientras se estira en la cama. Supongo
que eso es muy dulce. Ella prefiere usar algo mío que cualquier tela lujosa
como la seda. Así es Ana. Me inclino y la beso.
—Tengo que trabajar. Pero yo
no quiero dejarte sola. ¿Puedo usar tu portátil para conectarme con la oficina?
¿Te molestaría si me quedo a trabajar aquí? Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
240
No puedo quitarme la imagen de Leila de pie en el extremo de
la cama apuntando con un arma a Ana. Pero después de un día jugando a los
noviecitos, hay asuntos urgentes de negocios que necesitan mi atención, y solo
son las diez y media de la noche.
—No es mi portátil —, murmura,
y luego simplemente se va, quedándose totalmente dormida. Paso mucho tiempo simplemente
mirándola mientras duerme. Me encanta mirarla, tal como lo hice la primera vez
cuando la llevé a mi habitación en el Heathman. Mi bella durmiente. No puedo
resistirme a deslizar mis dedos por su suave mejilla, acariciando su cabello
sedoso, y viendo el movimiento acompasado de su respiración.
Anastasia. Mi amante. El amor
de mi vida. Todavía me parece extraño, pero creo que me estoy acostumbrando a
pensar en estos términos. Amor, con A mayúscula. Es un sentimiento maravilloso,
poderoso, pero confuso, lo estoy descubriendo.
De mala gana renuncio a seguir
mirándola y me conecto con la oficina para ponerme al día con el mundo
exterior. Pero en lugar de trabajar hasta la madrugada, como de costumbre, solo
termino lo estrictamente necesario para tener todo al máximo y poder deslizarme
en la cama junto a Ana. La envuelvo entre mis brazos, y la beso suavemente
mientras murmura dulcemente mi nombre, antes de caer en un sueño profundo,
tranquilo. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
241
Capítulo 41
Posibilidades
-E ntonces, ¿qué te pareció Anastasia,
John?
—Creo que es
encantadora, Christian, aunque creo que su apariencia es probablemente bastante
engañosa. Detrás de esa apariencia tímida, tranquila, yo creo que probablemente
es una joven muy astuta y perspicaz.
— ¿Por qué
dices eso?
—Bueno, para
empezar ella no dudó en decirme que piensa que soy un charlatán caro —, me
informa John sarcásticamente.
Resoplo de
risa.
—Ciertamente
dice lo que piensa.
Pero todavía
me gustaría saber exactamente lo que hablaron entre ellos cuando bailaron
juntos en el baile de máscaras. Joder, odio no saber, sobre todo porque el tema
de conversación más probable fui sin duda yo.
—Anastasia no
dijo mucho, pero sin duda tengo la sensación de que hay profundidades ocultas
en ella, y supongo que en cierta medida es por eso que la encuentras tan
intrigante. Ella es sin duda una joven muy hermosa, y puedo entender por qué ha
cautivado tu corazón, Christian, porque te has enamorado profundamente de ella.
—Acerca de
eso. Tenías razón. Toda esa mierda del amor. Pensé que lo que estaría... Ahora
me doy cuenta que lo estoy... amo a Anastasia, a pesar de que nunca lo creía
posible —. Sigue siendo tan jodidamente difícil para mí decir estas cosas en
voz alta.
—Debido a tu
mórbido auto-desprecio —. Dice John mientras suspira aparentemente frustrado
conmigo. —Christian, ¿cuántas veces hemos pasado por esto? Eres muy capaz de
dar y recibir amor. Fue muy evidente para todo el Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
242
mundo en el baile que tú y Anastasia, están locamente
enamorados el uno del otro. Fue un gusto verlos. El amor es un sentimiento
maravilloso.
—Supongo. Pero también estoy
asustado hasta el tuétano. Me siento tan vulnerable, porque me asusta mucho
perderla. No podría volver a lo que sentir lo que sentí, cuando ella me dejó la
otra vez.
— ¿Y le has dicho a Anastasia
lo que sientes? ¿Realmente le has dicho que la amas?
—Más o menos. Ella se dio
cuenta antes que yo, así que me puso las cosas más fáciles.
—Como pensaba, tu Anastasia es
de hecho muy perceptiva. Realmente creo que va a ser muy buena para ti, porque
parece ser capaz de ver al hombre real, el que normalmente se oculta detrás de
esa fachada cerrada con la que siempre te presentas ante el mundo. Ahora que
finalmente has aceptado que eres capaz de amar, mi consejo es que realmente
abraces estos sentimientos. No seas tímido. Dile a Anastasia con frecuencia lo
que sientes por ella, que la amas. El amor no es algo de lo que avergonzarse, y
declararlo abiertamente sin duda ayudará a que se fortalezca el lazo entre
ustedes. Estar enamorado es algo para estar orgulloso, ¿por qué no declararlo
libremente ante todo el mundo?
—No sé si puedo hacer eso. Tú
sabes que siempre he sido una persona muy reservada, John.
—Me he dado cuenta, pero
tampoco nunca has tenido este tipo de sentimientos antes, ¿verdad? Además,
estoy seguro de que significaría mucho para Anastasia, escucharte libremente,
reconociendo públicamente tus sentimientos por ella. Esto sería de gran ayuda
con cualquier problema de confianza en sí misma que ella pudiera estar
experimentando.
— ¿Te diste cuenta de eso
también?
—Bueno, creo que las mujeres
jóvenes tienen problemas de confianza en sí mismas hasta cierto punto —,
responde evasivamente, mientras se aclara la garganta y cambia de tema, así que
supongo que no se siente libre para hablar de este tema de Ana conmigo. Pero
por lo menos me ha dado un fuerte indicio, por lo que intentaré esforzarme para
decirle a Ana lo que siento por ella. ¿Tan difícil puede ser eso?
—Entonces, ¿cómo van
progresando las cosas entre ustedes? Supongo que los dos están trabajando hacia
un compromiso con respecto a tus necesidades y Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
243
deseos sexuales. Sé que es pronto, ¿Que tan difícil te ha
resultado controlar tus inclinaciones sádicas?
—En realidad John, por ese
lado de las cosas hasta el momento han sido mucho más fáciles de lo que
pensaba, de todos modos. Estamos encontrando un montón de otras cosas para
probar igualmente satisfactorias y gratificantes —. Ben & Jerry & Ana.
Mmm, delicioso —. Y ella de buena gana me dejó pegarle un par de veces, porque
ella descubrió que realmente la excita también.
No puedo evitar sonreír ante
el recuerdo de Ana rogándome que la azotara. Eso fue jodidamente increíble.
—Así que están haciendo
progresos y están comprometiéndose a encontrar un punto medio por como suenan
las cosas. Esa es una excelente noticia, Christian, realmente excelente.
—Sí, pero...
— ¿Pero, qué?
—Lo que me resulta mucho más
difícil de lo que esperaba es hacer frente a la ansiedad que experimento,
provocada por la falta de control que tengo sobre Ana, cuando ahora ella es lo
más importante en mi vida. Debido a todos los problemas de seguridad adicionales
asociados con ser mi novia, supuse que ella estaría de acuerdo en dejar que me
ocupe de ella. Pero no, Ana sigue siendo tan terca e independiente. Estoy tan
jodidamente frustrado con ella, porque como sabes, Leila aún anda suelta,
posiblemente armada y potencialmente quiere hacerle daño. No puedo correr el
riesgo de que algo pueda pasarle, y sin embargo ella lucha en contra de mis
órdenes todo el tiempo. Y no es solo el tema de Leila. Después de que ella
insistiera en ir a trabajar hoy, en contra de mis deseos, podría añadir que las
cosas se pusieron aun peor.
— ¿Quieres contarme qué es
exactamente lo que te provoca tanta ansiedad?
Inspiro profundamente y exhalo
lentamente mientras me pregunto por dónde empezar, cómo explicar el reciente
conflicto entre nosotros. Me doy cuenta de que me estoy pasando los dedos por
el cabello, un signo seguro de que me siento estresado.
—Todo empezó bien esta mañana.
Sabes, Ana accedió a quedarse conmigo en mi apartamento debido a la situación
de Leila. Bueno, siempre he asumido que prefiero vivir por mi cuenta, pero
¿sabes qué? Me encanta tener a Anastasia conmigo. Cuando ella está ahí, todo se
siente bien, es como si la pieza que le Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
244
falta al rompecabezas encajara para completarlo. Duermo mucho
mejor cuando compartimos mi cama, y tampoco tengo ninguna pesadilla. Y luego
despertarme en la mañana junto a ella es lo mejor.
Vuelvo a pensar en esta
mañana, lo tentadora que se veía a Ana cuando me desperté, mientras yacía en la
cama toda despeinada y sexy. Resistí a la tentación de despertarla antes para
que pudiera unirse a mí en la ducha, sabiendo lo mal geniada que puede ser
cuando no duerme lo suficiente. Incluso me debatía si le permitía dormir y
faltar al trabajo por completo, pero sabía que ella estaría muy molesta si lo
hubiera hecho.
—Me gustaría que volvieras a
la cama —, me susurró seductoramente, con esa voz ronca que hace cuanto esta
excitada.
Tomo de todo mi auto-control
no saltar a la cama de nuevo y follarla sin sentido. Eso sí, no se había dado
cuenta de la hora, y fue divertido ver su pánico y luego saltar de la cama a
toda prisa para arreglarse para ir al trabajo al pensar que se había despertado
tarde.
Mientras que Ana estaba en la
ducha, tuve la oportunidad de hablar con Gail.
—Buenos días, señora Jones.
Espero que hayan tenido un fin de semana agradable con su hermana
—Sí, así fue, gracias, Sr.
Grey —, me sonríe.
—Y puedo considerar que Taylor
la ha informado de los últimos acontecimientos, y que usted se pueda sentir
tranquila de que la seguridad en el apartamento ya no se verá comprometida.
—De hecho lo hizo, señor.
Aunque tengo que decir que me resulta difícil creer que la señorita Williams en
realidad quisiera dañar a alguien intencionalmente. Ella es una mujer muy
confundida y enojada, en mi opinión. No es así como lo ve el Sr. Taylor, por
supuesto. Él me ha dicho hasta quedarse sin aire sobre que no voy a correr
ningún riesgo de volver a enfrentarla de nuevo, cuando pienso en todo lo que
realmente necesita es un abrazo grande y alguien que la escuche —. Resopló.
Me imagino que Jason le había
leído la cartilla a Gail, de la misma forma que yo lo hice con Ana. Estaba
horrorizado, tanto como yo, de que Gail hubiera tenido que lidiar con Leila
ella sola cuando entró en el apartamento armada con una cuchilla de afeitar, e
hizo el intento de autolesionarse. Por eso yo no permití que Gail volviera al
apartamento hasta que estuviéramos convencidos de que era Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
245
seguro para ella, y en todo caso, sé que Taylor nunca
asumiría ningún riesgo cuando se trata de su seguridad.
—Entiendo que Taylor le ha
informado de que la señorita Steele se quedará aquí conmigo, al menos hasta que
haya una solución satisfactoria a la situación de la señorita Williams —, le
informo.
—Sí, lo hizo —. Gail me sonríe
positivamente al responder. ¿Por qué la hará tan feliz esto, cuando será más
trabajo para ella?
—Ella va a compartir mi
habitación, su ropa y otras pertenencias personales ya han sido trasladadas.
Soy consciente que tener una persona adicional aquí significa trabajo extra
para usted, así que hágame saber si necesita ayuda adicional o alguna otra
cosa.
—Sr. Grey, no será un problema
en absoluto que señorita Steele esté alojada aquí en el apartamento y será para
mí un absoluto placer cuidar de ella también. Para ser sincera, a veces me
siento un poco desaprovechada, ya que son muy fáciles de atender.
Me sonríe sinceramente. Ella
tiene esa mirada sentimental en sus ojos, la que mi madre tiene cuando me habla
de Ana. ¿Qué es todo eso?
—Bien. La señorita Steele
desayunará panqueques y tocino. ¿Y podría prepararle un almuerzo para llevar al
trabajo, ya que no va a dejar la oficina a la hora del almuerzo?
—Por supuesto, Sr. Grey. Una
vez que haya descubierto sus preferencias, me voy a asegurar que tenga una
comida sabrosa y nutritiva para llevarse.
Entonces vi a Ana caminando
hacia la cocina, vistiendo algunas de las prendas que la señora Acton le
suministró. Como había previsto, ella se veía espectacular con una falda de
tubo gris entallada, una blusa de seda de buen corte y zapatos de tacón negros.
Llevaba el pelo recogido, y me encantó como lucía, viendo su cuello expuesto de
esa manera. Jesús, si ella viniera a trabajar a mi oficina, yo nunca haría
nada. La idea de que Ana trabaje con ese hijo de puta de Hyde, saber que puede
comérsela con los ojos todo el día sigue sin gustarme, pero sé que la tengo
bajo vigilancia, y que Sawyer estará cerca, aunque no estará en la oficina
realmente con ella, como yo hubiera preferido.
Cuando le dije a Ana lo
hermosa que estaba, por el rabillo del ojo capté a la señora Jones sonriendo
otra vez por alguna razón, antes de que ella le preguntara que le gustaría para
su almuerzo. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
246
—Por favor, señora Jones, llámeme Ana —, insistió al tiempo
que me lanzaba una mirada significativa, por si me atrevía a decir algo sobre
ser familiar con el personal de nuevo.
Así que bien, yo no estaba
celoso de Gail, pero aun tendré que recordarle que el personal no son amigos, y
que preferiría que se adhirieran al protocolo habitual y la traten como
señorita Steele. Pero no la contradije allí mismo, decidí que podía esperar
hasta un momento más oportuno, ya que tuve que salir a las ocho y media para
una reunión. Incluso con la distracción de Ana, yo no llego nunca tarde. Bueno,
normalmente no lo hago.
Ella me hizo sonreír al salir,
cuando ella dijo “que tengas un buen día en la oficina, querido”, como si
fuéramos un viejo matrimonio o algo así. Se sintió tan bien, confortable de
alguna manera, y me gustó. Joder, de hecho me encantó.
Cuando Taylor me llevaba a
Grey House, aproveché la oportunidad para recordarle.
—Asegúrate de que Sawyer sepa
que la señorita Steele no debe abandonar el edificio sin compañía en ningún
momento. Ella no tiene necesidad de salir del edificio a la hora del almuerzo,
pero aun así, debe permanecer alerta y no ser complaciente.
No podía evitar la sensación
de que Ana seguía sin tomarse el riesgo de su seguridad muy en serio, y podría
hacer algo tonto.
—Puedo asegurarle que Sawyer
comprende plenamente sus responsabilidades, y las toma muy en serio, Sr. Grey.
Es uno de los hombres más confiables con los que he trabajado, tanto dentro
como fuera del servicio.
Taylor me miró por el espejo
retrovisor, antes de fijar sus ojos en la carretera de nuevo. Bueno, Jason, así que estoy siendo
sobreprotector con Ana, ¿pero me puedes culpar? No puedo soportar la idea de
que cualquier cosa la pudiera dañar.
Pero ahora me
doy cuenta de que mis pensamientos han huido de mí, y todavía tengo que decirle
a Flynn lo que paso después, mientras sigue sentado mirándome con expectación
esperando pacientemente.
Inspiro profundamente
y luego empiezo a abrirme. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
247
—Nos comunicamos mucho por correo electrónico, sobre todo
cuando estamos en el trabajo, y a menudo encuentro que ella es más honesta y
comunicativa con sus pensamientos por ese medio.
—Esa es una observación
interesante. ¿Alguna idea de por qué puede ser?
— ¿Tal vez porque ella se
siente más cómoda con la palabra escrita? — Sugiero.
— ¿Podría ser porque ella lo
encuentra menos intimidante de esa manera? — sugiere John tranquilamente,
mientras juega con su pluma y su reloj para medir mi reacción. Me tomo un
minuto o dos para pensar en esto.
—Creo que puedes estar en lo
cierto. Estoy trabajando en ello —, lo admito.
—Entonces, ¿Sobre qué eran los
correos electrónicos últimamente? — pregunta.
—En primer lugar, le di las
gracias por el maravilloso fin de semana que acabamos de pasar, y que yo
esperaba que ella nunca se fuera, nunca. Solo lo hice como una observación de
tipo general, pero cuando ella me pidió que le aclarara si eso significaba que
quería que se mudara conmigo, entonces me lancé a ello. Le dije que sí.
—Ya veo. Eso es realmente un
gran paso para los dos porque están en el principio de su relación. Entonces,
¿cómo reaccionó ella?
—Ella dijo que deberíamos
hablar de eso esta noche.
—Chica inteligente. Sin duda
es algo que asimilar, pero solo si ambos sienten que es el momento adecuado, lo
correcto para los dos.
—Pero su vida conmigo en el
Escala tiene mucho sentido, sobre todo en este momento, y sobre todo con lo que
vino después, lo que solo demuestra que necesito estar cerca de ella para
protegerla, porque ella no tiene ni idea sobre el mundo feroz de ahí fuera.
— ¿Qué quieres decir,
Christian?
—Ella casualmente me anunció
en su siguiente correo electrónico que ella solo “pensaba que debería saber”
que iba a una conferencia, lo que supondría una noche de estancia en Nueva York
con su despreciable jefe, Jack Cabrón Hyde. El que, de acuerdo con la
verificación de antecedentes que pedimos, siempre contrata asistentes jóvenes y
atractivas, pero nunca duran más de un par de Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
248
meses. No tengo ninguna evidencia sólida y real todavía, pero
estoy seguro de que ha acosado a todas ellas. Es claramente un mujeriego en
serie, por lo menos, sino algo mucho peor. Ciertamente no es la clase de hombre
con el que voy a dejar que mi novia se vaya a un viaje de una noche.
—Entonces, ¿Cuál fue tu
reacción a la noticia de este viaje?
—Le dije que no iba, por
supuesto. Quiero decir, por encima de mi cadáver voy a dejar que ponga sus
garras apestosas en cualquier lugar cerca de ella. Le dije que si ella quiere
ir a Nueva York yo la llevaría a Nueva York, tengo mi propio apartamento allí.
— ¿Y supongo que ella no
reaccionó bien a esta declaración tuya, ordenando sobre asuntos relacionados
con su trabajo?
—Se podría decir eso. Ella me
dijo que mantuviera mis calzones en su lugar. Yo le dije que no es mi maldita
ropa interior la que me preocupaba. Entonces ella me envió un correo
electrónico despotricando acerca de la confianza, e irresponsablemente se
refirió a algunas de mis predilecciones sexuales más extremas en un correo
electrónico del maldito trabajo, por el amor de Cristo. Tuve que llamar a
Barney para eliminarlo del servidor y la llamé por teléfono para decirle que no
volviera a hacer algo tan estúpido de nuevo. Entonces me telefoneó para decirme
que se va a Nueva York, me gustara o no, y después me colgó. In-creí-ble. Ella
en realidad me colgó. Nadie me cuelga.
John parece estar sofocando
una carcajada.
—No hay duda de que
definitivamente te perdiste todas las experiencias adolescentes Christian, pero
parece que Anastasia y tu están recuperando el tiempo perdido en ese aspecto.
Entonces, ¿Cómo te las arreglaste para resolver la situación?
—Tomando el control, por
supuesto. Tiré de algunos hilos para conseguir una moratoria inmediata de todos
los gastos en SIP en la práctica, el resultado es que Hyde puede a ir a Nueva
York, pero sin Ana.
— ¿Quieres decir que en
realidad interferiste en su trabajo para evitar que ella vaya a New York por un
asunto relacionado con el trabajo? ¿No te parece que tal vez ha sido un poco
exagerado de tu parte, Christian? ¿Y se puede saber cómo te las arreglaste para
conseguir imponer esta moratoria?
—No estoy autorizado a revelar
exactamente como, pero basta con decir que estoy tomando todas las medidas que
considere necesarias para proteger lo que Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
249
es mío. Y mi opinión es que no estoy exagerando, no es más
que una precaución sensata.
Sé que estoy siendo
deliberadamente obtuso en realidad al no decirle a Flynn que compré SIP, pero
técnicamente no tengo la libertad para decírselo porque esa noticia aún no
puede salir a la luz. Por supuesto, sé que él nunca usaría esta información
confidencial, pero aun así. Me mira fijamente por un momento, luego sus ojos se
abren cuando lo entiende.
— ¿Vas a comprar la empresa?
¿Estás haciéndote cargo de la empresa en la que Anastasia está trabajando para
el fin de controlarla? Sin duda, puedes ver como se ve eso.
—Veo que estoy protegiéndola.
Solo voy a interferir en su trabajo cuando sea absolutamente necesario, por
ejemplo cuando haya un riesgo potencial para su seguridad. Por el amor de Dios,
¿qué se supone que tengo que hacer, dar un paso atrás y permitir que sea
violada por este tipo? Confío en ella totalmente, pero ella es solo una pequeña
chica indefensa, no tendría ninguna oportunidad contra alguien como él, aunque
no recurriera a algo como el Rohypnol. No olvido, yo ya vi lo impotente que
estaba cuando ese fotógrafo la acosó cuando estaba borracha, y si yo no hubiera
aparecido cuando lo hice... — Cierro los ojos y me estremezco de horror ante la
idea de cómo podría haber terminado.
— ¿Hay evidencia de que eso es
lo que pasaría en este caso?
—Yo confío en mi instinto,
rara vez me decepciona. Hyde significa problemas, y yo no voy a dejar que la
ignorancia y la ingenuidad de Ana decidan y se ponga en riesgo con él.
—Estoy seguro de que Ana no se
permitiría estar en esa situación, o se pondría en peligro a sí misma.
— ¿No? Bueno, te cuento que lo
que hizo después. A pesar de la amenaza de Leila suelta por ahí con un arma, a
pesar de asegurarme que no iba a salir del edificio sola haciéndome ceder en
que Sawyer no tenía que acompañarla dentro del edificio, aun así sale sola a la
jodida hora del almuerzo, se puso en un gran riesgo, solo porque ese bastardo
perezoso de Hyde le pidió que fuera a comprar su almuerzo. Por suerte, había
tenido la precaución de pedirle a Sawyer que controlara el único punto de
acceso al edificio, así que el la vio salir y la siguió para garantizar su
seguridad.
— ¿Que te molesta más, el
hecho de que Anastasia haya desobedecido tus instrucciones, o que en tu
opinión, ella se puso en riesgo? Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
250
—Ambos, porque son la misma cosa. Tengo que estar seguro de
que está a salvo, y es por eso que le di esas instrucciones. Pero cuando le
llamé después del almuerzo para confrontarla sobre sus acciones irresponsables,
reaccionó muy confundida y conmocionada ante mí.
— ¿Qué te dijo?
—Ella dijo que tengo que dejar
de actuar de esta manera porque la estoy asfixiando. Sofocándola. Parecía muy
enojada y molesta por eso también, lo que me preocupa y por un momento
honestamente pensé que podríamos salirnos de control. Pero no, ella dijo que
hablaremos de eso esta noche después del trabajo. Es por eso que adelanté
nuestra cita, John, para poder hablar de todo esto contigo, para tener una
perspectiva de las cosas. Mira, solo estoy tratando de protegerla, no de
sofocarla, hasta yo sé que no es bueno sentirse así. Pero, ¿qué otra cosa puedo
hacer, dada la situación actual? Yo habría pensado que daría la bienvenida a
alguien que está dispuesto a cuidar de ella y protegerla, pero en lugar de eso
estoy muy preocupado por la reacción de Ana, y ahora tengo que esperar hasta
esta noche para ver cómo se siente. El cabrón de su jefe está haciéndola
trabajar hasta tarde, con la excusa de que es necesario porque ella ahora no va
a ir a Nueva York con él.
—Me sorprende que estés
sorprendido por su reacción, Christian. ¿Cómo crees que se siente ella? ¿Cómo
te sentirías en sus zapatos? Lo único que pareces estar considerando es cómo te
sientes acerca de que le ocurra algo potencialmente malo, y sin tener en cuenta
la forma restrictiva que esta reacción exagerada debe sentir alguien que, por
lo que me has dicho, ha vivido bastante independiente hasta ahora. Hay que
recordar que no es una de tus sumisas, y ella no se ha comprometido a
entregarte todo el control y la toma de decisiones. Por mucho que quisieras, tú
simplemente no puedes protegerla de todos los riesgos posibles, aunque, por
supuesto, con tus antecedentes yo entiendo tu necesidad de actuar de esta
forma. Sin embargo, debes tener cuidado de que tus acciones no tengan el efecto
contrario al que estás tratando de lograr. Anastasia bien puede tener la
tentación de ocultarte las cosas en el futuro, con el fin de evitar que
interfieras. Ella es una independiente, determinada, una jovencita soltera que
no tiene que buscar tu aprobación por sus acciones a menos que así lo desee.
—Bueno, eso es otra cosa. Como
tú dices, tal como están las cosas entre nosotros ahora, no tengo derecho
alguno en lo que a ella respecta. Por ejemplo, si ella se enferma, legalmente
no tendría nada que decir en su tratamiento. Y a pesar del hecho de que
prácticamente no tiene dinero propio, no puedo obligar a Ana a aceptar nada de
mi dinero o posesiones si no acepta un regalo de mi Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
251
parte, es por eso que hizo la estúpida oferta por mi casa en
Aspen en el baile de máscaras, porque había encontrado la manera de poner un
poco de dinero en su cuenta y se negaba a aceptarlo. Pero estoy pensando, si yo
fuera su esposo, sería diferente.
—Ya veo. ¿Así que estás
pensando en términos generales pedirle a Anastasia que se case contigo? — John
parece sorprendido por esto, ya que frunce el ceño y garabatea algo en sus
notas.
—Sí, de hecho. Nos registramos
como marido y mujer en un hotel el fin de semana, y eso me hizo pensar. Me
gustó mucho referirme a Ana como mi esposa, me gusta el mensaje que envía a
cada hijo de puta de que ella está comprometida, que es mía.
—Puedo ver como eso resulta
atractivo para un hombre como tú, Christian. ¿Ya le has hablado de estos
pensamientos a Ana?
—No, todavía no. Sé que
probablemente parece demasiado pronto, pero ahora sé lo que siento y lo que
quiero, no veo porque perder el tiempo. Siempre he sido decisivo, es una
fortaleza, un atributo necesario para tener éxito en los negocios. Saber lo que
quieres e ir tras ello, lo que sea necesario para lograr tu objetivo. No quiero
que Ana me deje, o que esté con alguien más, y yo ciertamente no quiero volver
a estar con nadie más. Así que seguramente el siguiente paso lógico entre
nosotros es hacerla mi esposa, y garantizar así que tengo el derecho a
participar plenamente en todos los aspectos de su vida, para ser capaz de
mantenerla a salvo y protegerla.
John se echa hacia atrás en su
silla y me estudia intensamente durante un minuto o dos, mientras golpea el
dedo en sus labios.
—No tienes mucha experiencia
con las mujeres, ¿verdad Christian? Aparte de sexual, por supuesto —,
rápidamente elabora, cuando ve que levanto las cejas con curiosidad. —Te das
cuenta de que el contrato de matrimonio entre un hombre y una mujer no es nada
parecido a un contrato comercial, ¿no? El ser el esposo de Ana tampoco te da el
derecho de dictar lo que ella puede o no puede hacer. En realidad, no te
permite controlarla.
—No, pero seguro que por lo
menos me otorgaría algo de control, un poco más del que tengo ahora. Como mi
novia, ella es un blanco vulnerable para toda clase de bichos raros, y sin
embargo no puedo obligarla a aceptar mi protección. Y realmente quiero que ella
se beneficie de mi considerable riqueza. Quiero compartir todo lo que tengo con
ella para hacerle la vida más fácil, pero tal y como están las cosas entre
nosotros en este momento, su estúpido orgullo Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
252
no se lo permite. Y realmente me gustaría mostrarle al mundo
que estoy totalmente comprometido con ella, debido a lo mucho que la amo.
—Ah, por fin, estoy escuchando
la razón correcta para querer casarse. Porque amas a Anastasia. Eso está mucho
mejor —. John me sonríe. —Mira, creo que pedirle a Ana que se case contigo es
una meta maravillosa para que trabajen en ella. Pero tienen que aprender a
caminar antes de correr. Su primera prioridad es aprender a comunicarse entre
sí con mucha más eficacia, para evitar estas confrontaciones dañinas entre
ustedes. Ese es el primer paso lógico hacia la consecución del objetivo final
del matrimonio. Ella es claramente una mujer inteligente, por lo que debes ser
más eficaz al explicarle el por qué tienes preocupaciones acerca de su
seguridad, eso la implicaría a ella en la toma de decisiones, en lugar de
ladrarle ordenes, lo que inevitablemente hará que se sienta enojada y resentida
y la provocará a rebelarse en tu contra.
—Pero yo sólo estoy cuidando
de ella y tratando de protegerla de toda la mierda para que ella no se moleste
ni se preocupe por eso. Eso tiene sentido ¿no es así? ¿Por qué iba a resistirse
a eso? No entiendo por qué las mujeres actúan de esa manera.
—En palabras del gran Oscar
Wilde “Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no entendidas”, pero
básicamente, mi consejo, no es insultar su inteligencia, trata de tomar en
cuenta sus sentimientos y pensamientos, en lugar de simplemente ignorarlos, o
siempre suponer que sabes lo que es mejor para ella. Discutan las cosas, habla
con ella de tus pensamientos, pídele su opinión. Si el matrimonio es en
realidad tu objetivo final, tendrás que pensar en ello como una asociación de
igualdad entre ustedes dos, no como una excusa para que puedas simplemente
considerarla como tu propiedad.
—Está bien, entiendo lo que
dices, aunque no necesariamente estoy de acuerdo con todo. Pero en el fondo, no
estás diciendo que el matrimonio entre nosotros sería una mala idea. ¿Crees que
puedo hacerlo? Quiero decir, nunca pensé que iba a ser una opción para un
hombre como yo. Pero desde que he conocido a Ana, todo tipo de posibilidades
parecen estar abriéndose. Siempre y cuando no pienses que sería un error que
Ana se case conmigo, que yo no soy bueno para ella, quiero decir, ya que no le
he contado todo sobre mí, porque ella habría huido si lo supiera.
Es decir si ella supiera toda
la verdad acerca de por qué te gusta golpear pequeñas chicas de cabello marrón
como ella, Grey. Nunca olvides que sigues siendo un bastardo enfermo.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
253
Miro a John, sabiendo que nunca es menos que totalmente
honesto conmigo, nunca dora la amarga píldora con azúcar o me dice mentiras.
Eso es lo que me gusta de él, a pesar de que él es un bicho más bien raro, un
británico fuera de lugar. Otro pez fuera del agua, supongo. Y, por supuesto,
sabe todo de mi mierda realmente mala, pero nunca parece desconcertado por
ella.
—Como sigo diciendo,
simplemente asuman las cosas un paso a la vez, Christian. Creo que lo primero
es trabajar duro para mantener abiertos los canales de comunicación entre
ustedes, entonces un amoroso matrimonio con Anastasia sería un objetivo ideal
al que puedes aspirar. Creo que aprender a apoyarse mutuamente en sus puntos
fuertes y débiles sería la terapia ideal para ambos. — ¿Terapia para Ana
también? ¿Él piensa que ella necesita ayuda también?
Dejo la sesión con la ligera
sensación de que John al menos no estaba totalmente horrorizado por la idea de
que Ana y yo nos casemos, o rechazándola de totalmente para un hombre como yo.
~~~
— ¿Cuántas veces tengo que
decirte que dejes a Anastasia tranquila? — Le gruño a Elena cuando contesta al
teléfono. —Y, de todos modos, como demonios has conseguido su dirección de
correo electrónico.
Elena me sorprende riéndose.
—Ella vino corriendo
directamente a ti de nuevo ¿verdad? De todos modos debo decir que la tienes
bien entrenada en esa área, incluso si no es la correcta. En cuanto a cómo
conseguí su dirección de correo electrónico, simplemente llamé a la recepción
de SIP y pregunté por ella, no me imaginé que la dirección de correo electrónico
de Anastasia fuera alguna especie de secreto de estado, especialmente con
autores potenciales queriendo ponerse en contacto con ella.
— ¿Cómo supiste donde trabaja?
— Pregunto con suspicacia.
—Lo escuché varias veces en el
baile de máscaras. Tu Anastasia fue por completo el tema de conversación, como
podrás imaginar, dado que la mayoría de la gente allí, incluyendo a tu familia,
pensaba que eras gay. Si supieran la verdad, ¿eh? — Elena estalla en una risa
con un tono alto y tintineante que me parece muy irritante, ya que no estoy
encontrando nada de esto divertido en absoluto. Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
254
—Elena, no te das cuenta de que vienes tras de mí una vez
más, cuando te he dicho lo que quiero muy claramente varias veces, y específicamente
que dejes a Anastasia tranquila, si recuerdas la última vez que hablamos. Así
que estoy contento de que Ana me haya enviado el e-mail para que yo me
encargue. Por el amor de Dios Elena, cuando vas a captar el mensaje de que ella
no está interesada en ser amiga tuya, y que no me siento cómodo con ese deseo
tuyo de “llenar los vacíos” con ella.
— ¿He tocado un punto
sensible? ¿Crees que voy a revelar algo que todavía sientes la necesidad de
esconderle a Anastasia? Eso no suena muy honesto de tu parte, ya que me has
informado de que están en una relación normal, sea lo que sea. Solo pensé que
iba a tratar una vez más de suavizar las cosas, ahora que entiendo lo
importante que es para ti. Sé que todo esto es la represión de tus verdaderas
necesidades y deseos, no va a ser nada fácil para un hombre como tú, así que
pensé que ambos iban a necesitar toda la ayuda y el apoyo que puedan conseguir.
Me preocupo por ti, porque ni siquiera tu familia conoce el verdadero fondo de
tus problemas, ¿verdad? Realmente no hay nadie más que pueda ofrecer el tipo de
ayuda y el apoyo que yo puedo, así que sentí que era mi deber no abandonar a la
ligera, lo que equivocadamente crees que puede ser una carga para mí. Siempre
estaré aquí para ti Christian, no importa lo que pase.
—Yo no necesito tu ayuda.
Anastasia no necesita tu ayuda. Así que vete a la mierda, lejos de nuestras
vidas, Elena. No más injerencia en los asuntos que no te conciernen. Última
advertencia.
—Como quieras, Christian. Haré
lo que me pides, solo recuerda que siempre he sido tu más fiel amiga y yo nunca
te abandonaré. Siempre he estado aquí para ti, ¿no? Nada va a cambiar eso,
independientemente del tipo de relación en la que estés ahora. Así que, si me
necesitas, voy a estar ahí esperando por ti. Yo no soy más que una amiga desde
hace mucho tiempo, después de todos estos años y todas las experiencias que
hemos compartido.
—Tengo a Anastasia ahora, así
que no necesito de tu tipo de apoyo. Te agradezco tu preocupación, pero en
realidad es totalmente innecesaria. Adiós, Elena.
—Adiós, Christian. Ten
cuidado. Ten la seguridad que voy a dar marcha atrás, por ahora, pero seguiré
cuidando de ti.
~ ~ ~ Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
255
Estoy nervioso mientras Anastasia entra en el coche cuando la
recojo después del trabajo, ya que no estoy seguro de lo enojada que todavía
pueda estar. Flynn dice que tenemos que aprender a comunicarnos de manera más
efectiva, así que decido simplemente preguntarle directamente.
— ¿Todavía estás enojada?
—No lo sé —, murmura. Al menos
no suena tan enojada, y cuando le tomo la mano para besarla suavemente, ella no
hace ningún movimiento para apartarla. Bueno, ese es un comienzo positivo.
—Ha sido un día de mierda.
—Sí, así es.
—Es mejor ahora que estas aquí
—, le digo con sinceridad. Estar con ella es suficiente para ayudarme a empezar
a relajarme y descansar. Me gusta poder tocarla y sentirla junto a mí.
El viaje de vuelta al Escala
no dura mucho, y cuando Taylor nos deja, corremos rápidamente para escapar de
la lluvia, y esperamos el ascensor. Vuelvo a la realidad porque Ana se da
cuenta que estoy explorando el área circundante.
— ¿Supongo que no han
encontrado Leila todavía? — Pregunta.
—No, Welch está todavía
buscándola —, murmuro. Es tan jodidamente frustrante que parece ser capaz de
desaparecer de la faz de la tierra, y luego reaparecer a voluntad.
El ascensor llega y entramos.
Y está allí de nuevo, esa chispa, esa química electrizante, entre nosotros, en
el espacio confinado. La deseo, aquí y ahora. Miro a Ana, y ella tiene esa
mirada de cógeme-ahora en los ojos.
— ¿Lo sientes? — Le susurro.
—Sí.
—Oh, Ana —, gimo, mientras la
agarro y levanto su cabeza para besarla, mientras sus dedos encuentran su
camino en mi cabello para tirar de mí hacia ella. De alguna manera terminamos
contra la pared del ascensor, respiro con dificultad, todos nuestros
pensamientos se van.
—Odio discutir contigo.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
256
Toda la tensión que se ha acumulado hoy de alguna manera
encuentra su desahogo cuando nos besamos, un apasionado beso profundo con
nuestras lenguas entrelazándose, nuestras manos frenéticamente exploran el
cuerpo del otro. Cuando paso la mano por su pierna, hago un descubrimiento que
me vuelve aún más loco.
—Dulce Jesús, llevas medias —,
gimo, mientras acaricio la suave piel expuesta en la parte superior de sus
medias de encaje. Las medias me parecen jodidamente eróticas. —Quiero ver esto.
No hay manera de que yo
aguante hasta que lleguemos a casa. Estoy demasiado excitado y desesperado, así
que tiro de su falda, hay una fiesta para mis ojos, Ana en sexys medias. Gimo y
alcanzo a pulsar el botón de alto, obligando al ascensor a hacer una parada
entre el vigésimo segundo y vigésimo tercer piso. Siempre supe que llegaría el
día en que follaríamos en el ascensor, y resulta que ese día es hoy.
Los dos estamos jadeando,
mirándonos el uno al otro, mientras ella se inclina contra la pared del fondo.
—Suéltate el cabello...
Quiero que me enseñe lo
perversamente seductora que puede ser. Ana se suelta su glorioso cabello y le
cae sobre los hombros, hasta llegar a sus pechos.
—Suelta los dos botones
superiores de tu blusa.
Anastasia lentamente cumple
con mi orden, así que ahora puedo ver la parte superior de sus fantásticos
pechos.
— ¿Tienes alguna idea de lo
atractiva que te ves en este momento? — susurro, increíblemente excitado por
ella.
Ella niega con la cabeza
mientras se muerde los labios tentadoramente, sabiendo exactamente el efecto
que eso tiene sobre mí. Cierro los ojos mientras trago duro, tratando de
mantenerme bajo control. Doy un paso más cerca para poner mis manos a cada lado
de su cara, atrapándola sin tocarla. Ella me mira con esos grandes y hermosos ojos
azules, mientras me inclino hacia abajo y corro mi nariz contra la de ella.
—Yo creo que sí, señorita
Steele. Creo que te gusta volverme loco. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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— ¿Yo, te vuelvo loco? — Murmura, sin dejar de mirarme a los
ojos.
—Todo el tiempo, Anastasia.
Eres una sirena, una diosa.
Tengo que poseerla. Engancho
su pierna alrededor de mi cintura, por lo que ahora ella está directamente
contra mi erección dura como roca, mi polla demanda contacto con ella. Ella
gime y echa la cabeza hacia atrás, la beso, recorriendo su garganta mientras
absorbo su delicioso aroma inconfundible. Me lleva al límite. Tenemos que
follar.
—Te voy a tomar ahora,
Anastasia.
Ella arquea la espalda
frotándose a sí misma contra mí, tan desesperada como yo.
Tomo uno de los paquetes de
preservativos que siempre guardo en mi bolsillo en estos días, y bajo
rápidamente mi bragueta. No puedo esperar hasta que podamos ser verdaderamente
espontáneos, pero por ahora, estamos impacientes por deshacernos de esta
tensión, así que lo sacamos y me lo pongo.
—Dios, no puedo esperar a que
pasen los próximos seis días —, gruño. — Espero que no estés apegada a estas
bragas.
Simplemente las rompo, ni
siquiera tratando de hacerlas caer.
Entonces me meto por completo
en ella, saboreando la exuberancia suave y cálida que envuelve mi polla
desesperada. Ah siiiii. Eso se siente tan bien. Estamos siempre tan
increíblemente bien juntos. Poco a poco me retiro y luego me deslizo de nuevo.
Los dos gemimos de placer. Estamos totalmente conectados, básicamente, por
nuestra mutua necesidad cruda de follar.
—Eres mía, Anastasia.
—Sí. Tuya. ¿Cuándo va a
aceptar eso? — Gime, mientras empujo lentamente hacia ella de nuevo para
llenarla completamente. Ella se siente tan apretada y suave en mi longitud.
Ella es perfecta, perfecta para mí y solo para mí. Mi Ana.
Entonces me pongo realmente en
movimiento, tirando de su pierna apretándola alrededor de mí, para encerrarme
en ella, me sumerjo en ella, muy profundo y duro, mientras ella inclina sus
caderas para encontrarme y coincidir, reclamándome aún más profundamente, en el
corazón mismo de su cuerpo. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
258
Una y otra vez, una y otra vez, la empujo hasta el límite,
alegando que ella es mía cada vez que deslizo mi polla dentro de ella. Ella es
mía. Yo soy suyo. Nada más existe o importa.
—Oh, nena —. Siento su espasmo
apretando a mí alrededor mientras ella se corre, un sentimiento fantástico, así
que me pierdo en ella, diciendo en voz alta cuando me libero en ella. —Ana, mi
Ana.
~ ~ ~
—Taylor se estará preguntando
donde estamos —, sonrío, mientras pulso el código del ascensor y sube de nuevo.
Me imagino que se sorprendería al llegar al apartamento por el ascensor de
servicio antes que nosotros, incluso después de estacionar el coche, pero no
dudo que pronto sabrá bien lo que estamos haciendo. El supondrá que estamos
teniendo sexo en el ascensor. No le preocupará, por lo menos estamos a salvo,
fuera de peligro aquí.
Anastasia apresuradamente
trata de arreglar su cabello y ajustar su ropa mientras el ascensor completa su
tardío ascenso.
—Estás bien —. Sonrío.
¿Por qué se molesta en tratar
de ocultar la evidencia de lo que estábamos haciendo, cuando Taylor lo sabe de
todos modos? Y si quiero coger a mi novia en la intimidad del ascensor vacío,
lo voy a hacer. Y maldita sea, lo hice. Y fue un polvo genial que me ayudó
perfectamente a relajar nuestra tensión. Me siento mucho mejor ahora.
—Problemas con el ascensor —,
casualmente le digo a Taylor, que está de pie esperando en el hall de entrada a
medida que avanzamos hacia fuera. Ana se sonroja profusamente y se apresura
hacia el dormitorio sin mirarlo, y estoy bastante seguro de que veo la pista de
lo que podría ser admiración en el rostro habitualmente impasible de Taylor. Si, de hecho me la tiré en el
ascensor.
Pero
inmediatamente me dirijo hacia su oficina, porque tengo que ir a revisar la
grabación del CCTV en primer lugar, para borrar la evidencia de nuestro enlace
lujurioso en el ascensor. Probablemente es mejor si no se lo digo a Ana. Se
enojaría muchísimo si lo supiera. Nunca habría sido tan desinhibida si se
hubiera dado cuenta que hay una cámara de vigilancia oculta. Conociendo a
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