La
Revelación
E l calor abrasador del Armagnac
ciertamente da justo en el clavo. Es justo lo que ambos necesitamos para que
nos ayude a relajarnos después de las últimas horas.
Por ahora,
somos el señor y la señora Taylor, y estamos seguros y protegidos en la Suite
Cascada en el Fairmount Olympic. Anastasia como mi esposa. Es una idea
intrigante. ¿El Sr. y la Sra. Grey?
Hice mi mejor
esfuerzo para responder a las preguntas de Ana en el trayecto hasta aquí. Me
frustra el saber que ella sigue pensando que no es suficiente para mí. ¿Qué más
puedo hacer para convencerla de que ella es todo lo que necesito y más? Creo
que va a llevar tiempo. Sólo espero que no averigüe las verdaderas
profundidades de mi depravación, porque sé que ella huiría lejos si llegara a
saberlo. Así que no puedo contárselo nunca, porque no puedo arriesgarme a pasar
por lo del fin de semana pasado de nuevo, nunca.
Y qué es eso de
que mi familia chismorree sobre mí, o más bien que Ana les saque información,
con esa mente inquisitiva que tiene. Al parecer, mi padre le explicó que estuve
dos años sin hablar después de que me adoptaron, bueno, sigo sin poder ser
descrito como extrovertido, ¿o sí?
Y encima Mia
contándole a Ana cómo solía meterme en peleas cuando era más joven, bonito
cuadro para mostrarle. El problema es que ese pendenciero sigue ahí, al acecho,
apenas bajo la superficie, nunca muy lejos. Es por eso que siempre me he
sentido agradecido de que Elena me tomara de la mano cuando era un adolescente
fuera de control, y me diera otra forma de afrontar la situación y dejar salir
la ira.
No puedo
imaginar cómo me habría ido en caso contrario. Probablemente me habría ido de la
misma manera que a mi madre biológica, y hubiera acabado con una sobredosis de
crack. Por ahora cualquier rasgo de esa personalidad adictiva que podría haber
heredado de la puta, está bajo control, gracias a la férrea autodisciplina que
Elena me inculcó. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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¿Pero por qué imaginará Elena que el fin de semana pasado iba
a ir corriendo a llorar en su hombro, cuando la realidad es que solo hablé un
par de minutos con ella cuando me llamó? Flynn la ha descrito como una
manipuladora, pero ¿por qué iba a serlo? ¿Qué podría querer sacar con ello? No
hay nada más que amistad entre nosotros, así ha sido desde hace años, como sigo
intentando explicarle a Ana.
Así que aquí estamos.
Anastasia sigue a mi lado, a pesar de todo.
—Nunca dejas de sorprenderme,
Anastasia. Después de un día como el de hoy – o ayer, más bien - no estás
lloriqueando ni has escapado gritando lejos de mí. Estoy admirado. Eres muy
fuerte.
—Eres una muy buena razón para
quedarse. Te lo dije, Christian, no me voy a ir a ninguna parte, no importa lo
que hayas hecho. Sabes lo que siento por ti.
Sé que ella me dijo que me
ama, pero me sigue pareciendo increíblemente difícil de creer. Ana es joven e
impresionable. Realmente no sabe de lo que está hablando. Ella sabe mucho más
sobre el amor de lo que tú jamás sabrás, Grey.
Afortunadamente, ella cambia
de tema.
— ¿Dónde vas a colgar las
fotos que me tomó José?
—Eso depende.
— ¿De qué?
—De las circunstancias. La
exposición aún no ha terminado, así que no tengo que decidirlo de inmediato.
Ana entrecierra los ojos,
mientras ladea la cabeza y me mira con curiosidad.
—Puede mirarme tan severamente
como quiera, señora Taylor. No voy a decirte nada —. Señora Grey sonaría mejor.
Probablemente
voy a colgar mi retrato favorito – en el que sale sonriendo - en mi oficina,
pero los demás, bueno, ya veremos. Mis contactos inmobiliarios han oído rumores
de que una propiedad con vista a la bahía se pondrá a la venta en breve, y me
dicen que está en una ubicación privilegiada con excelentes vistas, a pesar de
que la casa en sí está bastante deteriorada y pasada de moda. Si es tan bueno
como dicen, estoy pensando que voy a seguir adelante y comprarlo, entonces
probablemente demolería la vieja casa y contrataría a Elliot para que
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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construya una casa más moderna y ecológica. Pienso en que
este lugar tal vez podría servirme como residencia de fin de semana, y vivir en
el Escala durante la semana, mientras estoy trabajando. Y estoy pensando que
tal vez a Ana le gustaría ayudarme a elegir el estilo de la reforma y la
decoración. Pienso en que también podría gustarle quedarse allí conmigo. Así
que me planteo que podría colgar las fotos de José en esa casa. Pero por el
momento, no hay nada definido y todo puede quedarse en nada. Así que estoy
pensando que lo mejor es no decir nada.
Pero ahora, a pesar de ser
bien entrada la madrugada, Ana ha decidido continuar donde lo había dejado
antes, y reanudar su seducción. ¡Oh sí, nena!
—Quiero
besarte aquí —, susurra, mientras desliza su dedo sobre mi vientre de cadera a
cadera, en cuanto me ayudó a quitarme la camiseta.
—No voy a
detenerte —, le susurro. Siéntete libre.
Así que
Anastasia me lleva a sentarme en el borde de la cama con dosel. Dios, hace
mucho tiempo que no dejaba que una mujer tomara la iniciativa. Desde Elena, de
hecho. Desde que salió mi verdadera naturaleza de dominante, siempre había
tomado la delantera y nunca había mirado hacia atrás. Hasta ahora.
Hasta ahora,
por supuesto, siempre he sido yo el que ha establecido cómo se iban a
desarrollar nuestras relaciones sexuales, pero esta noche Ana parece más
confiada, creo que más que intentar ejercer control sobre mí, está tratando de
mostrarme lo mucho que me desea, tomando así la iniciativa. Es muy extraño dar
un paso atrás y dejar que esto suceda, pero parece que me gusta. Especialmente
cuando Ana se desviste, así que puedo mirar libremente su hermoso cuerpo
desnudo. Me gusta su nueva ropa interior de encaje, pero lo que hay debajo
incluso me gusta más.
—Eres
Afrodita, Anastasia.
Ella tiene un
cuerpo maravilloso. Es perfecta, simplemente perfecta. Y ella es mía. Soy un
hombre muy afortunado.
Ella se acerca
y me agarra la cara con sus manos y me besa, y no puedo aguantar más. La agarro
por las caderas para tirarla en la cama y encerrarla debajo de mí. La beso
profundamente mientras nuestras lenguas se entrelazan, mientras ávidamente
exploro sus curvas con las manos, saboreando su piel suave como la seda,
mientras voy subiendo hasta sus pechos. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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La hago sufrir jugando con sus pezones, ella gime y frota sus
caderas contra la erección que se está esforzando por salir de mis jeans.
Flexiono mis caderas para frotarme contra ella más fuerte, la costura de mi
bragueta le roza en el punto sensible hasta hacerla gemir por la fricción.
Mierda, esto es lo que hacen los adolescentes cuando se están enrollando, ¿no?
Creo que me salté esa etapa y fui directo al sexo BDSM completo con Elena, pero
es divertido volver a lo básico. Así que seguimos frotándonos uno contra el
otro, disfrutando de la acumulación de tensión que se está creando.
Mientras seguimos besándonos,
sus manos se deslizan por encima de mí y terminan dentro de mis jeans, tratando
de apoderarse de mi erección.
—Conseguirás intimidarme, Ana
—, gimo, mientras me arrodillo para quitarme los pantalones y los calzoncillos,
y le doy el paquete de condones. —Me deseas, nena, y tan seguro como el
infierno que yo también. Ya sabes qué hacer.
Desenrolla confiadamente el
condón sobre mi longitud, mientras disfruto de su tacto. Me gusta esta Ana
segura. Le he enseñado bien.
Así que ahora tiernamente
froto mi nariz con la suya, mientras poco a poco, muy poco a poco entro en
ella. Nada de un polvo rápido y duro esta vez. Esta noche, todo lo contrario a
como siempre he hecho las cosas. Al deslizarme en su interior profundamente,
puedo sentir como sus paredes sedosas amarrándome con fuerza, mientras se
estiran para acomodarse a mí. Cuando follas duro y rápido te pierdes muchas de
esas sensaciones más sutiles, por lo que ahora quiero tomarme mi tiempo, para
saborearlo. No la voy a follar, estoy haciendo el amor con ella. Lento, suave,
dulce amor. No hay prisa. Amor.
Ella se aferra a mis brazos y
gime, es tan bueno para ella como lo es para mí. No lo está haciendo para
satisfacer mis necesidades. Somos compañeros en igualdad de condiciones
dándonos mutuo placer. Ella inclina la barbilla hacia arriba para que yo pueda
acariciar su suave cuello y beber su aroma único. Salgo lentamente, y vuelvo a
deslizarme lentamente de nuevo. Es jodidamente increíble, jodidamente bueno.
Todas nuestras preocupaciones se desvanecen mientras nos perdemos uno en el
otro.
—Me haces olvidarlo todo. Eres
la mejor terapia —. Le susurro.
—Por favor, Christian… más
rápido —, murmura, mientras inclina sus caderas para animarme, seductoramente,
mordiéndose el labio inferior, como solo ella lo hace.
—Oh no, nena. Lo necesito
lento. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Quiero sentir cada pedacito de su cuerpo tomando cada
pedacito de mí. Quiero disfrutar realmente cada segundo del placer que voy a
darle a su cuerpo, así como yo quiero disfrutar cada uno de los golpes lentos
que estoy compartiendo con ella.
Ahora me toca a mí morder
suavemente su labio inferior, y ella gime ruidosamente mientras vuelvo a entrar
en ella lentamente. La siento maravillosamente apretada y tan aterciopelada, como
si fuera un guante con el único objetivo de acomodarse perfectamente alrededor
de mi polla.
Es el cielo, el paraíso, pero
es tan increíblemente bueno que inevitablemente no puedo aguantar por mucho más
tiempo, tengo que acelerar el ritmo, mi orgasmo es inminente, quiero llegar al
final. No pasa mucho tiempo antes de que ella grite al llegar a su orgasmo, y
casi inmediatamente llega mi turno mientras la llamo por su nombre. Ana,
siempre mi Ana.
Luego, me acuesto satisfecho,
con mi cabeza en su vientre mientras ella juega suavemente con mi cabello.
Parece que le gusta jugar con mi pelo, y a mi gusta también. Pero sólo Ana.
Nunca antes había dejado a nadie hacerlo. Es un momento perfecto que deseo que
dure para siempre. El resplandor después de hacer el amor dulcemente. Amor. Ahí
está esa palabra de nuevo.
—Nunca voy a tener suficiente
de ti. No me dejes —, murmuro, mientras beso su vientre suave. No podría
sobrevivir de nuevo. Sería un hombre totalmente roto.
—No voy a irme a ninguna
parte, Christian, y creo recordar que lo que quería era besar tu vientre —,
señala adormilada.
—No hay nada que te detenga
ahora, nena —. Sonrío contra su piel dulce.
—No creo que pueda moverme.
Estoy muy cansada.
La estoy llevando demasiado
lejos. Ella necesita dormir un poco, así que a regañadientes me acuesto a su
lado y tiro las mantas sobre nosotros.
—Duerme ahora, nena —, indico,
mirando hacia abajo, a su hermoso rostro. Luego, beso su pelo y la envuelvo con
mis brazos, antes de caer en un profundo sueño. Siempre es así cuando duermo
con Anastasia, ella es mi talismán contra mis terrores nocturnos.
~~~ Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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Me despierto con una sensación refrescante en torno a las
ocho de la mañana, muy tarde para mí. Anastasia sigue profundamente dormida por
supuesto, y recordando que en realidad no es una persona madrugadora, sobre
todo después de una noche tan perturbadora, la dejo dormir, pero no puedo
evitar mirarla mientras duerme profundamente.
Ella murmura mientras le
aparto un mechón de pelo de la cara, pero no puedo distinguir ninguna palabra.
Me parece absolutamente fascinante que hable en sueños. Es como tener una
ventana secreta al funcionamiento interno de su mente, mientras ella
inconscientemente deja que sus pensamientos salgan sin restricción.
Podría estar mirándola todo el
día, pero hay cosas que necesito solucionar, y es fortuito que duerma mientras
lo hago. Habrá menos preguntas incómodas de esta manera.
La dejo en el dormitorio,
encuentro mi BlackBerry y llamo a Taylor.
— ¿Novedades sobre el intruso?
—Hemos hecho un barrido del
apartamento entero de nuevo. No hay nada nuevo —, informa.
— ¿Seguimos sin tener ningún
indicio en absoluto de cómo entró? — Esta es la clave para prevenir otro
ataque. No voy a estar tranquilo hasta que descubramos cómo ella logró entrar.
—Estamos siguiendo un par de
líneas de investigación. Le mantendré informado de cualquier novedad, señor.
—Asegúrate de hacerlo. ¿Has
confirmado los preparativos para hoy con Mac?
—Sí, señor, y haremos un
barrido del barco a última hora de la mañana, antes de su llegada con la
señorita Steele. Le mantendré informado de todas las cuestiones que pudieran
surgir, lo que haría necesario un cambio de planes.
—Mierda, seguro que no hay
manera de que haya podido acceder al barco, por el amor de Dios.
—No podemos dar por cierta
ninguna hipótesis, Sr. Grey. Hasta que la intrusa no sea localizada, tenemos
que trabajar suponiendo que puede estar en cualquier lugar. Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Sí, lo sé.
Por supuesto que no voy a
arriesgarme a llevar a Ana a mi barco a menos que esté seguro de que está
limpio, así que voy a esperar que Taylor me dé luz verde primero.
—La Srta. Steele tiene una
cita programada para esta mañana con la doctora Greene. ¿Puedes contactar con
ella para que venga aquí, al Fairmont Olympic, en lugar de ir al Escala? No
debería haber ninguna diferencia para ella.
—Por supuesto, señor.
Tendré el placer de lidiar con
su actitud altiva. Si no fuera la mejor ginecóloga de Seattle no querría tener
ningún tipo de relación con esta mujer. No tengo ninguna duda de que me cargará
un extra en su factura por el cambio de ubicación de última hora. Lo que haga
falta. Al menos su ONG favorita se beneficiará de todo esto, gracias a mi gran
donación/soborno.
—Y otra cosa, Taylor. Quiero
que arregles que las pertenencias de la señorita Steele se pasen a mi
dormitorio. Creo que estará más segura si compartimos habitación a partir de
ahora. Ocúpate de que sus pertenencias se coloquen en el lado izquierdo del
armario, y sus objetos personales se han de colocar sobre la mesa de lado
izquierdo de la cama.
—Muy bien, señor.
No veo ninguna razón para que
Ana se quede conmigo pero luego se vaya a dormir a una habitación separada en
el piso de arriba. Como le dije a Taylor, ella estaría mucho más segura
conmigo, por si sucediera lo impensable, y Leila se presentara de nuevo. Pero,
en cualquier caso, la quiero conmigo, en mi cama. Quiero dormir y despertar a
su lado. Quiero poder envolver mis brazos a su alrededor y beber en su esencia.
Quiero saber que está a salvo en todo momento.
—Más tarde decidiré si
volveremos al Escala esta noche, dependiendo de cómo resulten las cosas hoy. Lo
mismo se aplica para Gail. Ella sólo volverá si estamos seguros de que no hay
riesgo alguno.
—Por supuesto, señor. Le
mantendré informado.
Finalizo la llamada y le hecho
de nuevo un vistazo a Ana. Sigue durmiendo, tumbada boca bajo ahora, con el
rostro deformado en la almohada. Tan dulce. Gentilmente la beso en la mejilla.
Estoy dejando recuperar su sueño lo máximo Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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posible, pero voy a tener que despertarla pronto, para que
tenga tiempo de desayunar antes de que llegue la Dra. Greene.
Pero por ahora, recupero mi
MacBook Air de mi maletín. Tengo un poco de investigación por hacer. Tengo que
decidir cuál será el coche de sustitución más adecuado para Ana, que no sea un
Audi. He decidido que no quiero que tenga el mismo coche que le dí a mis
anteriores quince sumisas. Me preocupa que cada vez que vea el A3, recordara el
vandalismo que vimos ayer por la noche, mientras salíamos a toda prisa del
garaje del Escala. Me gustaría que no lo hubiera visto, para ser honesto, ya
que era un espectáculo bastante espantoso, pero no pude evitarlo. En cualquier
caso, Ana es muy diferente a todas las demás, por lo que debería tener un coche
diferente, un nuevo comienzo. Tal vez el Audi era un símbolo de estatus, el
símbolo de una sumisa. Ana es mi novia, hay una gran diferencia.
Hago averiguaciones sobre
Volvo, BMW y Saab, ya que estos fabricantes producen los coches más seguros.
Decido que me gusta el aspecto del Saab 9-3, y como hay un concesionario cerca
podemos pasarnos por allí cuando salgamos más tarde. Será bueno tener esto
solucionado lo antes posible, y tal vez ayudará a sacar de la mente de Ana la
malévola obra de Leila.
Después un vistazo rápido a
los correos electrónicos recibidos y responder a los más urgentes, cierro mi
MacBook y lo guardo. El resto puede esperar. Poder priorizar de manera
eficiente es algo que aprendí muy pronto en mi carrera en los negocios, ya que
garantiza un uso óptimo de mi tiempo.
Miro el reloj y decido que no
puedo esperar más para pedir el desayuno, la Dra. Greene llegará en poco más de
media hora. Sigo teniendo las marcas del pintalabios en mi torso y necesito una
ducha, pero quiero ducharme con Ana, por lo que tendré que esperar hasta más
tarde.
Vuelvo a la cama. Ana sigue
durmiendo bocabajo, pero mirando hacia el otro lado, así que el otro lado de su
cara se está aplastando. Presiono el botón para abrir las cortinas y la luz
inunda la habitación. Por fin empieza a moverse, confusa y con sueño, mientras
abre sus grades y hermosos ojos azules y parpadea.
—Hola —, murmuro en voz baja,
y le doy un beso de buenos días. Ella se ve adorable, toda despeinada y
somnolienta. Totalmente irresistible.
—Hola. ¿Cuánto tiempo has
estado observándome? — Bosteza y se estira graciosamente. Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Podría verte dormir durante horas, Anastasia. Pero sólo he
estado aquí unos cinco minutos. Esta vez. La Dra. Greene llegará en breve.
—Oh.
Puedo ver no le emociona
especialmente el tema, pero no podemos evitarlo durante más tiempo. Hay que
resolver el tema de los anticonceptivos y tienen que ser fiables. Joder, odio
los condones, lo mismo que cualquier hombre. Si hubiera una inyección o una
pastilla que pudiéramos tomar, lo haría, pero los mejores anticonceptivos están
pensados y hechos para las mujeres, es un hecho. Por lo menos he intentado
hacer las cosas lo más fáciles posibles para ella, con visitas a domicilio.
— ¿Has dormido bien?
Realmente, me lo ha parecido, con todos esos ronquidos —, le tomo el pelo.
— ¡Yo no ronco! — Me pone mala
cara.
—No, no lo haces —. En lugar de eso hablas... Es una pena
que no estuvieras más habladora anoche. Creo que tal vez murmuraste mi nombre,
pero eso es todo. Estabas muy cansada, agotada, de hecho.
— ¿Te has
duchado?
—No. Te estaba
esperando —. Me encanta ducharnos juntos. Es una de las cosas favoritas que
hago con ella. No es la preferida, obviamente.
—Oh... está
bien. ¿Qué hora es?
—Las diez y
cuarto. No tuve corazón para despertarte más temprano.
—Me dijiste
que no tenías corazón para nada.
Perfectamente
cierto y verdaderamente correcto. Yo no tengo un corazón decente, uno puro como
el suyo de todos modos. El mío está lleno de oscuridad y tinieblas. Pero no hay
que pensar en ello.
—El desayuno
está aquí, panqueques y tocino para ti. Vamos, levántate, me siento sólo.
Le doy un
agradable golpecito en las nalgas para animarla a levantarse antes de irme. No
quiero que vuelva a dormirse. Pero por supuesto disfruto golpeándola de todos
modos. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Eventualmente, ella se une a mí para desayunar, y se la ve
muy dulce con una mullida bata de baño grande. Yo ya he acabado y me dedico a
leer los periódicos mientras me bebo mi café.
—Come. Vas a necesitar de
todas tus fuerzas hoy —. Tengo planeado un día ajetreado.
— ¿Y eso por qué? ¿Vas a
encerrarme en el cuarto? — Tentador,
muy tentador.
—Por más
tentadora que sea esa idea, creo que sería mejor salir hoy. Respirar un poco de
aire fresco.
He estado
planeando esto desde que Ana accedió a darme una segunda oportunidad. Otra experiencia
que podemos compartir, en la que puedo iniciarla también. Por supuesto, espero
que le guste la vela, tanto como creo que va a gustarle, cuando vi como
disfrutaba volando. Diablos, eso fue divertido.
— ¿Es seguro?
— me toma el pelo.
—Lo es a dónde
vamos. Y eso no es algo con lo que bromear.
Después de lo
de anoche, ¿realmente cree que me arriesgaría a llevarla a algún sitio al menos
que no tuviera la total certeza de que es seguro? Debe darse cuenta de que me
tomo su seguridad muy en serio. Es mi prioridad número uno.
Termina su
desayuno en un silencio malhumorado. Realmente es una de esas personas a las
que les cuesta reaccionar al levantarse. Entonces llaman a la puerta.
—Esa ha de ser
la buena de la doctora.
Me levanto
para dejarla entrar, y Ana me frunce el ceño. Pero es perfectamente cortés con
la Dra. Greene. Las dos mujeres desaparecen a la habitación, cerrando la puerta
firmemente detrás de ellas.
~~~
— ¿Todo bien?
— Le pregunto cuando el médico se va. Anastasia sólo asiente con la cabeza.
Está muy pálida, y parece como si le hubieran dado una mala noticia o estuviera
en estado de shock. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Anastasia, ¿Qué pasa? ¿Qué te ha dicho la Dra. Greene?
Ella niega con la cabeza y
evita mi mirada.
—Puedes estar tranquilo en
siete días —, murmura.
— ¿Siete días?
—Sí.
—Ana, ¿qué pasa?
—No es nada de qué
preocuparse. Por favor, Christian, déjalo.
Así que eso significa que hay
algo de qué preocuparse. ¿Por qué no me lo dice? Ni siquiera puede mirarme, y
no me gusta nada. ¿Qué demonios ha encontrado el médico? Tengo que saberlo.
La tomo por la barbilla para
obligarla a mirarme. Puedo ver el pánico en sus ojos. ¿Qué demonios la ha
alarmado de esta manera?
—Dime —, insisto, intentando
tener el mando.
—No hay nada que contar. Me
gustaría vestirme —, tira su barbilla hacia atrás y se aleja de mí.
Quiero forzarla a decírmelo,
pero por muy frustrante que sé que no puedo. Pero lo necesito saber. No puede
guardarse un secreto así, no si es algo que el médico ha descubierto acerca de
su salud. Por un momento considero en llamar al médico y preguntarle, pero por
supuesto sé que se va a negar a decirme algo, amparándose en la
confidencialidad del paciente. Y conozco a la Dra. Greene lo suficientemente
bien como para estar seguro de que ella no cederá por muchos sobornos para la
ONG que le ofrezca. Frustrante, creo que sólo hay que esperar a que Ana me lo
cuente.
—A la ducha, Vamos —. Le
sugiero. A lo mejor eso le ayude a relajarse y a descansar. Entonces tal vez
ella me dirá cuál es el problema.
—Por supuesto —, murmura, con
su mente todavía distraída. Mierda, debe de ser malo. Así que ¿por qué no puede
ella hablar conmigo?
—Ven. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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La llevo al baño y abro la ducha, antes de desnudarme
rápidamente, para luego empezar a desabrocharle la bata.
Pienso que la doctora le hizo
un examen completo a Ana antes de poder prescribirle cualquier tipo de
anticonceptivo. ¿Así que puede haber descubierto algo que tiene a Ana tan
preocupada? Ella es una mujer joven, pero podría haberle encontrado un bulto en
alguna parte, ¿está preocupada porque pueda ser canceroso? ¿Le pasa algo a su
presión arterial, o tal vez a su corazón? ¿O hay algo inusual en su muestra de
orina? ¿Problemas renales o diabetes, tal vez? Sea lo que sea, quiero que sea
atendida inmediatamente, y voy a arreglarlo todo para que consulte al mejor
médico de cualquier especialidad. Pero no puedo hacer nada a menos que ella me
diga que es lo que está mal.
—No sé lo que te molesta, o si
estás de mal humor por la falta de sueño, pero quiero que me lo digas. Mi
imaginación está corriendo a rienda suelta, y no me gusta.
Me pone los ojos en blanco, y
yo le devuelvo una mirada intensa. Este no es el momento para que ella actúe
como una adolescente malcriada. Parece llegar a algún tipo de conclusión,
mientras suspira profundamente.
—La Dra. Greene me regañó por
olvidarme de tomar la píldora. Me dijo que podría estar embarazada.
— ¿Qué?
¡Mierda! ¡De ninguna manera!
¿Seguro que no? No lo vi venir. Creo que no hemos corrido ningún riesgo, pero
por supuesto debería haber acabado el paquete de píldoras. ¿Por qué no me he
dado cuenta antes? Siempre he sido meticuloso, he ido con mucho cuidado. Pero
embarazada, no puede estarlo, ¿verdad? ¿Cómo he podido dejar que esto ocurra?
—Pero yo no lo estoy. Me hizo
la prueba. Fue un shock, eso es todo. No puedo creer que haya sido tan estúpida
—. Increíblemente estúpida, de hecho. Santa madre de Dios, gracias a Dios por
eso. Ella no está embarazada. Suspiro enormemente aliviado.
— ¿Estás segura de que no lo
estás?
—Sí. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
192
—Bien. Sí, puedo ver que las noticias de esta naturaleza
resultan muy molestas.
Siempre he creído que no hay
excusa para un embarazo no deseado. Eso sólo le pasa a otro tipo de gente,
gente descuidada. Yo no soy descuidado. Pero el problema es que no depende de
mí el recordar seguir tomando la píldora anticonceptiva, ¿verdad? Tal vez
debería habérselo recordado cuando nos separamos, pero era la última cosa en mi
mente, y de todas formas, Ana había roto toda comunicación conmigo.
Ana frunce el ceño.
—Yo estaba más preocupada por tu
reacción.
¿Qué quiere decir?
¿Seguramente ella está tan horrorizada como yo ante la idea de quedar
embarazada?
— ¿Mi reacción? Bueno, me
siento aliviado, claro… Dejarte embarazada habría sido el colmo del descuido y
el mal gusto.
—Entonces tal vez deberíamos
abstenernos —, me grita irritada.
Mierda. ¿Cómo hemos llegado a
esto? Uno pensaría que ella estaría feliz y aliviada de no estar embarazada.
Actúa, sin embargo, como si estuviera muy enfadada, supongo que todavía está
cansada. Tengo que recordar que ella necesita dormir mucho más que yo.
—Estás de muy mal humor esta
mañana.
—Ha sido un shock, eso es todo
—, repite ella con petulancia, aún de muy de mal humor.
Entonces, ¿cómo puedo manejar
esto? Este es un territorio desconocido para mí, y supongo que para ella
también. Ella nunca ha tenido una relación anterior, con nadie. Es un caso
clásico de un ciego guiando a otro ciego. La agarro de las solapas de la bata
para tirar de ella contra mí, y beso suavemente su cabello.
—Ana, yo no estoy acostumbrado
a esto. Mi tendencia natural sería darte una paliza, aunque creo que esa no es
la opción que tu querrías —, lo confieso.
—No, no lo creo. Esto ayuda.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Ella me abraza más fuerte, y tiene razón. Estar juntos nos
sienta bien, así que nos quedamos abrazados lo que parece una eternidad. Yo
desnudo, ella con la bata. Me alivia que por fin me dijera lo que pasaba, y me
alegro de que no me rechace. Ella sólo quiere que la abrace. Esto lo puedo
hacer. Me necesita para consolarla. Esto me gusta.
—Ven, vamos a la ducha —, le
sugiero finalmente. No podemos seguir así todo el día, y creo que ambos nos
sentiremos mejor después de una agradable ducha caliente, y también quiero
intentar algo con ella.
—Toma. Quiero que me ayudes a
quitarme los restos de pintalabios —, le digo, mientras le pongo gel de baño en
la mano. — No te alejes demasiado de la línea, por favor.
Necesito hacerlo, necesito
hacerle frente a mis miedos.
—Está bien.
Ella me mira y se da cuenta de
la importancia de lo que le estoy pidiendo que haga. Sé que va a tener cuidado,
pero aun así, no puedo evitar tensarme a la espera de su contacto. Con el gel
que tiene en la mano hace espuma y ya está lista para comenzar. Suavemente
limpia el labial de mis hombros, con cuidado, continúa por el contorno de mi
pecho, frotando muy suavemente. Respiro hondo y trago con dificultad para
evitar enloquecer. Está bien, es Ana. Está bien, es Ana. Sigo repitiendo estas
palabras en mi cabeza como si fueran un mantra.
Me relajo, cuando se detiene
un minuto para tomar más gel de baño.
— ¿Listo? — Murmura, mientras
se prepara para comenzar de nuevo. Puedo oír la tensión en su voz. Ella está
preocupada por mí, por como estoy llevando esto. Ana me entiende. Mi chica
dulce y sensible comprende lo difícil que es para mí.
—Sí —, le contesto, decidido a
seguir con esto.
Tengo que probarme a mí mismo,
y probarle a ella que yo puedo hacer frente a esto. Sé lo importante que es
para ella el que pueda de tolerar que me toque. Tengo que recordar que esto es
sólo un pequeño pasó en el camino. Flynn estaría orgulloso de mí.
Pero no puedo remediarlo, me
quedo congelado de nuevo cuando ella me toca justo en el borde de la zona
prohibida. Al mirar a Ana, me doy cuenta de que sus ojos están llenos de
lágrimas, lágrimas de compasión por mí. Ella puede Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
194
sentir mi terror, y quiere intentarlo, quiere borrar y
llevarse lejos mi dolor. Como si fuera así de fácil. Ella es tan cariñosa y
atenta, que me gustaría poder dejar de estremecerme por su contacto, pero no
puedo. Puedo ver lo mucho que le afecta, pero no importa cuánto lo intente, el
miedo está demasiado arraigado, demasiado profundo en mi interior.
Las lágrimas están corriendo
por sus mejillas ahora.
—No. Por favor, no llores. Por
favor, no llores por mí.
No puedo soportar verla
llorar, sobre todo cuando está llorando por mí. No hay necesidad. Está bien.
Estoy acostumbrado estar así de jodido.
Pero su compasión hace que su
llanto se convierta en sollozos completamente desgarradores, mientras entierra
su cabeza en mi cuello. Creo que Ana empatiza con el niño que fui hace tantos
años. El niño del que abusaron tan duramente, ese niño que ahora está muy
jodido, de cincuenta maneras distintas, cincuenta sombras, demasiado para poder
arreglarlo. El niño de cuyo nacimiento no fue importante para su propia madre,
no le importaba lo suficiente ni siquiera para protegerlo. A Anastasia le
importa, pero me temo que ella se preocupa demasiado.
La envuelvo con mis brazos, y
me inclino hacia abajo para besarla tiernamente.
—No llores, Ana, por favor.
Fue hace mucho tiempo. Lo estoy intentando por ti, pero no lo puedo soportar.
Es demasiado. Por favor, no llores —. Si pudiera hacerlo por alguien, sería por ti, lo prometo.
Sólo por ti.
—Yo quiero
tocarte, también. Más de lo que puedas imaginar. Pero verte así... tan herido y
asustado, Christian... me hiere profundamente. Te amo tanto.
—Lo sé. Lo sé
—, le susurro, mientras deslizo mi dedo pulgar por su suave labio inferior.
Ella es una criatura tan pura y honesta. Ella me quiere ayudar, pero yo estoy
más allá de la ayuda. Sé que está tratando de hacer que me sienta mejor.
—Es muy fácil
amarte. ¿No te das cuenta?
Mi propia
madre biológica, la puta drogadicta, ni siquiera se atrevía a amarme, a su
propia carne y sangre. Así que tengo que ser totalmente indigno de ser amado.
Aunque mis padres adoptivos han hecho todo lo posible, ha sido imposible.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
195
—No, nena, no es cierto.
—Lo es. Yo te amo, y tu
familia también. Lo mismo ocurre con Elena y Leila, tienen una extraña manera
de demostrarlo, pero te quieren. Mereces ser amado.
—Para. No puedo escuchar esto.
No soy nada, Anastasia. Soy la cáscara de un hombre. Yo no tengo corazón.
Pongo mi dedo sobre su boca
para detener el flujo de sus palabras. Ella vive en un mundo de ilusiones. No
es posible que nadie, nadie, pueda amarme. ¿O si?
—Sí, si lo tienes. Y yo lo
quiero, todo. Eres un buen hombre, Christian, un hombre muy bueno. Nunca lo he
dudado. Mira lo que has hecho... lo que has logrado. Mira lo que has hecho por
mí... a lo que has dado la espalda, por mí. Lo sé. Sé lo que sientes por mí.
La miro con incredulidad
total. ¿Es así como realmente me ve? ¿Cómo alguien que es capaz de ser bueno?
Dios sabe que lo intento, pero nunca es suficiente como para compensar la
oscuridad en mi alma.
—Tú me amas.
Sus palabras me atraviesan.
Tú. Me. Amas. Y en algún lugar, muy dentro de mí, muy en el fondo, siento una
chispa de calor mientras sus palabras resuenan en mi alma. La pequeña pieza
pura perdida, la que no fue pisoteada y destruida. Como una semilla a la espera
de germinar, sus palabras son las gotas de agua para salvarme del desierto.
Esta es mi epifanía, mi momento de revelación. Si tuviera el coraje de admitir
que lo que dice es verdad, entonces todo tendría sentido y encajaría.
El amor es algo que me ha sido
negado totalmente, a lo que yo mismo me he negado. El concepto del amor es lo
que Flynn ha estado tratando de hacer que entienda, que acepte. Es por amor por
lo que me derrumbé cuando ella me dejó. No puedo seguir negándolo. Amo a
Anastasia con todo mi dañado corazón y con toda mi solitaria alma desesperada.
¿Tal vez tenga arreglo? ¿Puede ser posible? Su amor puro puede ser el bálsamo
para curarme y darle una nueva vida a mi dañado corazón y una compañera para mi
alma, para hacerme mejor persona. Si soy lo suficientemente egoísta como para
permitírselo. Y, por supuesto, soy un hombre muy egoísta.
—Sí, así es —. Susurro.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
196
Finalmente encuentro el coraje para admitirlo. Amo a
Anastasia. Estoy verdaderamente, locamente, profundamente enamorado de esta
maravillosa mujer. Loca y perdidamente enamorado de ella. Asustado hasta la
médula, pero ya no puedo negarlo. Nada puede hacerme tanto daño, nunca tan
profundamente, como cuando ella me dejó la semana pasada, así que ¿qué puedo
perder por enfrentarme a mis sentimientos? Tengo que ser honesto y no ser tan cobarde.
¿Por qué negar estos sentimientos durante más tiempo? Porque sigues sin
merecértela, Grey.
La cara de Anastasia se
ilumina con una sonrisa enorme, mientras entiende mis palabras. Sí, te amo. Ella se ve eufórica, feliz. Me besa,
y puedo sentir como intenta darse toda en ese beso, para demostrarme su amor.
Ella me ama. Y yo la amo. Todo tiene sentido ahora. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
197
Capítulo 39
Navegando
en el océano de la vida
R ecordando la gran pelea que tuvimos
Anastasia y yo por mi regalo inicial del Audi A3, esta vez estoy gratamente
sorprendido por la facilidad con que ella acepta que le compre un coche de
sustitución cuando llegamos al concesionario Saab. A lo mejor es porque por
alguna razón, Anastasia esta ahora de muy buen ánimo, después de haber superado
su mal humor de esta mañana.
Se discuten
las opciones adecuadas del color para su nuevo coche. Aunque, naturalmente, su
coche estará equipado con un dispositivo de seguimiento estándar, todavía
quiero que su coche sea fácilmente visible por la noche, así que no quiero que
tenga un coche negro como el mío. El negro se adapta a tu alma, pero a la suya
¿no, Grey?
El rojo era un
color sexy, adecuado para el coche de una sumisa, pero de nuevo, ahora que
pienso en ello, no es la opción correcta para Ana. Ella trae la luz a mi vida,
así que el plata o el blanco me parecen apropiados. Nos ponemos de acuerdo en
el plata, desde luego no el repugnante amarillo canario que ella ligeramente
sugirió.
Entonces, por
alguna razón, de repente parece que se siente culpable por estar emocionada por
un coche nuevo, y murmura que a ella le gustaba el Audi y estaría encantada de
tener otro de esos.
Troy
Turniansky, el adulador vendedor de Saab, está claramente horrorizado ante la
idea de perder su comisión por la venta de un nuevo, y totalmente equipado, 9-3
Sedan Sport 2.0 T.
— ¿Tal vez le
gustaría un convertible, señorita? — Troy sugiere con impaciencia, haciendo
todo lo posible para conquistar a Ana de nuevo con la idea de un Saab, más que
el Audi. Supongo que tengo que darle puntos al chico por su esfuerzo.
—
¿Convertible? — Me dirijo a Ana para ver su reacción. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
198
Estoy gratamente sorprendido de ver que Ana se ve realmente
muy entusiasmada ante la idea de un convertible, por supuesto nunca ha tenido
uno antes. Así que, finalmente, comienza a tomar un poco de interés y placer en
el hecho de que puedo comprarle un gran coche. Bueno, sin duda puede tener lo
que quiera, pero primero necesito un poco de tranquilidad.
— ¿Qué dicen las estadísticas
de seguridad del convertible?
—Bueno, señor, como estoy
seguro que usted ya sabe, la seguridad ha sido siempre un valor fundamental del
Saab 9-3. Tiene las más altas puntaciones en todas las categorías del IIHS
Frontal Offset Crash Test. La protección anti vuelcos está asegurada, gracias a
que tienen barras antivuelco, que además envuelven el parabrisas reforzado que
ya de por si es enormemente fuerte, asegurando que es casi tan seguro como el
sedán 9-3. Dispone de doble frente y airbags laterales, y viene con
Reposacabezas activos de Saab para reducir el latigazo cervical en caso de una
colisión. También viene con un buen inmovilizador y alarma para detectar
movimiento y sensores de inclinación.
Una vez que el vendedor me ha
dado todas las estadísticas detalladas de seguridad, estoy convencido de que la
conducción de un descapotable no pondría Ana en mayor riesgo, así que estoy más
que feliz de complacerla. Mientras Troy comprueba la disponibilidad en su
ordenador, vuelvo a mirar a Ana.
Ella me sonríe ampliamente, y
esa sonrisa hermosa le ilumina el rostro. De alguna manera se que esto no se
trata solo de comprar su nuevo coche. Admitiste que la amas. Ahora ella está
feliz. Delirante, pero feliz.
—Yo también quiero un poco de
eso que has tomado, señorita Steele —, le sonrío.
—Lo que he tomado eres tú, Sr.
Grey —, susurra. El amor es la droga.
— ¿De verdad? Bueno, pareces
embriagada. Y gracias por haber aceptado el coche. Ha sido más fácil que la
última vez.
—Bueno, no es un Audi A3.
—Ese no es el coche para ti —.
Te mereces algo mucho
más único, porque eres única. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
199
—Me gustaba —. Podrías haberme engañado, con el alboroto que hiciste sobre
aceptarlo al principio.
— ¿Señor, el
9-3? Localicé uno en nuestro concesionario de Beverly Hills. Lo podemos tener a
su disposición en un par de días —, anuncia con orgullo el vendedor.
—Excelente.
La tarjeta
Amex Platinum que Taylor me dio para usar en el hotel anoche no está diseñada
para este tipo de compra. Es solo para uso normal, para los gastos del día a
día, por lo que entrego al vendedor mi tarjeta Amex Centurion negra,
prácticamente me babea encima.
Transacción
completa, nos dirigimos hacia el muelle y a mi barco.
~ ~ ~
Paramos para
almorzar por el camino, y estoy encantado de ver a Ana disfrutando de la
cazuela de mariscos que le recomiendo, junto con la cerveza Adnam Explorer que
le sugiero para acompañarla. Elliot me dio a probar esta cerveza ligera, que
tiene un sabor refrescante. Por alguna razón es realmente difícil de localizar
en Seattle, así que siempre la pido cada vez que vengo a SP Place's.
Al comer y
beber, le pregunto a Ana acerca de su madre y su padrastro, y ella llena
algunas lagunas sobre su niñez en Montesano, Texas y Las Vegas. Parece que tuvo
una infancia bastante inestable, solo Ray le proporcionó cierta estabilidad,
muy necesaria, aunque creo que probablemente cuidaba de él tanto como él la
cuidaba. Tal vez eso es lo que la mantenía ocupada, porque ella es muy
auto-suficiente, y por eso nunca pareció preocuparle el tener novio. Creo que
Ray no la animaba en ese sentido, ya que parece el tipo de padre protector. Me
alegro de eso, realmente me alegro. Yo no creo que pudiera manejar que ella
tuviera ningún ex significativo. En verdad, no creo que pudiera soportar ningún
tipo de ex, porque joder, me encanta ser su primer novio, su primer amante, el
único que ha tenido el placer de poseerla. El único hombre que la ha follado.
Eso la hace totalmente mía.
Ella no habla
mucho sobre el tercer marido de su madre, ese tal Steve Morton. Ella dice que
las cosas no funcionaron entre él y su madre. Hablé de mis preocupaciones
acerca de esto con Flynn, y él me aconsejó que dejara que ella me cuente a su
debido tiempo ese tipo de cuestiones. Dice que no sería una buena idea que yo
la presione, no si ella no quiere responder a unas simples Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
200
preguntas. Odio no saber sobre esto, pero no quiero echar a
perder el buen humor entre nosotros.
Estoy esperando realmente con
interés esta tarde, porque me encanta navegar tanto como me encanta planear.
Ambos me dan un verdadero sentido de libertad, un espacio donde puedo dejarlo
todo atrás, y simplemente disfrutar de la sensación de estar vivo. El cielo, o
el océano abierto, son los dos lugares donde siento que realmente puedo
respirar, como si dejara atrás toda la maldita mierda de mi vida durante un
tiempo. Es por eso por lo que tengo un cuadro de paisaje marino colgado en mi
dormitorio, me recuerda ese sentimiento.
Ana parecía tener la misma
sensación que yo cuando fuimos a planear. Creo que siente la misma llamada,
como yo. Supongo que por eso me dio el kit para armar el planeador a escala a
modo de agradecimiento. El modelo que me pasé horas montando después de que me
dejara, que ahora tiene un lugar de honor en el escritorio de mi oficina en
Grey House. Puedo estar profundamente inmerso trabajando en los detalles más
finos de un complicado acuerdo, pero una mirada a ese pequeño modelo por un
instante me lleva de vuelta a ese gran día con ella en Georgia, y me encuentro
a mí mismo sonriendo y agradecido de que ella me haya dado esta segunda oportunidad.
Así que realmente quiero que
Anastasia experimente navegar conmigo también, porque estoy seguro de que
tendrá la misma emoción de nuevo. No puedo esperar a ver su cara. Me encanta el
que a ella le guste mucho hacer las mismas cosas que a mí. Me encanta que ella
sea valiente y aventurera, y siempre dispuesta a probar nuevas experiencias.
Hacerla feliz me hace feliz.
Porque la amo.
Todavía es muy extraño y un
poco raro para mí decir esas palabras en mi cabeza, pero también me siento como
si me hubiera quitado un gran peso de los hombros. Todo ha encajado en su
lugar. Todavía tenemos algunos problemas y cuestiones en las que trabajar a
fondo, pero ahora me atrevo a empezar a pensar en términos de nosotros,
compartiendo un futuro juntos. Hay un sinfín de posibilidades. Hay esperanza y
luz en mi vida. Una razón para seguir adelante. Anastasia es mi única razón
para vivir. Da miedo pero es genial, todo al mismo tiempo.
Después del almuerzo,
caminamos a lo largo del puerto deportivo hasta llegar a nuestro destino.
—Pensé que podríamos navegar
por la tarde. Este es mi barco. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
201
—Wow...
Anastasia está muy
impresionada cuando nos paramos en frente de mi catamarán.
—Construido por mi compañía.
Ha sido diseñado desde cero por los mejores arquitectos navales del mundo y
construido aquí en Seattle en mi astillero. Tiene accionamientos eléctricos
híbridos, paneles cruzados asimétricos, una vela mayor cuadrada con tapa de...
—Empiezo a explicar.
—Está bien... me he perdido,
Christian.
Estoy muy orgulloso de mi
fantástico barco y creo que tiendo a dejarme llevar un poco, al igual que hago
con mi helicóptero. Los chicos con sus juguetes.
— ¿Cómo se llama?
Le muestro a Ana el nombre en
el lado del barco. “The Grace.”
— ¿Le pusiste el nombre de tu
madre?
—Sí. ¿Por qué te parece
extraño?
Ana se encoge de hombros.
—Yo adoro a mi madre,
Anastasia. ¿Por qué no le iba a poner su nombre a mi barco?
—No, no es eso... es solo
que...
—Anastasia, Grace Trevelyan me
salvó la vida. Se lo debo todo.
Mi madre parecía ser una
especie de ángel cuando la policía me llevo al Hospital Infantil de Michigan,
después de que la puta drogadicta muriera. Ella estaba vestida de inmaculado
color blanco, puro, y fue muy amable y gentil y paciente conmigo. Yo estaba muy
asustado, aterrorizado porque no entendía lo que estaba pasando, pero cuando
ella me habló con su voz suave y tranquila, de alguna manera yo sabía que podía
confiar en ella, desde el principio. Y ese instinto demostró ser correcto. Ella
es la madre más maravillosa que alguien como yo podría alguna vez esperar,
aunque no la merezco. Así que, naturalmente, llamé con orgullo y alegría a mi
barco “The Grace”, como ella. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
202
Subimos a bordo, y le presento a Ana a Mac.
—Anastasia, te presento a Liam
McConnell. Liam, esta es mi novia, Anastasia Steele.
Ana se sonroja con dulzura.
Ella tiene que superar su timidez, y acostumbrarse a ser presentada como mi
novia. Porque la amo.
Lo que Mac no sabe de barcos
es porque no vale la pena saberlo. El viene de una larga saga de constructores
navales en su natal, Belfast, en Irlanda del Norte – fue donde Harland and
Wolff construyó el Titanic - así que creo que los barcos y el mar están en su sangre.
Como todos los de mi equipo, es excelente en su trabajo, yo solo empleo a los
mejores.
También es un tipo con el que
es muy fácil trabajar, probablemente porque le encanta navegar tanto como a mí.
Esperemos que si a Ana le gusta navegar, voy a hacer un mayor uso de sus
servicios. Por mucho que me encante mi barco, no lo he usado tan a menudo como
me gustaría, hasta ahora. Pero con Anastasia a mi lado para compartir la
diversión, estoy pensando en que lograremos hacer algunos ajustes, así que voy
a tratar de inscribirla en un curso de vela. Estoy asumiendo que ella sabe
nadar, pero también me aseguraré de tener cuidado si ella no sabe.
Le doy una vuelta rápida a
Ana, incluida la cabina principal. Tengo planes para llevar a cabo ahí algo más
tarde. Nunca he traído a nadie, aparte de mi familia, a mi barco. Ciertamente
nunca he follado a nadie en el mar, así que estoy pensando en otra primera vez
para nosotros. Pero eso tendrá que esperar hasta más tarde.
Antes de zarpar, me aseguro de
ponerle a Ana un chaleco salvavidas. La seguridad ante todo, siempre.
—Te encanta atarme, ¿verdad? —
Ana sonríe a sabiendas, mientras aprieto las correas para ella.
—De cualquier forma.
—Eres un pervertido —. No puedo negarlo.
—Lo se —. Ese
pensamiento no parece preocuparle.
—Mi pervertido
—, susurra. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
203
—Sí, tuyo. Siempre —. Porque te amo. —Ven.
Vamos a
reunirnos con Mac en la cabina.
— ¿Es aquí
donde aprendiste todos los trucos con las cuerdas? — me pregunta, cuando ve a
Mac clasificando unas cuerdas.
—Los cabos de
amarre han sido muy útiles. Señorita Steele, pareces curiosa. Me gustas
curiosa, nena. Yo estaría más que feliz de demostrarte lo que puedo hacer con
una cuerda.
Cuando
estábamos hablando de volver a estar juntos después de la ruptura, Ana admitió
que a ella le gusta mi “kinky fuckery”. Desde entonces, he estado tratando de
organizar en mi mente lo que constituye “kinky fuckery”, donde exactamente
están los limites.
Creo que la
definición de Ana sobre lo que no es aceptable se centra en torno a la
imposición del dolor, y sin embargo ella me rogó que le pegara ayer. Me manda
mensajes contradictorios, estoy confundido. Creo que mucho de eso se debe a su
falta de experiencia y temores infundados. Podemos resolver esto entre
nosotros, estoy seguro de que podemos. Tenemos que hacerlo.
Sé que en
algún momento en el futuro, me encantaría experimentar con Ana y el bondage, y
realmente creo que ella lo disfrutaría también. Estoy interesado en el arte
japonés de Kinbaku, que es un tipo de atadura con nudos muy complejos, donde la
cuerda y la mujer se convierten en una obra de arte muy erótica.
Realmente creo
que Ana podría llegar al bondage, siempre y cuando ella sienta que puede
confiar en mí. No hay dolor, solo control y placer. Esta es un área que tengo
muchas ganas de explorar con ella, pero solo cuando sea el momento adecuado.
Creo que los dos podríamos hacer eso, lo que sería un gran “kink” que podríamos
compartir para nuestro mutuo placer.
Y también he
estado pensando en conseguirnos un columpio sexual. Sé que Ana dijo que la
suspensión era un límite infranqueable para ella, y respeto eso totalmente,
pero un columpio sexual puede parecer menos intimidante para ella, mientras
que, básicamente, logra un efecto similar. Pero tanto como yo disfruto la
planificación de estas cosas, soy muy consciente de que todo esto tiene todavía
un largo camino que recorrer. Estoy decidido a no apresurar las cosas, no
dejarme llevar o tomar cualquier riesgo de nuevo. Ciertamente no estoy
dispuesto a llevarla de vuelta a mi cuarto de juegos todavía. Estoy muy feliz
de estar con ella de cualquier forma que pueda. Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
204
~ ~ ~
Por supuesto que a Ana le
encanta navegar, como pensé que sería. La involucro tanto como puedo para que
ella no sienta que es solo una aburrida espectadora, y no falla. Como siempre,
ella acepta el reto. Ella maneja el barco cuando le doy el control del timón
para que Mac y yo podamos desplegar las velas. Ella se ve preocupada al
principio, pero la verdad que no lo podía hacer mal, no la dejaría hacerlo si
ese fuera el caso. Pero ella no entra en pánico, mantiene el bote en curso y
luego apaga el motor cuando hago la señal. Hacemos un gran equipo.
Cuando las velas están izadas
y “The Grace” va flotando hacia la península de Olympic, Ana está totalmente
eufórica. Yo estoy detrás de ella mientras comanda el barco, y puedo sentirla
rebotando de la emoción. Ella lo tiene, ella realmente lo tiene.
— ¡Christian! Esto es
fantástico —, me grita, ella irradia deleite. —Es increíble.
Yo ni siquiera recuerdo haber
disfrutado de un viaje en barco tanto como lo hago hoy. El entusiasmo de Ana es
contagioso. La vista nunca ha parecido tan impresionante, el mar nunca ha
parecido tan inmenso. La libertad, el sentido de dejar todos los problemas
atrás es completamente vigorizante, y es justo lo que ambos necesitábamos
después de los recientes acontecimientos.
Ana se ve tan hermosa mientras
se relaja y se divierte. Su cabello al viento, tiene color en sus mejillas, y
parece que no puede dejar de sonreír. Esta tarde, ella es la chica hermosa y
despreocupada que José capturó en sus retratos una vez más. Me encanta verla
así, y decido que llevar a Ana a navegar y a planear tan seguido como podamos.
~ ~ ~
Mac es el colmo de la
discreción. El no parpadea cuando lo envío a tierra en el bote inflable en una
misión sin sentido, tan pronto como anclamos en una pequeña cala en Bainbridge
Island, diciéndole que se tome su tiempo. Él es un hombre normal, con sangre en
las venas, así que estoy seguro de que lo imagina. He traído a mi hermosa novia
a bordo. Hay una cabina con una cama matrimonial que está pidiendo ser
bautizada. Ahora que estamos firmemente anclados, entiende que su presencia ya
no es necesaria, por lo que rápidamente desaparece. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
205
Así que tan pronto como se va, no dudo. Tomo la mano de Ana y
la llevo directamente a la cabina principal.
Estoy impaciente por desatar
su chaleco salvavidas, ella no lo necesita para lo que tengo en mente durante
la próxima hora, de todos modos.
Ana ya tiene esa mirada sexy
en sus ojos, la mirada que me dice que me desea.
—Quiero verte —, le susurro
mientras beso su suave boca. —Desnúdate para mí.
Joder, me encantó el
striptease que hizo para mi anoche. Fue muy erótico, sabiendo que ella
realmente quería que yo la mirara, en vez de estar incomoda y tímida como ha
sido hasta ahora. La excito y seguro como el infierno que me excita y he estado
pensando en que repita su actuación durante toda la mañana.
Ana está feliz de cumplir, ya
que poco a poco deshace los botones de su blusa azul, y de inmediato tengo una
erección dura como roca tirando de la bragueta de mis pantalones.
Cuando ella deja caer su
camisa al suelo, veo que lleva puesto uno de sus sostenes de encaje nuevos. Sus
senos se ven magníficos en él. Ella tiene unos pechos preciosos. Podría
mirarlos todo el día.
A continuación, ella alcanza
el botón de sus jeans, lo que me recuerda que ella todavía es una principiante
cuando se trata del “striptease”, porque la primera regla al desvestirse es
quitarse los zapatos primero, de lo contrario la cosa se complica cuando se
intenta quitar los pantalones.
—Detente. Siéntate —. Le
ordeno.
Rápidamente me arrodillo y le
quito las zapatillas deportivas y los calcetines. Yo no quiero que algo
estropee mi show de striptease privado, ni que golpee su frágil confianza. Le
beso la punta del pie y le paso los dientes para asegurarme de que todavía esta
relajada y abierta, a sabiendas de que los nervios en el extremo de los dedos
del pie están conectados directamente a la zona donde yo dentro de poco voy a
concentrar toda mi energía.
—Continua —, Le ordeno, ayudándola
a levantarse.
Poco a poco baja la cremallera
de sus jeans, engancha sus pulgares en la cinturilla y los desliza hacia abajo
sobre sus caderas. Mmm, me gusta mucho la Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
206
tanga de encaje que lleva puesta. Es justo lo suficiente para
mostrar su fantástico culo. Me encanta la ropa interior sexy ¿a qué hombre no
le gusta? Me gusta especialmente de encaje y satén. Quiero que ella use solo
ese tipo de telas lujosas. Quiero que lleve siempre ropa interior sexy para mí,
aunque ella solo lleve ropa casual como jeans, porque voy a saber lo que lleva
puesto debajo, y va a ser solo para mí.
Puedo ver que Ana se siente
cada vez más segura mientras se desviste para mí, tal vez porque ella puede ver
lo excitado que estoy. Poco a poco se desabrocha el sujetador y permite que se
deslice hasta el suelo. En su estado no confinado, no hay duda de que Anastasia
tiene los mejores pechos naturales que jamás haya visto. Grandes, parados,
redondeados y suaves, pero firmes. No puedo dejar de mirar su perfección.
Ningún otro hombre puede a verlos de esta manera, solo yo.
Luego se quita las bragas y se
pone de pie enfrente mío, en su gloria natural completa. Ella es tan hermosa.
Perfecta. Bonita por dentro y por fuera, esa es mi Ana. La chica que amo.
Ahora, no puedo esperar a
desnudarme y unirme a ella. Impaciente me quito el suéter y la camiseta
mirándola ansiosamente. Me quito los zapatos y los calcetines, pero cuando voy
a deshacer el botón de mis jeans, Ana llega a más.
—Déjame —, susurra, mientras
ella me mira con lujuria pura.
—Adelante.
Ella con confianza camina
hacia mí, desliza sus dedos en el interior de la cinturilla de mis jeans y
luego me jala hacia ella. Me gusta esta audacia, esta nueva confianza de ella.
Esto demuestra que ella me desea tanto como yo la deseo. Este es un juego
divertido, nuevo, pero divertido. Deshace mi botón de la bragueta luego
acaricia seductoramente mi erección a través de la tela de los jeans. Me empujo
contra ella más duro, saboreando su contacto.
—Te estás volviendo muy audaz,
Ana, muy valiente —, le susurro, tomando su rostro entre mis manos e
inclinándome para besarla.
—Tú también —, susurra de
vuelta, mientras lentamente me roza con los dedos la piel expuesta justo encima
de la parte superior de mis jeans.
—Llegando ahí —. Debido a ti. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
207
Luego, poco a poco baja la cremallera de mis jeans, y desliza
su mano para apoderarse de mi longitud. Yo no pensé que pudiera estar más duro,
pero ahora sí. Me quejo en voz alta mientras su mano me agarra, me aprieta y me
acaricia. Me encanta que ella tenga sus manos en mis pantalones como una
adolescente cachonda, y que con gusto le daría a mi polla su atención completa.
Pero quiero más, mucho más.
—Oh, te deseo mucho nena —, le
susurró al oído.
Me separo, doy un paso atrás y
rápidamente prescindo de mis jeans y calzoncillos. La veo mirando a mi pecho, y
por un instante ella se ve triste, así que supongo que está mirando mis
cicatrices.
— ¿Qué pasa, Ana? — Le
pregunto, acariciando cariñosamente su rostro suave.
—Nada. Ámame ahora —, dice
sonriéndome.
Me alegro de que opte por no
insistir en mis cicatrices, porque son símbolos de las viejas heridas que
siempre voy a llevar rondándome. Creo que tal vez estas heridas se desvanecen
un poco en estos días, gracias a Ana.
Así que tiro de ella de nuevo
a mis brazos y la beso mientras ella camina hacia atrás, hacia la cama, y luego
la guío suavemente hacia ahí y me uno a ella, acariciándole el cuello y el cabello.
— ¿Tienes alguna idea de lo
exquisito que es tu olor, Ana? Es irresistible.
Nunca voy a tener suficiente
de su olor natural, y me apremia mientras le beso el cuello, y luego trazo un
camino por la sedosa piel de sus pechos.
—Eres tan hermosa —, murmuro,
mientras tomo un pezón en mi boca y chupo duro. Soy recompensado por su cuerpo
arqueándose en la cama, mientras ella gime de placer.
—Déjame escucharte, nena.
Quiero escuchar lo mucho que
le gusta lo que hago con ella, cuando adoro su cuerpo de esta manera. Sigo
succionando sus dos magníficos pechos, mientras poco a poco arrastro mis manos
por su cuerpo, acariciando y atormentándola.
Pero necesito desesperadamente
estar dentro de ella, por lo que tomo su rodilla para echar su pierna hacía
arriba, doblándola por encima de mi cadera, tomándola por sorpresa mientras
ella jadea. Nos damos la vuelta, tanto que Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
208
está a horcajadas sobre mí, y le paso el paquete del condón
que tenía en mi bolsillo de los jeans, para que pueda ponérmelo. Siete largos
días más que recorrer antes de que finalmente pueda dejar de usarlos. Cristo,
he usado muchos últimamente, probablemente debería haber comprado acciones de
Durex. Pensamiento interesante, podría valer la pena investigar...
Mi mente se sacude de nuevo en
el momento en que Ana de repente cae en mí. Joder. Su boca húmeda y caliente se
siente tan bien alrededor de mi polla, mientras su lengua pasa por la punta y
luego me chupa duro. Instintivamente, flexiono las caderas para estar más
profundo, y ella me toma todo, chupándome y deja que mi punta toque la parte
posterior de la garganta, y luego poco a poco recobra la tranquilidad, con los
labios apretados alrededor de mi todo el tiempo, mientras ella cariñosamente me
arremolina en torno a su lengua y me lame, antes de dejar que me deslice
lentamente por su boca.
Entonces ella se sienta,
mirándome a través de sus pestañas, mientras recupero el aliento. Joder, pero
ella es tan buena con el sexo oral, y aun mejor, le encanta hacerlo, porque
puedo ver que realmente la excita. Ella tiene esa sexy, mirada de fuego en sus
ojos. Su mirada de fóllame-ahora.
Después de colocarme el
condón, apoyo sus manos mientras ella se coloca encima de mí. Entonces cierro
los ojos, ya que siento su húmeda exuberancia lentamente envolviéndome. Es una
sensación exquisita. Joder, ella se siente tan cómoda y apretada a mi
alrededor. Agarro sus caderas para sostenerla en su lugar, para que pueda
empujar aún más profundo para llenarla totalmente, hasta que por fin estamos
completamente fundidos como uno solo. Soy un hombre afortunado, privilegiado,
porque no hay sensación mejor en el mundo entero que la de estar enterrado, tan
profundo como sea posible, en mi Anastasia.
—Oh nena —, susurro, sentándome,
así que estamos cara a cara. En esta posición, estoy un poco más profundo
dentro de ella, haciéndola jadear por mi posesión total. Ella se aferra a mis
brazos, mirándome con sus ojos hechiceros.
—Oh, Ana. Lo que me haces
sentir —, murmuro mientras la beso, un profundo beso apasionado con el que
intento transmitir mis sentimientos hacia ella.
Dos personas no podrían esta
más cerca de lo que estamos en este momento. Juro incluso que nuestra
respiración y los latidos nuestros corazones van al unísono.
—Oh, te amo —, susurra.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
209
Me quejo porque no puedo creer que sea posible, pero de algún
modo parece como si su corazón puro y amoroso me está trayendo de vuelta a la
vida, que de alguna manera está dándome una nueva vida, trayéndome de vuelta
desde el lado oscuro.
Desde lo más profundo de mi
memoria, una cita viene a la mente. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado.
Espero que eso
sea cierto, porque es seguro que me ha domesticado. Creo que es del “El
Principito”. No hay duda de que Ana, la especialista Literatura Inglesa, lo
sabrá.
El amor que
siento por ella es abrumador y está controlando mi vida, y me asusta casi tanto
como me emociona. ¿Puedo realmente hacer esto? ¿Esto realmente me está pasando
a mí? ¿Estoy perdiendo el control?
Bueno, puedo
controlar las cosas en estos momentos. Quiero terminar este polvo conmigo
arriba, por lo que rodamos juntos otra vez, manteniendo mi polla dentro de
ella. Ahora está atrapada debajo de mí, me siento más en control. Tal vez ella
siente mi inquietud, mientras ella envuelve sus piernas alrededor de mi
cintura, encerrándome, y atándome a ella. No te preocupes, no voy a ninguna
parte, nena.
Miro fijamente
su cara hermosa, maravillosa, me lleno de asombro porque un ser puro e inocente
como ella, esté dispuesto a asumir a un jodido desastre, a un hombre como yo.
Me hace decidido a demostrarle lo mucho que la amo, quiero cuidar siempre de
ella y solo darle felicidad y placer.
Ahora que
estoy arriba y recupero el control, poco a poco empiezo a moverme y a empujar,
deslizándome lentamente hacia fuera y después entro de nuevo, sintiendo cada
ondulación de sus ajustados músculos apretándome, otorgándome su extrema
caricia amorosa.
El ritmo lento
es muy erótico, acunados como estamos por el movimiento y el vaivén del mar, y
el sonido de las olas rompiendo suavemente contra el barco imitando nuestro
ritmo.
Las manos de
Ana me acarician suavemente, pero me relajo porque sé que ella respeta los
límites que le he mostrado. Ella sabe dónde tocarme ahora, es más de lo que
alguien ha logrado. Incluso Elena.
Suavemente
muerdo y beso su boca y acaricio su cuello y orejas maravillosamente suaves,
mientras sigo acariciando lentamente dentro de ella. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
210
Entonces Ana impaciente se agacha para agarrarme el culo,
animándome a moverme más profundo y más duro, gruñendo y gimiendo con cada
embestida deliciosa que le doy. Puedo sentirla temblar y tensarse cuando se
acerca el orgasmo, así que lo dejo correr entre nosotros, vamos a lo que se
está acercando a nosotros, nos colamos a través de una marea natural de placer.
—Así es, nena... córrete para
mí... por favor.... Ana.
Volamos sobre el límite
juntos, ambos rompiendo y explotando al unísono. Juntos. En esto, como en todo
lo demás. Siempre. Para siempre.
~ ~ ~
Dejo a Ana refrescándose,
mientras me dirijo a la cubierta con mi BlackBerry, porque tengo un mensaje de
llamar a Taylor para una actualización.
—Buenas noticias, señor. Hemos
tenido un gran avance.
—Gracias a Dios por eso. Ya
era hora. ¿Y bien?
—Sabemos cómo el intruso tuvo
acceso, y no fue a través de uno de los ascensores. Así que esto significa que
no hubo violación de la seguridad de cualquiera de los códigos de seguridad,
que era lo que me tenía tan perplejo y preocupado.
—Ya veo. ¿Entonces, cómo...?
—Hemos estudiado de cerca
imágenes de CCTV de seguridad de todas las áreas públicas del Escala, y
finalmente alcanzamos a ver al invasor accediendo a la escalera de incendios.
Ella es muy inteligente, casi la pierdo. Ella debe saber dónde están todas las
cámaras de seguridad para haber evitado la mayoría de ellas tan bien.
— ¿Las escaleras de incendios?
¿Cómo coño es eso posible? Pensé que estaban cerradas con llave. Romper el
cristal para quitar el seguro sin duda activaría todas las alarmas de incendio.
—Suponemos que de alguna
manera consiguió una llave maestra, como la que tienen los bomberos. Todavía no
hemos llegado al fondo de eso, pero, mientras tanto, las cerraduras de la
escalera se han cambiado.
—Pero estamos en el piso
treinta. Eso significa... Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
211
—Sí, señor. Debe de haber subido los treinta tramos de
escaleras. Debe estar bastante en forma.
— ¿Alguna idea de donde se
estaba escondiendo mientras ella estaba realmente en el apartamento?
—Una vez más, seguimos
trabajando en ello, señor. Sin embargo, hay algunas marcas de desgaste en el
borde de la plataforma superior de su vestidor que sugieren que puede haber
subido a ocultarse allí, detrás de unas cajas. Los informes de inteligencia
dicen que su peso es de alrededor de 50 Kg, y una altura de solo 1.58 m. Me
imagino que ella es lo suficientemente pequeña como para caber ahí,
especialmente porque ella pudo haber perdido peso recientemente.
Definitivamente creo que es una posibilidad.
— ¡Jesucristo! ¿Quieres decir
que podría haber estado ahí todo el tiempo? Quiero que todas las cerraduras
internas sean cambiadas también, en caso de que ella tenga copias de ellas.
Entonces, si alguna vez...
—Ya está hecho, señor. Creo
que probablemente tenía al menos algunas de las llaves. Si ella estaba cerrando
las puertas detrás de ella de la forma que ella lo hizo, eso explicaría por qué
ella salió su habitación a través del balcón y luego simplemente pareció
desvanecerse en el aire.
—Taylor, no quiero preocupar a
la señorita Steele con ninguno de estos detalles. Voy a contarle la buena
noticia de la escalera de incendios. Creo que eso debería ser suficiente para
que su mente descanse, y asegurarle que todo este incidente se ha resuelto.
—Muy bien, señor Grey. ¿Así
que, regresará al Escala esta noche?
—Sí, volveremos, ¿por lo que
puedes recoger nuestras cosas en el Fairmont?
Me doy cuenta por el rabillo
de mi ojo de que Ana llega a la cubierta para reunirse conmigo. Como le dije a
Taylor, no quiero que ella se preocupe innecesariamente, así que termino mi
conversación con él.
—Buenas noticias... bueno. Sí…
¿En serio? ¿La escalera de incendios? ... Ya veo... Sí, esta noche.
Con suerte, Ana ha escuchado
lo suficiente como para creer que todo esto ha sido solucionado. Yo no quiero
que ella se preocupe sobre como coño Leila se ha apoderado de la llave de la
escalera incendios, o el hecho de que no tenemos Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
212
idea de cuánto tiempo podría haber estado al acecho en mi
dormitorio y vestidor mientras ella dormía. Me alegro de que Ana duerma conmigo
de ahora en adelante. Yo no quiero que este sola y estoy seguro de que no habrá
una pelea con ella por este asunto, ya que sé que le gusta compartir la cama
conmigo también.
—Hora de volver —, le digo
mientras amarro su chaleco salvavidas. — El apartamento está limpio. Podemos
regresar.
~ ~ ~
Bajo mi dirección, dejo que
Ana maneje el barco casi todo el camino de vuelta, sobre todo porque yo la
quería a mi lado, compartiendo la experiencia.
— ¿Qué pasa con nuestras cosas
en el hotel? — me pregunta.
—Taylor las ha recogido ya,
más temprano.
— ¿Es que el hombre nunca
duerme?
—Él duerme. Sólo está haciendo
su trabajo, Anastasia, que es muy bueno. Jason es un verdadero hallazgo.
— ¿Jason?
—Jason Taylor.
Ana sonríe para sus adentros.
—Te cae bien Taylor —, afirmo,
mirándola fijamente. No me he olvidado del gran abrazo que le dio cuando nos
fuimos ayer.
—Supongo que sí —, admite con
una sonrisa sensiblera en su rostro. No es de suponer que le caigan bien los
empleados. No me gusta eso. Toda su atención debe centrarse en mí y solo en mí.
Pensamientos feos, celosos están surgiendo a través de mi cabeza, y no me gusta
la forma en que me hacen sentir.
—No me siento atraída por él,
si es por eso que estas frunciendo el ceño. Detente —, dice ella cuando ve mi
expresión enojada.
Pero está claro que ella
pensaba en él, a pesar de ser bastante mayor que ella. Y hay un montón de casos
de mujeres que se enamoran de sus escoltas. Pienso Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
213
en “El guardaespaldas”. Sé que Ana no es exactamente como el
personaje de Whitney Houston, pero aun así. No estoy feliz por eso.
—Creo que Taylor te cuida muy
bien. Es por eso que me gusta. Parece amable, de confianza y leal. Lo aprecio
en un sentido paternal —, explica.
— ¿Paternal?
—Sí.
—Bien, paternal.
Así que ella está tratando de
decirme que ella piensa en el como la figura de un amable padre/abuelo. Hmm,
todavía no estoy seguro. Es un macho atractivo, no un padre viejo y arrugado.
—Oh, Christian, madura, por
amor de Dios —. Ana intenta reírse de ello.
No estoy acostumbrado a que me
hablen así. ¿Madurar? ¿Ella piensa que estoy actuando como un adolescente
inmaduro y celoso? Caray, probablemente lo soy, pero no puedo evitarlo. Pero
Ana piensa que estoy siendo irracional, así que trato de pensar fría y
lógicamente. Ella me dijo que me ama. Ella ha sido dulce, amable y maravillosa,
especialmente acerca de mis límites. A ella le gusta Taylor, porque ella piensa
que me cuida bien. Ella tiene razón, supongo que tengo que estar tranquilo,
manteniendo estos sentimientos irracionales bajo control.
—Lo estoy intentando —. No
puedo prometer mucho éxito sin embargo.
—Pues síguelo haciendo y mucho
—. Ella pone sus ojos en blanco.
— ¿Qué recuerdos me evocas al
poner los ojos en blanco, Anastasia?
—Bueno, si te portas bien, tal
vez podamos revivir algunos de esos recuerdos.
¿Más señales mixtas? ¿Ella
quiere ganarse otro castigo? ¿Cómo se supone que voy a entender esto?
— ¿Que me comporte? De verdad,
señorita Steele ¿Qué te hace pensar que quiero revivirlos?
—Probablemente la forma en que
tus ojos se encendieron como si fuera Navidad cuando dije eso. Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
214
Ah, se dio cuenta, Grey.
—Me conoces tan bien —. Un
leopardo no puede cambiar sus manchas durante la noche, ¿o puede?
—Me gustaría conocerte mejor.
—Y yo a ti, Anastasia.
~ ~ ~
Es temprano por la noche,
cuando atracamos. Paramos a comer en “The Bee”, antes de regresar al
apartamento. Está justo por donde deje el coche.
A la espera de que llegue
nuestra comida, Ana me dice que ella piensa que es extraño que no tenga muchos
amigos hombres de mi edad. No veo por qué lo encuentra tan sorprendente, ya que
ella me conoce tan bien. Tuve tantos problemas cuando estaba en la universidad,
que solo tenía a Elena para poder ayudarme a dejar salir el vapor para hacer
frente a ellos.
Cuento con mi hermano Elliot
como mi amigo también, pero solo hasta cierto punto. Nunca puede conocer a mi
verdadero yo, el que solo Elena conoce, así que tengo que mantenerlo a
distancia, al igual que al resto de mi familia. Es lo mejor, para protegerlos.
Puedo ver qué otra cosa sigue
siendo preocupando a Ana, y cuando presiono para que me lo diga, ella deja caer
una bomba.
—Estoy preocupada de que esto
no sea suficiente para ti. Ya sabes, para desahogarte.
¿Por qué Ana todavía está tan
preocupada por esto? ¿Será que Elena le dijo algo en el baile de máscaras que
no sé, que la tiene así de preocupada? Tengo la firme sospecha de que es la
razón por la que Elena tiene tantas ganas de hablar con Ana, porque sé que ella
aún está convencida de que no puedo prescindir de la mierda pesada.
— ¿Te he dado ninguna
indicación de que esto no es suficiente?
—No.
— ¿Entonces por qué crees eso?
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
215
—Yo sé lo que tú. Lo que... um... necesitas —, susurra.
— ¿Que tengo que hacer? — Le
pregunto con desesperación.
Estoy haciendo mi mejor
esfuerzo para no perpetuar el ciclo de abuso del que Flynn me abrió los ojos.
Estoy tratando de no arrastrar a Ana a mi nivel.
¿Pero he estado dando la
impresión equivocada? ¿Acaso piensa que estoy de alguna manera frustrado o
insatisfecho con el sexo entre nosotros? Porque pensé que estábamos haciéndolo
bastante bien, que el vainilla iba muy bien entre nosotros. Pero ella parece
pensar que todavía estoy anhelando las cosas hard core.
—No, no entiendes, ha sido
increíble, y sé que han sido solo un par de días, espero que no te esté
obligando a ser alguien que no eres —, Ana intenta explicar.
Bueno, sí, estoy tratando de
ser alguien que no soy. Estoy tratando de ser un hombre mejor.
—Sigo siendo yo, Anastasia,
con todas mis cincuenta sombras de jodida locura. Sí, tengo que luchar contra
el impulso de ser controlador... pero esa es mi naturaleza, como me enfrento a
la vida. Si, espero que te comportes de cierta manera, y cuando no lo haces, es
a la vez desafiante y refrescante. Seguimos haciendo cosas que me gusta hacer.
Dejaste que te azotara después de tu indignante oferta de ayer. Me gusta
castigarte. No creo que alguna vez la tentación se vaya... pero lo estoy
intentando y no es tan difícil como pensé que sería.
Nunca esperé disfrutar del
vainilla como lo hago. Yo siempre había supuesto que lo iba a encontrar aburrido
y frustrante. Eso es lo que yo siempre había creído, supongo que porque eso es
lo que Elena siempre me dijo, y parecía tener mucho sentido. No soy normal, por
lo que lógicamente, el sexo normal no sería suficiente para mí.
Pero con Anastasia, no me
parece aburrido el vainilla en lo absoluto. Ha sido jodidamente increíble en
realidad, más allá de cualquier cosa que yo hubiera podido imaginar. Hacer el
amor y no follar duro, es dulce y satisfactorio, relajante y maravilloso.
Me enfrento a mis necesidades
sádicas con el fin de mantener a Anastasia en mi vida, me he obligado a pensar
menos salidas violentas para el placer sexual. Por suerte, tengo una gran
imaginación. Ahora, he descubierto que lamer y Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
216
chupar helado de sus pechos, en lugar de azotar como lo
habría hecho en el pasado, es altamente erótico e intensamente placentero para
los dos. Así que realmente no es tan difícil como yo esperaba.
Por supuesto, no niego que
sigo disfrutando de un buen polvo duro y rápido a veces también, eso nunca va a
cambiar, especialmente porque a Ana le gusta eso a veces también. Creo que va a
ser una buena cosa continuar empujando sus límites y fronteras, para
estimularla y desafiarla.
Pero follar duro ciertamente no
es la única manera para lograr satisfacerme, me doy cuenta ahora. Hay todo un
nuevo mundo de diferentes y estimulantes experiencias que Anastasia y yo
podemos compartir, de acuerdo a nuestras necesidades y estados de ánimo, que no
tienen que ver con el sadismo. He encontrado que es liberador no tener que
estar confinado a mi cuarto de juegos. Así que estoy esperanzado. Especialmente
porque confirme que a Ana no le importó que la azotara como castigo ayer, por
lo que demuestra que los dos estamos aprendiendo a ceder y adaptarnos.
—Déjame decirte, Anastasia,
todo esto es nuevo para mí, y estos últimos días han sido los mejores de mi
vida. No quiero cambiar nada.
—Han sido los mejores de mi
vida también, sin excepción —, susurra Ana, sonriéndome tímidamente.
Estoy tan aliviado y feliz por
lo que ha dicho. Estamos en la misma página después de todo.
— ¿Así que no me quieres tener
en tu cuarto de juegos? — Pregunta.
—No, no —. Afirmo con
convicción.
Mi cuarto de juegos. Cuando
todo se vino abajo, porque yo no pude controlarme. Me hace sentir físicamente
enfermo recordar lo que sucedió la última vez que fuimos allí. Todo mi mundo se
vino abajo. No puedo volver a ese purgatorio, nunca.
Así que no puedo enfrentarme a
llevar a Anastasia a mi cuarto de juegos todavía, y no sé cuándo lo haré.
Resulta que, al igual que la puta drogadicta, yo también tengo una adicción.
Soy un sádico, soy adicto al sadismo, y aunque estoy decidido a dejar de depender
de mí mismo, eso va a tomar un tiempo. Así que no puedo correr el riesgo con
Ana al tenerla en mi cuarto de juegos. Todavía no. No hasta que yo este seguro
de que mi adicción está completamente bajo control. Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
217
— ¿Por qué no?
No me jodas, casi parece
decepcionada. Si, ella está definitivamente dándome señales confusas, me lanzó
indirectas sobre superar mis límites también. Pensaba que eso era lo que
quería, ¿no?
—La última vez que estuvimos
ahí me dejaste. Voy a evitar cualquier cosa que pueda hacer que me dejes otra
vez. Estaba devastado cuando te fuiste. Te lo expliqué. No quiero volverme a
sentir así de nuevo. Ya te he dicho lo que siento por ti.
—Pero no parece justo. No
puede ser muy relajante para ti, el estar constantemente preocupado por cómo me
siento. Has hecho todos estos cambios por mí, y yo... creo que debería
corresponderte de alguna manera. No sé, tal vez... podamos probar... algunos
juegos de rol.
Ana se sonroja profundamente.
Ella parece sentirse culpable, parece que estoy haciendo un sacrificio enorme
por ella y ella tiene que pagarme. Estar con ella es la única recompensa que
necesito.
—Ana, tú me correspondes, más
de lo que crees. Por favor, no te sientas así. Nena, solo ha pasado un fin de
semana. Danos tiempo. Pensé mucho en nosotros la semana pasada, cuando te
fuiste. Necesitamos tiempo. Tienes que confiar en mí, y yo también. Confiar en
que no me dejaras de nuevo. Tal vez con el tiempo lo podríamos disfrutar, pero
me gusta cómo eres ahora. Me gusta verte tan feliz, tan relajada y sin
preocupaciones, sabiendo que yo tuve algo que ver con eso. Nunca he hecho
esto... Tenemos que caminar antes de poder correr.
Me encuentro sonriendo con
ironía, porque en realidad estoy citando un consejo de Flynn. Mierda, a este
paso pronto voy a estar hablando con acento británico.
— ¿Qué es tan gracioso?
—Flynn. Dice eso
constantemente. Nunca creí que lo citaría —. Supongo que debe saber de lo que
estoy hablando.
—Un Flynnismo.
—Exactamente. Conociendo a
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Finalmente, cuando llegan las entradas, el hilo de la
conversación se rompe, y pasamos a otros temas. La distraigo preguntando donde
ha viajado. Pronto se hace evidente que a ningún lugar fuera de EE.UU. continental.
Bueno,
señorita Steele, te puedo mostrar el mundo, solo si te quedas el tiempo
suficiente para dejarme.
Después de la
cena, nos dirigimos de nuevo al Escala, y cuando nos acercamos, siento que mi
estado de ánimo cambia. Me pregunto dónde diablos puede estar Leila, que podría
intentar ella después y como la podemos localizar para conseguirle algo de
ayuda. Eso es lo malo de escapar de los problemas por un rato. Ellos solo
parecen empeorar cuando vuelves a hacerles frente. Conociendo a cincuenta sombras
G.E. Griffin
219