-Guau, Has sacado un 10 en matemáticas,
es increíble. Estoy muy orgulloso de ti, cariño.
La voz de
Taylor es inusualmente suave pero con un deje de orgullo en ella, así que
supongo que está hablando con su hija Sophie en su oficina. Parece que le está
yendo bien en la escuela, de todas maneras soy yo quién paga las facturas.
Buena chica, es de esperar que una buena educación le dé un mejor comienzo en
la vida que a otros niños.
Estoy de pie
en la puerta de la oficina de Taylor en Grey House, él no ha notado mi
presencia, estoy esperando para discutir con él el itinerario de mañana, pero
me contengo para no perturbar su rara conversación privada.
—Sí, ya sé que
no falta mucho para tu cumpleaños. ¿Oh, sí? Eso será divertido para ti. Estoy
seguro de que te lo pasarás genial en Disney World con Steve y tu madre —. Casi
puedo oír a Taylor apretando los dientes desde aquí. Supongo que Steve es el
padrastro.
—Tal vez pueda
ir a verte cuando vuelvas. Vamos a tener que solucionar algo con tu madre, ¿no?
¿Puedes pasármela un momento, cariño? Oh, ya veo que está demasiado ocupada de
nuevo. No te preocupes, llamaré más tarde. Sí, yo también te quiero, Sophie.
Está bien, lo entiendo, tienes que irte, mejor no llegues tarde al partido.
Adiós, cariño.
Lanzando su
teléfono móvil sobre el escritorio, Taylor lanza un suspiro y luego se pasa la
mano por la cara. Él levanta la vista cuando se da cuenta de que estoy allí.
—Si necesitas
tomarte algún tiempo libre para el cumpleaños de tu hija, no pasa nada, Taylor.
Quería hablar contigo de todos modos. Me doy cuenta de que, debido al cambio de
las circunstancias y el aumento del nivel de amenaza, que estés tu solo
trabajando conmigo ya no es suficiente para satisfacer nuestras necesidades de
seguridad. Se necesita un segundo de a bordo que Conociendo a cincuenta sombras
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pueda venir cuando se requiera, así como cualquier otro
personal adicional que consideren necesario Welch y tú.
No me hace feliz que Gail se
pusiera en peligro en el incidente con Leila porque estaba en el apartamento
sola, y sé que Taylor se siente como yo, así que hay que enfrentarse al hecho,
aunque sea especialmente frustrante, de que sigue sin haber progresos sobre el
paradero de Leila. Y si las cosas finalmente funcionan con Anastasia como tengo
planeado, querré protección personal para ella de todos modos.
—Gracias señor, pero no parece
que vaya a ir a ver a mi hija en su cumpleaños de todos modos. Ella tiene otros
planes. O más bien su madre y su padrastro los tienen —. Hace una mueca amarga.
—Ya veo. Es una pena, pero aun
así, debes tomarte un tiempo libre y pasarlo con ella. Por favor habla con
Welch sobre el aumento de nuestro personal de seguridad.
—Por supuesto, si usted piensa
que es necesario. Y yo eh... aprecio que haya pensado en ello, Sr. Grey.
¿Quería algo más?
—Sí. Hay algunos cambios en el
horario de mañana. Recogeré a la señorita Steele frente a las oficinas de SIP a
las 17:45, y tenemos que estar en Portland a las 19:30 horas. Volveremos de
nuevo aquí, a Seattle, más tarde esa misma noche —. Trato de que mi voz se
mantenga tranquila, incluso aburrida, pero no creo que haya engañado a Taylor
ni por un segundo. Veo una chispa de interés en su rostro.
— ¿La Señorita Steele? Ya veo,
señor. Entonces, ¿está planeando volar a Portland?
—Sí, será más rápido llegar
allí en el Charlie Tango, pero me gustaría tomar tal vez una o dos copas con la
cena, así que no podremos volar de regreso. Yo estaba pensando en que Stephan y
tú podrían seguirnos en coche. Y luego él podría traer el helicóptero de
regreso, y tu traernos en coche a la señorita Steele y a mí. Si no es demasiado
para ti conducir de ida y vuelta todo en una noche.
—No, eso estaría bien, señor
Grey. Es un viaje tranquilo y agradable, así que no hay problema en lo
absoluto. Así que, ¿significa esto... que usted y la señorita Steele?... sólo
para fines de seguridad... —. Taylor está haciendo todo lo posible para ser
sutil y discreto, pero no puede ocultar el tono esperanzado de su pregunta. Y
creo que él tiene que estar informado de los últimos Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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acontecimientos si espero que pueda desempeñar sus funciones
de manera eficiente.
—Vamos a ver la exposición de
su amigo, el fotógrafo, luego la llevaré a cenar antes de volver. Vamos a ver
qué pasa a partir de ahí. Te voy a dar todos los detalles de la dirección para
que puedas ultimar los preparativos del viaje.
Tengo la dirección de la
galería, ya que estaba en el mensaje que intercepté en el BlackBerry de Ana.
Prácticamente gruño la palabra “amigo”, porque sigo teniendo esas imágenes de él y Ana en la cabeza. Imágenes de lo que podría suceder
si no puedo convencerla de que deberíamos intentarlo de nuevo, si ella dice que
no. Imágenes de él con Ana muy desagradables, porque por supuesto yo sé
que él quiere follársela hasta dejarla sin sentido. Ella es mía. Sólo mía.
Tengo que convencerla de que me dé otra oportunidad.
—Ah, y Taylor,
quiero pasar por la tienda de Apple esta noche de camino a casa —. Podría
enviar a Taylor para conseguir lo que quiero, pero la verdad es que me encanta
mirar personalmente en Apple, y eso me ayudará a mantener mi mente ocupada y
desviar mis pensamientos, al menos por un corto espacio de tiempo. Siempre uso
un móvil BlackBerry debido a su superior seguridad de encriptación, pero aparte
de eso estoy seriamente fascinado con todo lo que Apple produce.
Tengo una idea
para tratar de convencer a Anastasia de que digo en serio que deseo que
volvamos a intentarlo. No me siento cómodo o muy versado en corazones y flores,
pero con la música creo que puedo hacerlo. Así que estoy pensando que podría
darle un iPad con una especial lista de reproducción personalizada, junto con
algunas aplicaciones que creo que ella apreciaría, y tal vez algunas fotos,
aunque me doy cuenta de que no tengo muchas de ella o nosotros juntos que pueda
usar, de lo que realmente me arrepiento. Pues no puedo utilizar las imágenes de
vigilancia, ¿o sí puedo?
—Muy bien,
señor, haremos un desvío —. Taylor casi rompe a reírse, creo. Le ha aliviado
que tal vez su estúpido jefe, abatido, podría estar a punto de conseguir que su
vida cambie. No te hagas ilusiones, Taylor. Nada está decidido todavía.
Flynn me ha
llamado todos los días para animarme, me mantiene conectado a Tierra y me insta
a no perder la esperanza, ya que el tiempo pasaba y no tenía noticias de Ana.
Dios sabe lo desorbitante que será su factura este mes, le encanta meterse
conmigo sobre esto, a sabiendas de que no puedo imaginar cuánto será. Hablé con
él por teléfono hace un momento para explicarle sobre la cita, después de que
finalmente he sabido de Ana por correo electrónico, le preocupa que no suene
más positivo o esperanzado. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Me dijiste que Anastasia te dijo que te ama hace sólo unos
pocos días Christian, y cuando es verdadero amor, a pesar de tus recelos creo
que esto lo es, entonces no se irá si tú te abres con ella. Así que creo que
todavía hay esperanza para ti, mientras no dejes que tu auto-aborrecimiento te
sabotee incluso antes de empezar. Simplemente tómate las cosas con calma, un
paso cada vez. Tienes que ser abierto y honesto al comunicarte y hablar con
ella de todo lo que hemos discutido, los cambios y los compromisos que estás
dispuesto a hacer con el fin de reanudar su relación.
~ ~ ~
Me decido a comprarme un iPad
para mí también, así como uno para que Taylor le regale a su hija.
—Pon algunas fotos tuyas para
regalárselo para su cumpleaños —, murmuro mientras se lo paso desde la parte
trasera del coche, donde me siento después de mi viaje a la tienda Apple. Con
las largas horas que trabaja para mí, ella probablemente ha olvidado como es su
padre, pero sabía lo que implicaba este trabajo cuando aceptó. Hasta ahora,
estoy por lo general dispuesto a que vea a su hija los fines de semana,
mientras yo estoy entretenido con mi última sumisa por otra parte. Por lo tanto
vamos a tener que reevaluar completamente todas las medidas de seguridad, si
voy a cambiar mi estilo de vida de la manera que estoy esperando. Si tengo la
suerte de tener la oportunidad, eso es.
Él mira hacia abajo, hacia la
caja, frunce el ceño con sorpresa mientras se da cuenta de lo que es, antes de
que me mire por el espejo retrovisor, y murmura de nuevo algo así como:
—Gracias, señor, estoy seguro de que le encantará —, y vuelve a concentrarse en
el tráfico.
~~~
Así que me mantengo ocupado
toda la noche en la selección de música para el iPad y así poder dárselo a Ana,
mientras pienso sin parar en las opciones que tengo con ella y así poder
transmitírselas, antes de que finalmente me vaya a la cama bastante tarde.
Me voy a dormir, pero entonces
empiezo a soñar. No mis pesadillas habituales, sino un vívido montaje erótico de
Ana y yo, empezando por la primera vez que la tomé, recordando lo fantástico
que fue tomar su virginidad. A continuación, sueño con cómo me sentía al
despertar a su lado, es lo más sorprendente, calmante y relajante que he
encontrado. Mi sueño continúa recordando el momento en que la follé con sus
manos atadas con mi corbata plateada, Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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cuando mi madre casi entró y nos pilló. Entonces sueño con la
primera vez que disfruté con mi mano en su culo, oh su culo tan azotable.
Después de eso, sueño cuando use sobre ella la fusta por primera vez en mi
cuarto de juegos, y lo mucho que realmente le gustó esa experiencia. Recuerdo
la follada rápida y furiosa que le di en la ducha cuando volvió de Georgia.
Entonces, finalmente, sueño con la experiencia realmente única con Thomas
Tallis que compartimos juntos en mi cuarto de juegos.
Es solamente un sueño, y lo
estoy disfrutando realmente, a pesar de que me está dando una erección
dolorosamente dura. Hasta que me despierto con un sudor frío, después empezar a
soñar con Anastasia alejándose de mí, mirándome por encima del hombro y
sonriendo mientras coge de la mano a otro hombre en lugar de la mía.
—Adiós, Christian. Fue un
placer conocerte. Es una lástima que no te molestaras en solucionar toda tu
mierda enferma por mí, pero supongo que no soy lo que realmente quieres o
necesitas, así que ¿para qué? Es mejor que tengas una buena vida con una mujer
sumisa de nuevo. Ella te va a dar lo que yo no pude, estoy segura.
Entonces el tipo la tira a sus
brazos y la levanta para darle vueltas mientras se ríen, relajados y felices
juntos. Y antes de que pueda decir ninguna palabra, ya se han alejado juntos,
tomados del brazo.
—No, espera, Anastasia. Te
equivocas, tú eres lo que yo quiero —. Trato de
llamarla, pero ya es demasiado tarde. Ella no vuelve atrás, y no creo que ella
ni siquiera me haya escuchado. ¿Y quién es el chico con el que se ha ido? José
Mierda Rodríguez.
~ ~ ~
Creo que
Taylor esta tan ansioso como para no llegar tarde a recoger a Anastasia después
del trabajo, así que estamos esperando en el Audi frente a las oficinas de SIP
justo después de las 5:30. El día ha sido largo, pero estos últimos minutos de
espera a que aparezca parecen interminables. Sólo espero que no haya cambiado
de idea en el último momento. ¿No lo hará, o si? No, pero sólo porque ella
tiene muchas ganas de ir a la exposición del fotógrafo.
Finalmente a
las 5:45 en punto la veo aparecer. Anastasia está saliendo del edificio directo
hacia nosotros, y me da un vuelco el corazón. Pero estoy sorprendido por su
apariencia. Conmocionado y horrorizado. Lleva el vestido morado que tanto me
gusta, pero ahora parece que simplemente le cuelga, no se ajusta a sus curvas.
Es evidente que ha perdido peso. Una gran cantidad de Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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peso. Mis peores temores se han confirmado. Ella no ha comido
nada, como yo sospechaba que podría ser el caso.
— ¿Cuándo fue la última vez
que comiste? — Exijo saber, cuando se sube a mi lado en la parte posterior del
coche.
Ella me mira.
—Hola, Christian. Sí, yo
también me alegro de verte —, me responde ella con sarcasmo. No hay cambios en
su actitud irrespetuosa, entonces. No es el mejor de los comienzos, pero no
puedo evitar sentirme furioso con ella por descuidarse de esta manera.
—No quiero oír a tu boca
inteligente ahora. Contéstame —. Puedo sentir como se construye la ira en mi
interior. Ella debe haberse, prácticamente, muerto de hambre.
—Um... Me comí un yogur al
mediodía. Oh, y un plátano —, Me informa de mala gana.
Pero eso es sólo un aperitivo,
por el amor de Dios.
— ¿Cuándo fue la última vez
que comiste apropiadamente? — Yo tampoco he tenido mucho apetito, pero me he
obligado a comer. La señora Jones se ha encargado de ello, para ser justos. Ana
no tiene a nadie como Gail que la persuada a comer, ¿verdad?
Mi estado de ánimo no mejora
al ver a un tipo que se despide de ella mientras nos incorporamos al tráfico.
— ¿Quién es ese? — Necesito
saberlo.
—Mi jefe.
Como sospechaba. Es Jack Hyde,
el hijo de puta. Acechándola cuando sale, husmeando a su alrededor. Mis
instintos rara vez se equivocan. No confío en él en absoluto.
— ¿Y bien? ¿Tu última comida?
—Christian, realmente no es de
tu incumbencia —, murmura.
—Todo lo que hagas me
interesa. Dime. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Ella gime mientras me pone los ojos en blanco, y entonces se
da cuenta de lo que ha hecho. Cuando nos miramos el uno al otro, puedo decir que
está tratando de no sonreír peleando contra un ataque de risa. Y de repente yo
también quiero sonreír. Esta es Ana. Esto es lo que hace. Ella me enfurece, me
desafía, pero me hace querer sonreír. Pero sigo queriendo saber.
— ¿Y bien?
—Pasta alla vongole, el
viernes pasado —, admite en voz muy baja.
¡No! Por el amor de Dios,
¿ella no ha tenido una buena comida desde entonces? Ella literalmente ha pasado hambre durante cinco días. Siento una
mezcla de emociones recorriendo mi cuerpo. Estoy enojado, estoy molesto, y
estoy arrepentido. La he llevado a esto. Todo es mi culpa. Pero eso demuestra
lo mucho que necesita que la cuiden y velen por ella. Esta noticia refuerza mi
determinación de ser el que cuide de ella. Trato de no dejar que mi rabia tome
el control, porque me doy cuenta de que así no voy a conseguir nada.
—Ya veo.
Parece que has perdido por lo menos dos kilos, posiblemente más desde entonces.
Por favor, come, Anastasia —. Yo estimaría que probablemente no pesaba mucho
más que 50 kgs. cuando nos conocimos, así que realmente no puede permitirse el
lujo de perder esa cantidad de peso. Solo va a lograr estar débil y enferma.
Tengo que conseguir que coma correctamente de nuevo. Ella sólo mira hacia
abajo, a sus manos en su regazo, y sé por su postura rebelde que esto no va a
ser fácil de lograr.
— ¿Cómo estás?
— Me vuelvo a mirarla, miro su dulce cara e intento leer lo que siente y
piensa. Yo había asumido que ella se estaba tomando la ruptura mucho mejor que
yo, ya que ella fue la que me dejo, parecía muy tranquila y decidida, pero tal
vez no es así, después de todo. Se ve pálida, cansada y demacrada, y sus
hermosos ojos se ven demasiado grandes en su cara.
Ella vacila
antes de responder.
—Si te dijera
que estoy bien, te estaría mintiendo —, susurra ella finalmente. Con su mirada
refleja exactamente el tormento por el que está pasando. A ella le importa. Ha
estado sufriendo, al igual que yo.
—Yo también.
Te extraño —. Tomo una decisión y le estrecho su mano en la mía, desesperado
por tocarla y comunicarle la profundidad de mis sentimientos. Me encanta la
sensación de su pequeña mano en la mía, y por su reacción al tacto, sé que
sigue existiendo ese lazo entre nosotros y que ella lo Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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está sintiendo tanto como yo, a pesar de que ella protesta y
trata de alejar su mano de la mía. Me niego a dejarla ir.
—Ana, por favor. Tenemos que
hablar —. Prácticamente estoy rogándole. Ella tiene que darme una oportunidad.
—Christian, yo... por favor...
he llorado mucho —, susurra, obviamente, ahora casi a punto de llorar, y me
rompe el corazón al escuchar el dolor en su voz. Sería si realmente tuvieras un
corazón, Grey. Fue destruido hace años, ¿recuerdas?
—Oh nena, no —, le respondo emocionalmente, mientras tiro de su
mano para acercarla a mí, para tratar de consolarla. Y de algún modo ella
termina encima de mi regazo, así que la abrazo con fuerza contra mí. El tenerla
tan cerca otra vez llena de calor mis venas, derritiendo el frío helado en el
que he estado sumido desde que se fue. Ella huele divinamente, maravillosa, y
sé que nunca voy a tener suficiente de su aroma único, especial. Justo en ese
momento, siento una sensación de euforia y de paz por su presencia. Me siento
como si hubiera recibido un indulto de la pena de muerte.
—Te he echado
mucho de menos Anastasia —, le susurro en voz baja al oído. Ella no puede tener
ni idea de lo mucho que he echado de menos. Al principio se tensa y se resiste
mi abrazo, pero luego siento como se va relajando y descansa su cabeza encima
de mí. Le beso la parte superior de la cabeza una y otra vez porque simplemente
no puedo tener suficiente de ella, especialmente porque pensé que no tendría la
oportunidad de estar tan cerca de ella nunca más.
Pero muy
pronto llegamos a nuestro destino, y tengo que bajarla a regañadientes de mi
regazo, mientras le explico que nos dirigimos hacia el helipuerto.
La mitad del
tiempo incluso me olvido de que Taylor está con nosotros en el coche, pero por
supuesto no ha podido evitar escuchar la conversación entre Ana y yo, así que
tal vez eso explica el por qué tiene una expresión bastante sensiblera en su
rostro mientras abre la puerta para que salga Ana, y algo pasa entre ellos que
no acabo de entender. Miro a Taylor buscando una explicación, pero limpia la
expresión de su cara para mirarme con suavidad, y de repente se me ocurre que
el rudo, fuerte y silencioso Jason Taylor, quien nunca antes ha interactuado en
forma alguna con ninguna de mis últimas quince sumisas, a menos que fuera
absolutamente necesario, siente debilidad por Ana. Él puede sentir su
honestidad natural, que es algo único y muy especial en ella, y él sabe, sin
duda, juzgar muy bien a las personas, tiene muchos años de Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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experiencia midiendo a la gente. El tema es que le gusta y la
aprueba. ¿Por qué debería importarte, Grey? No
es más que un miembro de tu equipo de seguridad, por amor de Dios.
Pero Anastasia
parece tener ese efecto en la gente. Todos, incluyendo a mi familia, incluso mi
cínico padre, parecen encantados con ella. Mi madre sobre todo, realmente le
gusta Ana, y eso significa mucho para mí. Ella sabría si Ana no fuera
buena para mí. Ella siente que esta chica es muy especial. Las madres tienen un
sentido especial en estas cosas ¿no? Me siento culpable porque no he estado
atendiendo las llamadas de mi familia, pero no he sido capaz de afrontarlo,
hablar de la ruptura con ellos me resultaba insoportable, sobre todo porque las
llamadas son principalmente acerca de los arreglos para la recaudación de
fondos de este sábado, de la cual mis padres son anfitriones.
Mia en
particular es la que más me ha estado acosando y ha dejado al menos media
docena de mensajes, la mayoría para comprobar que definitivamente voy a llevar
a Anastasia, y que no he olvidado que es un baile de máscaras. Sé que se va a
estar enfadada cuando nos veamos por haberla estado ignorando. Tal vez, si por
algún milagro, Ana viene al evento, Mia se pondrá tan contenta de verla otra
vez que se olvidará de todas las llamadas no contestadas y perdonará a su
negligente hermano mayor.
Incluso el Dr.
Flynn quiere conocer a Ana después de todo lo que ha oído hablar de ella. Me
recuerda de nuevo que realmente Anastasia es una joven bastante sorprendente y
única. Espero y rezo para que tenga la oportunidad de encontrarse con ella en
un futuro muy próximo.
Entramos en el
ascensor para subir al helipuerto. Y en ese espacio confinado, el magnetismo,
la atracción, la vibración de la electricidad crepita entre nosotros, más
fuerte que nunca. La deseo. Ella me desea. Justo aquí, justo ahora. Es lo mismo
de siempre, nada ha cambiado. Ella me mira mientras jadea en estado de shock,
ya que siente la intensidad de la atracción entre nosotros.
— ¡Oh Dios...!
—Yo también lo
siento —, le digo mientras le acaricio los nudillos con el pulgar. Menos mal
que sólo es un trayecto corto en el ascensor, o estoy seguro de que habría otro
momento “a la mierda el papeleo”.
~ ~ ~
Pasamos de las
bromas ligeras a la artillería pesada durante el viaje a Portland. Sé que le
encanta volar en mi helicóptero, y a mí también me encanta llevarla a
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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volar, sobre todo por el momento agradable en el que le
aprieto el cinturón, de manera que ella queda impotente y no puede moverse. Eso
nunca va a cambiar. Siempre me gusta atarla de esa manera, pero tengo la fuerte
sospecha de que a la pequeña señorita Steele no le desagrada un poco de
sumisión, y eso me da esperanzas de que podamos resolver algo que nos satisfaga
a los dos. Pero por ahora, ignoramos estos temas mientras disfrutamos del vuelo
juntos, volando por encima de todos los diferentes edificios y monumentos que
le voy señalando a Ana, como el Space Needle.
—Nunca he ido —, confiesa Ana.
—Te llevaré, podemos comer
allí —. Me gustaría eso. La comida es bastante buena.
—Christian, hemos terminado —,
me recuerda intencionalmente.
—Lo sé. Pero igual puedo
llevarte e invitarte a comer —. Si me salgo con la mía la ruptura no durará mucho tiempo.
Estoy acostumbrado a conseguir lo que quiero, todo el tiempo. ¿Es que sigues
sin entenderlo señorita Steele? Pase lo que pase, seguiré siendo tu
controlador/acosador, yo siempre voy a estar ahí para cuidar de ti, y para
velar por ti. Todavía tienes que comer, así que ¿por qué no hacerlo en un sitio
bonito, conmigo?
Una vez que
llegamos a Portland, hacemos el corto trayecto en coche hasta donde se exhiben
las fotos del chico.
A medida que
vamos entrando en la galería, seguimos discutiendo sobre conseguir que quiera
comer. Estoy seguro de que Flynn me aconsejaría retroceder y dejar de
presionarla, pero no puedo evitarlo. Quiero que me prometa que comerá. Sólo
necesito ver como algunos alimentos entran en su boca, para estar seguro de que
está recibiendo la nutrición adecuada, para que pueda dejar de preocuparme por
si pasa hambre. No es mucho pedir, ¿verdad? Parece que es a muy tú pesar, Grey.
Me parece una gran cosa. ¿Algo en lo que ella tiene el control tal vez? Tiene
que entender que tienes problemas con control.
—No quiero
discutir contigo, Anastasia. Quiero que vuelvas, y quiero que estés sana —.
Esta es la primera vez que muestro mi mano, le digo cuáles son mis intenciones,
y la miro para ver su reacción.
—Pero nada ha
cambiado —, insiste. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Mi corazón se hunde, ya que no veo que esté saltando de
alegría por mi declaración. Sin embargo, este no es el momento ni el lugar para
que tengamos una discusión franca y completa, por lo que le digo:
—Hablaremos en el viaje de
vuelta. Ahora estamos aquí —. Estamos fuera de lo que parece ser un antiguo
almacén de algún tipo, el tipo usual de lugar bastante pretencioso que trata de
estar a la moda y ser peculiar. Ana quiere seguir hablando, pero a regañadientes
admite que la calle no es el lugar para ventilar nuestros asuntos, y así que
vamos a tener que posponer nuestra discusión. No tengo la intención de quedarme
en la exposición ni un segundo más de lo necesario. Llegar a esto fue sólo una
excusa conveniente para lograr encontrarme con Ana. Más importante aún,
necesito verla comer algo antes de que podamos comenzar con la conversación y
ponernos en la tarea de resolver las cosas entre nosotros. Tenemos un agradable
largo viaje en coche para compartir de vuelta a Seattle, donde no tendrá más
remedio que hablar conmigo a menos que esté dispuesta a tirarse fuera del
coche, lo que sería difícil, ya que Taylor siempre tiene las puertas cerradas
como medida anti-secuestro, sólo los libera cuando está seguro de que no existe
una amenaza a la seguridad de las personas a su cargo.
El hecho de que tanta gente en
la exposición que parece conocer a Ana me hace sospechar que ha estado mucho
más involucrada en ayudar al niñato con su fotografía de lo que me había imaginado,
aunque parece bastante sorprendida de que la gente sepa su nombre o la
reconozca.
Le ofrezco tomar una copa,
ella opta por el vino blanco. No es una buena idea con el estómago vacío, pero
me abstengo de comentárselo, porque no quiero empezar otra discusión. Sin duda,
el vino que se sirven será malo, pero obedientemente me dirijo al bar.
Por supuesto al segundo de
irme se le acerca el niñato en línea recta, pero no hay nada que yo pueda hacer
al respecto. Tengo que admitir se ha arreglado bien esta noche. Lleva puesto un
traje, no de la mejor calidad, tal vez, pero se ve un mucho mejor que la última
vez que lo vi. Tengo que estar de pie sin poder hacer nada y ver como la
arrastra a sus brazos y la abraza. Quiero matarlo. Lo veo mirando fijamente a Ana, al parecer preocupado, y me
imagino que también se ha dado cuenta de su pérdida de peso. Está claramente
muy familiarizado con la forma de su cuerpo, por lo que puedo ver. Es de mi
propiedad, no tuya, chico. Charlan durante un rato, pero luego se vuelve
hacia mí. A medida que nuestros ojos se encuentran, el vínculo entre nosotros
se hace presente. Nos miramos fijamente el uno al otro, y sólo por esos pocos
segundos, no hay nadie más en la habitación, nada más existe. Ella no puede
hacer caso omiso de este hechizo entre nosotros que es demasiado fuerte. Amor.
Eso es lo que Flynn dice Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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que es. ¿Es posible? ¿Es así como se siente el amor? No lo
sé, Grey, porque al igual que Elena me dijo, no tiene cabida en mi mundo, ¿o
sí?
Entonces Ana habla de nuevo
con el chico, quién la besa en la mejilla antes de ir a mezclarse con el resto
de invitados. Sí, no hay duda de ello, lo que realmente quiero es matarlo. O
por lo menos derribarlo, por su descaro para lograr estar tan cerca de
Anastasia y tocarla y besarla de esa manera. Incluso si a ella no parece
importarle.
Para mi gran sorpresa, estoy
muy impresionado con el trabajo del chico. Él es realmente muy talentoso, tengo
que admitir a regañadientes. Las fotos son realmente bastante buenas. Si se
tratara de otra persona, incluso podría considerar la compra de un par de
ellas.
Un fotógrafo de prensa me
reconoce, y se acerca a preguntarme si puede tomarme alguna foto. Como es un
evento público, y me lo pide amablemente, estoy de acuerdo. Pero quiero a Ana
en la foto. Quiero una prueba de que estoy con ella. Anoche me di cuenta de que
tengo muy pocas fotos de ella o de nosotros juntos para cargar en el iPad, una
situación que tengo la intensión de rectificar, teniendo en cuenta que debe
parecer casualidad. Así que la atraigo a mi lado para salir en la foto. Quiero
demostrarle al mundo que esta es mi novia. Mia.
La exposición
es en realidad bastante interesante. La interpretación del muchacho y la
composición muestran una gran habilidad artística, eso es evidente. Se ha
centrado en la realización de fotografías de paisajes, que parecen ser su
especialidad.
Pero al doblar
la esquina, tenemos un gran shock. Ana está claramente tan sorprendida como yo
de verse en siete enormes retratos en blanco y negro que cuelgan en la pared.
Es por eso que todo el mundo ha estado observándola. La han reconocido a partir
de esas imágenes. Y son impresionantes. Simplemente asombrosas.
Tomas de cerca
de ella haciendo pucheros, sonriendo, riéndose, frunciendo el ceño, seria,
divertida y distraída. El muchacho la conoce muy bien. Estos muestran que la ha
estudiado de cerca durante un largo período de tiempo. Ha captado su bella
sonrisa perfectamente, y creo que esa es probablemente mi favorita, aunque es
difícil elegir sólo uno de ellos. En uno de sus pucheros, ha logrado captar la
sensualidad de sus labios carnosos. La de ella con el ceño fruncido me dan
ganas de reír, porque esa expresión es tan Ana. Sus hermosos ojos grandes lucen
increíbles en el que esta seria, aunque sea una foto en blanco y negro. No,
todo el crédito a sus habilidades fotográficas, tengo que Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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admitir que el chico lo ha hecho realmente bien. Todavía lo
odio, pero ahora, supongo, tengo un gran respeto por su talento.
—Parece que no soy el único —,
murmuro. El chico está claramente, total y absolutamente loco por Ana. Lo he
tratado como don nadie que sólo quiere obtener mi puesto, pero en realidad
ahora me doy cuenta de que sus sentimientos son mucho más profundos que eso,
para haber producido imágenes de esta calidad de ella. Él va en serio con ella
y es un competidor real para conseguir su afecto, tengo que tomarme mi sueño de
anoche como una seria advertencia.
Las fotos de Ana están creando
mucho interés, así que no lo dudo. Me dirijo directamente a la recepción antes
que alguien se me adelante.
—Quiero comprar los retratos
de la señorita Steele —, le indico a la chica que se encuentra allí mientras
saco mi tarjeta Amex negra. Ella tiene un agresivo corte de pelo, muy corto. No
me gusta el pelo muy corto en las mujeres. Mis mujeres tienen el pelo largo,
siempre. Y ella llevaba demasiado lápiz labial rojo en los labios. No, gracias, por muchas miradas que
me eches. Ni en un millón de años.
—Ah, claro,
¿cuál de ellos quiere? — Pregunta, algo desconcertada.
La exposición
ha abierto solo hace unos minutos.
—Los siete.
— ¿No quiere
saber lo que cuestan en primer lugar? — me pregunta, mirándome de manera
extraña. Es evidente que ella no tiene idea de quién soy. No me importa una
mierda lo mucho que cuesten. El costo es irrelevante. Tengo que tenerlos. Todos
ellos.
—No tiene
importancia. Y yo los quiero en algunos otros tamaños también. El Sr. Rodríguez
debe tener los originales digitales para trabajar con ellos, supongo, por lo
que no debería ser un problema, ¿o si? Y quiero un acuerdo de que no habrá
otras copias para exponerse o venderse en cualquier otro lugar. Estos deben ser
los únicos que existan —. No quiero que ninguna empresa los compre para
campañas publicitarias.
—Yo... eh...
no sé... supongo que sería posible... pero eso va a tener un costo extra —,
insiste, percibiendo una oportunidad de conseguir algo de dinero extra. Lo que
sea. Me importa una mierda. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Es que odio la idea de que alguien se coma con los ojos lo
que es mío. Por lo menos son sólo tomas de su rostro, no de su cuerpo. Pero aun
así, a su manera son muy reveladores de su persona. El muchacho ha hecho un
trabajo increíble al capturar su esencia.
—Y quiero que dejen de estar
expuestos.
—No, lo siento, eso no puedo
hacerlo. Quedaría un gran vacío, y esta exposición tiene que ser el escaparate
del talento de José. Usted las tendrá en cuanto la exposición haya terminado.
Quiero discutir este punto,
pero me doy cuenta de que si hago una escena muy grande, podrían negarse a
vendérmelos. Así que tengo que contentarme con acordar que me las enviaran tan
pronto como la exposición haya terminado.
Me dirijo de nuevo al lado de
Ana. Sólo he estado fuera unos minutos, hay un idiota alto, joven y rubio
babeando por ella.
—Eres un tipo con suerte —, me
sonríe. Estúpido de
mierda. Retrocede.
—Ese soy yo —,
frunzo el ceño, mientras tomo del codo a Ana y la aparto de él.
Miro de nuevo
las fotos de ella. Parece que no puedo quitarle los ojos de encima. Parece
sorprendida de que he comprado todas las fotos. ¿No lo entiende? No quiero que
nadie más la tenga colgada en la pared para que pueda comérsela con los ojos
siempre que quieran. Deben ser solo para mis ojos.
— ¿Preferirías
ser tú? — Ella me toma el pelo.
—Francamente,
sí.
—Pervertido.
Estoy
sorprendido por esto, pero como su evaluación es tan exacta, no puedo dejar de
estar divertido.
Pero en las
fotografías del chico me doy cuenta que muestran un lado de Ana feliz,
despreocupado y relajado. No consigo verla así muy a menudo, y eso me hace
sentirme triste y culpable.
—Te quiero así
relajada y abierta conmigo —, le susurro. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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Pero esto conduce a una mayor confrontación entre nosotros.
Al parecer la intimido, eso la confunde, mis contradicciones. Ella me explica
sus pensamientos, de mala gana, así puedo ver de dónde provienen. Le dije que
quiero que sea mi sumisa. Pero me gustan las cosas de ella que no son de
sumisa. Quiero castigarla cuando me desobedece y me falta de respeto, pero le
digo que adoro su boca inteligente.
Tenemos que hablar sobre todo
esto, eso es obvio. Y no podemos hacerlo aquí, en la exposición. Nosotros no
tenemos mucho tiempo para disfrutar de la comida, ya que el viaje de vuelta a
Seattle es largo. Ella ha visto al muchacho. Hemos visto las fotos. Deber
cumplido, por lo que es momento de irse, por lo que a mí respecta, pero por
supuesto Ana pone objeciones. Le recuerdo que ella parece haber olvidado la
conducta atroz que el niño tuvo hacia ella con anterioridad.
—Nunca me golpeó —, escupe.
—Eso es un golpe bajo,
Anastasia —, le digo con enojo. Pero es cierto, Grey. Ella te tiene allí. Él no
es el hijo de puta depravado que tiene un cinturón de cuero favorito con el que
le pega, ¿verdad?
—Te voy a llevar por algo de
comer. Te estás quedando en los huesos. Ve a buscar al chico, y dile adiós.
—Por favor, ¿podemos quedarnos
algo más de tiempo?
—No. Nos vamos. Ahora.
Despídete.
Los dos estamos muy enojados y
temperamentales ahora. Tenemos que salir de aquí para hablar, ¿por qué diablos
no puede verlo?
Ella se dirige como un
torbellino hacía el chico, que es la celebridad de esta noche, mientras un
grupo de mujeres jóvenes están revoloteando a su alrededor.
Ahí lo
tienes chico, tienes mucho donde elegir ahora, así que elige a una de ellas y
deja de una vez a Ana en paz.
Pero cuando ve
a Ana que se dirige hacia él para despedirse, él sólo tiene ojos para ella
mientras él pone su brazo alrededor de ella. Ellos hablan animadamente durante
un rato, y luego el hijo de puta la barre en un fuerte abrazo y la hace girar,
al igual que en mi sueño anoche. Me encuentro apretando los puños para tratar
de mantener mi temperamento bajo control. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
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Estoy a punto de tener éxito, hasta que veo a Ana envolviendo
sus brazos alrededor del cuello del niño, y él responde abrazándola con más
fuerza.
Ahora, no soy un idiota, sé
que lo está haciendo simplemente por mí, para ponerme celoso y vengarse por
insistir en que tenemos que salir temprano, y sé que ella está actuando como
una tonta, chica inmadura, pero no puedo evitarlo, ella está teniendo éxito más
allá de sus sueños más salvajes. Estoy tan celoso que creo que realmente podría
matar al chico si me dejo llevar. Yo sé que no puedo, sé que no debo, pero no
será tan fácil. No me había sentido así, tan fuera de control de mis emociones,
desde que tenía quince años, cuando las niñas en la escuela me engañaban para
burlarse de mí, y me rechazaban por ser extraño y diferente.
Respiro hondo y camino hacia
ellos. Puedo sentir el odio puro corriendo por mis venas.
Por suerte, él acaba de soltar
a Ana cuando llego hasta ellos.
—No me hagas extrañarte, Ana.
Oh señor Grey, buenas noches.
—Mr. Rodríguez, muy impresionante.
Siento que no podamos quedarnos más tiempo, pero tenemos que regresar a
Seattle. ¿Anastasia? — Tomo su mano. Esto no es una petición. Esto es una
orden. Estoy conteniéndome, pero si ella no viene conmigo ahora mismo, no seré
responsable de mis acciones. Ella se las arregla para besar desafiante al
muchacho en la mejilla antes de que literalmente la arrastre fuera del
edificio.
Cuando llegamos fuera busco un
lugar privado al que ir. Hay un callejón lateral. Esto servirá.
La llevo hasta el callejón y
luego la empujo con fuerza contra la pared. Agarro su cara entre mis manos para
obligarla a mirarme a los ojos. Y entonces la beso. No es el dulce beso suave
con el que me imaginé con el que podríamos reanudar nuestra relación. Es beso
crudo, desesperado, hambriento, lleno de nostalgia y pasión. La estoy
reclamando. Le voy a recordar que ella es mía y sólo mía, que tomo lo que me pertenece. No importa o que haga,
no importa lo que pase, nada va a cambiar eso.
Y es como una
mecha que se ha encendido entre nosotros. Ella también me besa tan
fervientemente como yo la beso. Nuestras lenguas se entrelazan, nuestros
dientes chocan y luego siento sus dedos en mi cabello, girando y tirando con
fuerza para llevarme hacia ella. Estoy jodidamente encantado de que me esté
haciendo esto, es tan primitivo y excitante. Ella me está diciendo Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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que ella también me desea mucho, y me hace gemir en voz alta
de pura necesidad desesperada por ella. Yo, febrilmente, paso mis manos sobre
su vestido para sentir la curva de sus caderas, la línea de sus piernas. Quiero
rasgar sus bragas y levantar sus brazos, para que pueda tomarla fuertemente
contra la pared con las piernas apretadas alrededor de mi cintura. Siento que
su urgente necesidad iguala la mía. Estoy tratando de atarla a mí. Quiero
poseerla por completo, para crear un vínculo inquebrantable entre nosotros, así
ella nunca será capaz de alejarse de mí otra vez.
Pero un último vago remanente
de razón consigue pasar por mi cerebro recalentado. No podemos tener sexo aquí.
Esta es una idea realmente mala en muchos niveles. Me las arreglo para
apartarme, jadeando salvajemente. Tengo que dominarme.
—Tú. Eres. Mía —, me las
arreglo para gruñir las palabras mientras me alejo de ella para recuperar algún
tipo de control sobre mí mismo. Pero me siento como si hubiera corrido una
maratón mientras me agacho y pongo mis manos sobre mis rodillas para recuperar
el aliento. —Por el amor de Dios, Ana.
—Lo lamento —, me contesta
jadeando.
—Deberías hacerlo. Yo sé lo
que estabas haciendo. ¿Quieres al fotógrafo, Anastasia? Obviamente, él siente
algo por ti.
Ella niega con la cabeza y
tiene la gracia de ruborizarse.
—No. El solo es un amigo.
—He pasado toda mi vida adulta
tratando de evitar cualquier emoción extrema. Sin embargo, tú... tú haces
aflorar sentimientos en mí que me son ajenos por completo. Es muy...
inquietante. Me gusta el control, y, y alrededor de ti sólo... se evapora.
Vamos, tenemos que hablar, y tú tienes que comer.
Los dos nos calmamos, mientras
caminamos hacia el pequeño restaurante que es lo mejor que he podido encontrar
en la zona, aunque no puedo decir que estoy muy impresionado cuando entramos.
Pero como no tenemos tiempo de buscar algo más, así que esto es lo que hay. Esta
noche voy a saber si ella va a dejar que la luz regrese a mi vida, o me va a
dejar en la oscuridad perpetua. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
21 Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
22
Capítulo 31
Una
Propuesta Diferente
N os sentamos juntos en “Le Picotin”,
un pequeño restaurante que tenía reseñas razonables cuando revise el área que
rodea a la galería en busca de un lugar medio decente para cenar. Aparentemente
tienen un nuevo chef del que todo el mundo habla, así que ya veremos si es tan
bueno en realidad. El restaurante es pequeño y estrecho, no es mi tipo habitual
de lugar, pero va a tener que funcionar.
Al menos,
conseguimos una mesa en un pequeño rincón para darnos algo de privacidad. La
cena no tiene exactamente un gran comienzo. En aras de la conveniencia ordeno
para los dos, a lo que Anastasia al parecer se opone. Le digo que está siendo
infantil, justo confundía al chico con sus acciones, dándole una idea
equivocada, solo para darme celos. Muy inmaduro de su parte. Ella se sonroja
cuando se da cuenta de que tengo razón, y que ella ha actuado sin pensar en su
supuesto amigo.
Así que le
ofrezco dejarla elegir el vino, a sabiendas de que no va a tener ni idea de que
elegir. Ella retrocede malhumorada, entonces ordeno el vino. He dejado claro mi
punto.
Terminamos
pidiendo una botella de Shiraz Barossa Valley, porque el camarero irritantemente
me informa que ellos no venden ese vino en copas. ¡Entonces abre la maldita
botella, por el amor de Dios!
Ana me informa
que estoy muy mal humor. ¿Está realmente sorprendida, considerando todas las
cosas? Pero le pido disculpas, y luego llego al punto de por qué estamos aquí.
—Ana, la
última vez que hablamos me dejaste. Estoy un poco nervioso. Ya te he dicho que
te quiero de vuelta, y tú que has dicho... nada.
Fijo la mirada
en ella para tratar de medir su reacción. Me estoy muriendo aquí. Necesito algo
a cambio de ella, alguna especie de indicio o signo para Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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hacerme saber si estoy perdiendo mi tiempo. ¿Tengo alguna
oportunidad de conquistarla de nuevo?
Ella se retuerce en su asiento
y se ve incomoda. No es prometedor.
—Te he extrañado... realmente
te he extrañado, Christian. Los últimos días han sido... difíciles. Pero nada
ha cambiado. No puedo ser lo que tú quieres que sea.
—Tú eres lo que quiero que
seas —. Sin duda. Es por eso que en los últimos cinco días han sido parecidos
al purgatorio. No tengo ninguna duda en mi cabeza.
—No, Christian, yo no lo soy
—. Ella todavía no lo entiende. Tengo que hacerle entender.
—Estas molesta por lo que paso
la última vez. Me comporte estúpidamente, y tu... Tú también. ¿Por qué no
dijiste la palabra de seguridad, Anastasia?
Ella sólo parpadea. Yo todavía
no entiendo por qué no dijo la palabra de seguridad si estaba angustiada por lo
que yo estaba haciendo. Me habría detenido al instante. ¿Cuál fue su motivo?
¿Tratar de ser valiente por mí? ¿Intentaba demostrar algo? ¿Estaba asustada de
admitir su derrota? ¿Miedo de mí? Esto me ha estado carcomiendo, y tengo que
entender.
—Respóndeme.
—No lo sé. Me sentí abrumada.
Estaba tratando de ser lo que querías que fuera, tratando de lidiar con el
dolor, y se fue de mi mente. Ya sabes... lo olvide —, se encoge de hombros.
De todas las razones que creí
posibles por las que Ana no dijo la palabra de seguridad, esta nunca se me
habría ocurrido. Se le olvido. ¿A ella se jodidamente se le olvido?
¿Cómo puede alguien olvidar la palabra de seguridad en una situación así? Le
repetí una y otra vez sobre el uso de las palabras. Ella solo tenía que haber
recordado usar su maldita palabra, entonces podríamos habernos evitado toda
esta pesadilla.
— ¿Podre
confiar en ti, alguna vez? — Estoy consternado por su estupidez y su actitud
francamente descuidada con algo tan importante.
Si se olvidó
de usarla en esas circunstancias, ¿cuándo carajo podría recordar decirla? Me quedo
mirándola fijamente, tratando de hacerle entender lo Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
24
irresponsable que ha sido. Ella me mira resuelta, al parecer
no está dispuesta a aceptar culpa alguna.
Ella libremente quiso entrar
en mi cuarto de juegos, fue su sugerencia de que yo le mostrara lo difícil
podría ser. Su idea, no mía, aunque debo admitir que
fue mi decisión dejarme llevar. Pero ciertamente no la coaccione o le torcí el
brazo en modo alguno para hacerlo. Yo solo seguí adelante con la escena porque
pensé que ella diría la palabra de seguridad si le resultaba demasiado difícil
de soportar. Ese era el trato. Pero ella rompió las reglas. Se le olvido,
por el amor de Dios. Esto es lo que pasa por no tratar con una sumisa que no ha
sido entrenada apropiadamente. Eso es lo que Elena le diría, ¿verdad? En el
futuro metete con una de tu especie. De tu pervertida retorcida especie.
El camarero
nos interrumpe trayendo el vino, y llegamos a un punto muerto.
—Lo siento —,
susurra con tristeza.
¿Cómo dijo?
¿Qué quiere decir? ¿Que ella lo siente porque no va a funcionar entre nosotros?
¿Qué siente que todo ha terminado?
— ¿Porque te
disculpas?
—Por no usar
la palabra de seguridad.
Exhalo un
suspiro de alivio. No está diciendo que hemos terminado. Todavía no, al menos.
—Pudimos
habernos evitado todo este sufrimiento —. No puedo creer la agonía y la
desesperación que pudimos habernos evitado si ella hubiera recordado pronunciar
una simple y sencilla palabra.
—Te ves bien
—, replica. ¿Es una broma? ¿Bien? Esto es sólo una máscara, nena.
—Las
apariencias pueden ser engañosas. Estoy todo menos bien. Siento como si el sol
se hubiera puesto y no hubiera salido durante cinco días, Ana. Estoy como en
noche perpetua aquí —. Solo porque no me he matado de hambre como tú, no
indica que estoy bien. —Dijiste que nunca me dejarías, sin embargo, las
cosas se ponen difíciles y sales por la puerta.
— ¿Cuando dije
que no me iría? Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
25
—Mientras dormías. Fue lo más reconfortante que haya
escuchado en mucho tiempo, Anastasia. Eso me hizo relajarme.
Las personas no mienten en sus
sueños, así que pensé que lo decía en serio. Estaba esperando a que lo repitiera
cuando ella estuviera completamente despierta, entonces eso habría confirmado
que era de verdad. Pero ella me dejo antes de hacerlo.
Pero ahora tengo que saber la
respuesta a una simple pregunta pero muy importante. Todo lo que Flynn me ha
aconsejado que trabaje realmente depende de la respuesta a mi siguiente
pregunta. Pero no es fácil para mí decir esas palabras que son extrañas, porque
nunca las he utilizado en este contexto antes. Me siento muy vulnerable e
inseguro de mí mismo.
—Dijiste que me amabas. ¿Eso
es ahora parte del pasado? — Probablemente haya extinguido la diminuta llama
que ella podría haber tenido ardiendo por mí antes de que tuviera la
oportunidad de seguir adelante.
—No, Christian, no lo es —,
dice tímidamente, mientras levanta la vista hacia mí con esos grandes ojos
azules de ella, que parecen ver hasta el fondo de mi alma. Esos ojos me
aseguran que ella está siendo totalmente honesta y sincera, y me siento
relajado.
—Bien —. Suelto un respiro que
ni siquiera sabía que estaba aguantando. Si ella hubiera dicho que no... Bueno,
no creo que pudiéramos estar juntos.
Hay esperanza entonces. Tal
vez Flynn tenía razón, que cuando es verdadero amor tú no puedes simplemente
huir de él. El amor verdadero. ¿Es eso realmente lo que es esto? Yo ni siquiera
me había atrevido a permitirme pensar que podría experimentar eso. Un hombre
como yo no tiene interés en pensar en esos términos. ¿O sí?
La comida
llega. El servicio ha sido rápido, y se ve bastante bien.
—Come —, le
insto. Realmente no me puedo relajar hasta que la haya visto comer algo. La
preocupación por el estado de su salud me está realmente molestando. ¿Por qué
es tan negligente consigo misma de esta manera? Sus problemas deben abordarse
en algún momento en un futuro muy próximo. Flynn está deseoso por conocerla,
así que tal vez pueda hacer algo de sondeo cuando se presente la oportunidad.
Puedo ver que
ella está entrando en pánico mientras mira al gran plato de comida en frente de
ella. Tenía la esperanza de que ella tuviera algo de buen Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
26
apetito, pero creo que ella pasa de la costumbre de comer
adecuadamente. Este es el problema de adquirir malos hábitos alimenticios. Es
por eso que las reglas sobre comer correctamente son necesarias. Es tan
jodidamente frustrante verla, y no puedo evitarlo, tengo que decir algo.
—Que Dios me ayude, Anastasia,
si no comes, te pondré sobre mi rodilla aquí en este restaurante, y no tendrá
nada que ver con mi gratificación sexual. ¡Come! — Voy a hacer que comas así sea por la
maldita fuerza. En serio, lo hare.
—Está bien,
voy a comer. Guarda tu mano inquieta, por favor —, me ruega, mirando a su
alrededor con timidez.
Sigo viendo
como poco a poco corta en la carne y finalmente empieza a comer. Me relajo un poco.
La comida finalmente entra en su boca. Mientras saborea la carne
sorprendentemente buena, ella se relaja un poco más y sigue comiendo. Gracias a
Dios por eso, pero no puedo dejar de mirar para asegurarme de que sigue
haciéndolo, mientras como mi comida también. Nunca desperdicio la buena comida.
Siempre limpio mi plato a menos que algo este mal con ella.
Hay una mujer
cantando en el fondo, aunque ninguno de los dos está seguro de quien es. Ambos
estamos de acuerdo que es buena. Sonrió para mis adentros, pensando en la
especial lista de reproducción que he recopilado en el iPad que planeo darle.
Espero que realmente le guste, hay un montón de buenas pistas ahí. Esa es otra
cosa que tenemos en común, la música. A ella le gusta toda la música que le he
enseñado hasta ahora, y podría llevarla a todo tipo de conciertos. Seria
grandioso compartirlo con ella, ambos realmente lo disfrutaríamos.
Entonces me
doy cuenta de que ella dejo de comer.
—No puedo
comer más. ¿He comido lo suficiente para el Sir? — Me pregunta tímidamente. Me
las arreglo para pasar por alto su tono insolente.
Quiero
insistir en que se termine toda la comida, pero cuando veo la hora, me doy
cuenta de que tenemos que salir pronto de todos modos. Era un plato grande de
comida y ella ha comido aproximadamente la mitad. Eso tendrá que ser suficiente
por ahora. No es un mal comienzo.
—Estoy muy
llena —, insiste mientras ella bebe su vino, que también estaba
sorprendentemente bueno.
Son las nueve
ya, así que pido la cuenta y llamo a Taylor para decirle donde estamos, él ya
debe haber llegado aquí a Portland. Ana me dice que soy brusco Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
27
con Taylor. ¿Que esperaba? le digo lo que tiene que saber,
así que no es necesario que le lea un jodido cuento de hadas, ¿no? Voy al punto
rápidamente, le informo.
—No hemos llegado a nada esta
noche. Nada ha cambiado, Christian —, afirma.
—Tengo una propuesta para ti.
—Esto comenzó con una
propuesta.
—Una propuesta diferente.
Taylor me
envía un mensaje de texto para decirme que está esperando fuera, así que pago
la factura y salimos.
—Yo no quiero
perderte, Anastasia —, le digo mientras salimos y tomo su pequeña mano en la
mía para besarla. Ella no ha escuchado mi nueva propuesta todavía. Si esto va a
funcionar, tengo que hacer que se abra realmente, para que sea franca y honesta
conmigo, pero sé que se siente inhibida por tener gente alrededor. Así que
después de ayudarla a subir al coche, voy a la parte delantera a hablar con
Taylor.
— ¿Tienes tu
iPod contigo? — Le pregunto.
—Err... sí,
señor —, responde, más bien desconcertado e inseguro de porque le estoy
preguntando. Sé que a menudo lo escucha mientras me espera en el coche.
—Quiero que la
señorita Steele sienta que puede conversar conmigo libre y abiertamente en el
camino de vuelta, pero ella puede ser muy tímida. Aunque sé que no es
recomendable que escuches música en los audífonos mientras conduces, pero
¿podrías fingir que lo haces?
Yo sé que él
nunca estaría de acuerdo en comprometer alguno de sus sentidos mientras se
conduce porque es su responsabilidad garantizar nuestra seguridad y tampoco
espero que lo haga.
Lo miro. El
cae en cuenta. El entiende lo que quiero decir.
—No hay
problema, entiendo, señor Grey. ¿Y puedo poner un poco de música en el sistema
de sonido del coche para... er... crear un ambiente adecuado..., si eso ayuda
en algo, señor? Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
28
—Sí, está bien, voy a dejar la elección a tu gusto.
He descubierto con los años
que Taylor tiene un gusto sorprendentemente bueno eligiendo agradable música
clásica, relajante, algo que no supuse cuando inicialmente lo contrate.
Puccini, es uno de sus favoritos. Él es un hombre de muchos talentos ocultos.
Desde la selección de la música clásica, a saber la manera más rápida y más
fácil de matar a alguien, Taylor es tu hombre.
Y, por supuesto, una vez vamos
en camino y me abro a ella, veo a Ana mirando a Taylor nerviosamente. Así que
le aseguro que no nos oye, y Taylor sigue el juego como un profesional el actúa
como sordo y me ignora. Supongo que interpretar ese rol podría haber sido parte
de su trabajo como agente encubierto. No tengo dudas acerca de si él nos
escucha o no. Ha oído muchas cosas durante el tiempo que ha trabajado para mí.
Si la alguna vez se ha sorprendido, nunca ha reaccionado o lo ha demostrado de
ninguna manera.
Sé que puedo confiar en el
totalmente, o no estaría aun trabajando para mí. No me gustaría perderlo,
porque sería imposible de reemplazar, por lo que, naturalmente, está muy bien
remunerado y tiene muchos beneficios adicionales. No esperaba tener que
contratar personal adicional para nuestra protección, pero dado el calibre de
las circunstancias ahora mismo resulta más que necesario. No puedo esperar que
Taylor este en dos lugares a la vez, trabajando 24/7/365.
— ¿Bueno, tu propuesta? — Ana
me pregunta, ahora que ella se aseguró que no seremos escuchados.
Así que esto es todo. La
fusión y adquisición más importante que jamás he negociado está a punto de
caer. Esperemos que tenga el tono correcto para hacer pivotar el acuerdo.
—Déjame preguntarte algo
primero. ¿Quieres una relación regular vainilla sin nada de follar pervertido
en absoluto?
Creo que tengo una idea de donde
tendremos que trazar la línea de lo que ella considera aceptable, pero tengo
que confirmarlo con ella, para asegurarme de que lo tengo absolutamente claro.
No tiene que haber ninguna posibilidad de malentendidos. No puedo volver a
estos últimos días de nuevo, nunca. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
29
— ¿Follar pervertido? — Chilla, aparentemente sorprendida por
mi terminología. ¿Cuál es su problema? Creo que es una descripción bastante
exacta de lo que creo que le gusta y puede manejar.
—Follar pervertido —. Confirmo
calmadamente
—No puedo creer que hayas
dicho eso —. Ella mira nerviosamente a Taylor, que no ha reaccionado en lo más
mínimo. Buen hombre. No se conmociona fácilmente, aunque no puedo ver su cara,
por supuesto.
—Bueno, lo hice. Contéstame.
La veo ruborizarse mientras
piensa en lo que digo. Vainilla, con un montón de deliciosos trucos extra.
Vainilla extremo tal vez. Vainilla con beneficios adicionales. Llámalo como
quieras. Después de un par de minutos reflexionando sobre esto, ella contesta.
—Me gusta tu perversión al
follar —. Confiesa en voz baja. ¡Sí! Lo sabía.
—Eso es lo que
yo pensaba. Entonces, ¿qué no te gusta? —Creo que se la respuesta a esta
pregunta, pero yo quiero que me lo explique exactamente, para tener todo
perfectamente claro.
—La amenaza de
un castigo cruel e inusual.
— ¿Qué
significa eso? — Seamos totalmente claros en esto.
—Bueno, tienes
todas las fustas y látigos y esas cosas en tu cuarto de juegos, y me asusta que
me vayas a sacar los ojos. No quiero que los uses en mí —. Más o menos lo que
supuso Flynn cuando vio a tu cuarto de juegos, Grey. Se sorprendió que ella no
se diera la vuelta y saliera corriendo cuando ella los vio.
—Está bien,
así que nada de látigos y ni fustas. O Cinturones, para el caso —. Nunca me
atrevería a usar el cinturón de nuevo en cualquier caso. Nunca. Ahora que he
entendido su significado.
— ¿Estas
tratando de redefinir los límites infranqueables? — Ella pregunta, perpleja.
—No como tal,
solo estoy tratando de entenderte, tener una idea más clara de lo que quieres
hacer y lo que no. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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—Fundamentalmente, Christian, es tu alegría al infligirme
dolor lo que se me hace difícil de asimilar. Y la idea de que lo vas a hacer
porque he cruzado alguna línea arbitraria —. Ella piensa que eres un sadista.
Bueno, lo soy, por lo que no puedo discutir con su evaluación.
—Pero no son arbitrarias. Las
reglas están escritas —. No podía estar más claro, ¿verdad?
—Yo no quiero un conjunto de
reglas —. Desafiante
Chica, rebelde.
— ¿Ninguna en
absoluto? — ¿Tal vez solo algunas de las más importantes?
—Sin reglas —.
Ella niega con la cabeza vehementemente. Nope. Ella no quiere nada de eso. Vas
a tener que tragarte esta Grey. Es seguro que no va a ceder en eso.
— ¿Pero no te
importa si te pego? — Creo que aquí es donde nuestros caminos empiezan a
converger, donde empezamos a tener algo en común, si lo he entendido bien. Ella
me dejo pegarle dos veces, así que debe ir muy bien con eso.
— ¿Pegarme con
qué?
—Esto —.
Levanto mi mano. El mejor instrumento creado por Dios para otorgar una buena
azotaina.
—No, en
realidad no. Especialmente con las bolas de plata... —. Ese fue un golpe de
genialidad pura, Grey, presentarle los encantos de las bolas Ben Wa. Ella las
ama jodidamente ahora. Un poco erotismo pervertido para ella.
—Sí, eso fue
divertido —, Estoy de acuerdo con una sonrisa. Spankofilia*. Sí, soy un
Spankofilo. Me encanta dar una nalgada. Me encanta darle a Ana un azote erótico
SLR*, creo que puede funcionar.
—Más que
divertido —. Susurra. Creo que podría convertirse en una Spankofila también,
bajo mi tutela experta, señorita Steele. Ves, tenemos mucho en común, una vez
que acabes de relajarte y me dejes tomar el control.
—Así que
puedes tratar con un poco de dolor —. El dolor es un afrodisíaco, una vez que
aprendes a canalizarlo. Ella solo tiene que superar esto.
—Sí, supongo
que sí —. Ya estás aprendiendo. Conociendo a cincuenta sombras G.E.
Griffin
31
Estaba seguro de Ana había disfrutado de esa experiencia, y
ella acaba de confirmarme que no me equivoqué. Estoy seguro de que también
disfrutaría un montón de otras cosas que podría hacer con ella, si ella abriera
su mente y confiara en mí, pero de eso se trata todo. Tengo que ganarme su
confianza poco a poco, después de lo que paso antes, si tengo la suerte de
tener una segunda oportunidad con ella. Pero también creo verdaderamente que el
vainilla básico no va a ser suficiente para ella a largo plazo, porque tiene
una gran veta aventurera, y un deseo sexual increíblemente alto. Es por eso que
hacemos buena pareja, y tal vez por eso la empuje demasiado lejos. Mi estúpido
error, estúpido. Ella había tomado todo lo tan bien hasta ese entonces, que me
pareció que había experimentado lo suficiente como para entender como el dolor
conduce inevitablemente a un plano superior de placer si puedes dejarte ir con
él, pero me equivoque. Ese nivel de dolor asusta y la asusta a ella, y nunca
voy a correr ese riesgo de nuevo. Sobre todo si no puedo confiar en que ella va
a decir la palabra de seguridad.
—Anastasia, quiero empezar de
nuevo. Hacer lo vainilla y luego tal vez, una vez
_______________
*SRL: Sobre la Rodilla.
*Spankofilia: tendencia de dar
azotes, y obtener placer te estos.
confíes más en mí y yo confíe
en ti que serás honesta y comunicativa conmigo, podremos seguir adelante y
hacer algunas de las cosas que me gusta hacer.
Ella me mira. No puedo decir
en la oscuridad si ella esta horrorizada, o con suerte reacciona de una manera
más positiva. Seguramente no se puede negar que hemos tenido algunos polvos
realmente fantásticos juntos. Y podríamos compartir otras grandes experiencias.
—Pero, ¿y los castigos?
—No habrá castigos. Ninguno —.
Le digo rotundamente. Si eso es lo que se necesita para lograr que regrese,
entonces eso es lo que vamos a hacer. No puedo decir que va a ser fácil para
mí, pero me voy a tener que adaptar, ¿o no podré?
— ¿Y las reglas?
—Sin reglas —. Tratare de
guiarla a lo largo de ciertas líneas, sin embargo ¿se podrá? Es solo para
mantenerla a salvo y bien. Pero nada formalmente escrito. Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
32
— ¿Ninguna en absoluto? Pero tú tienes necesidades —. Ahora
suena como Elena, y realmente no quiero pensar en ella ahora mismo. Ella no
aprobaría en absoluto lo que estoy haciendo aquí, lo sé. Pero voy a probarle
que se equivoca. Puedo manejarlo.
—Te necesito más, Anastasia.
Estos últimos días han sido el purgatorio. Todos mis instintos me decían que te
dejara ir, que no te merezco. Esas fotos que el muchacho te tomo... puedo ver
como él te ve. Te ves tan hermosa y despreocupada, no es que no estés hermosa
aquí sentada. Pero puedo ver tu dolor. Es duro saber que yo soy el que te ha
hecho sentir así. Pero yo soy un hombre egoísta. Te he deseado desde que te
caíste en mi oficina. Eres exquisita, honesta, cálida, fuerte, inteligente,
inocentemente seductora, y la lista es interminable. Estoy cautivado por ti. Te
deseo, y el pensamiento de que cualquier otra persona te posea es como un
cuchillo retorciéndose en mi alma oscura.
Esto es todo. Yo estoy
derramando mis sentimientos a ella de una manera muy rara para mí. No es fácil,
pero tengo que hacerle entender lo que significa para mí.
—Christian, ¿porque piensas
que tienes un alma oscura? Yo nunca diría eso. Triste tal vez, pero eres un
buen hombre. Puedo ver que... eres generoso, eres amable, y nunca me has
mentido. Y realmente no me he esforzado. El sábado pasado fue una conmoción
para mi sistema. Fue mi llamada de atención. Me di cuenta de que te lo habías
tomado con calma conmigo, y que yo no podía ser la persona que querías que yo
fuera. Entonces, después de que me fui, me di cuenta de que el dolor físico que
infligiste no era tan fuerte como el dolor de perderte. Yo te quiero complacer,
pero es difícil.
—Me complaces todo el tiempo
—, le susurro. — ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? — Nadie más me ha complacido la forma que
tú lo haces, nena.
—Nunca se lo
que estás pensando. A veces eres tan cerrado... como un estado insular. Me
intimidas. Por eso me quedo callada. No puedo seguir tus cambios de humor. Te
balanceas de norte a sur y viceversa, en un nanosegundo. Es confuso que no
dejes que te toque, y quiero hacerlo para demostrarte cuanto te amo —. Eso es
exactamente lo que Flynn dijo que era su motivación. Mierda, ese hombre sabe lo
que está hablando.
De repente,
ella se desabrocha el cinturón de seguridad para poder subirse a mi regazo,
ella toma mi cabeza entre sus manos y me mira fijamente a los ojos. Conociendo
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—Te amo, Christian Grey. Y si estás dispuesto a hacer todo
esto por mí. Yo soy quien no te merece, y solo siento el que no pueda hacer
todas esas cosas para ti. Tal vez con el tiempo... no lo sé... pero sí, acepto
tu proposición. ¿Dónde hay que firmar?
—Oh Ana.
Ella dijo que me ama todavía,
así que voy a seguir adelante y llevar este amor a pesar de que no me lo
merezco, porque no hay otra cosa que pueda hacer.
Apenas se atrevo a creer que
en realidad acepto mi proposición. Ella dijo que sí. Podemos empezar de nuevo.
Puedo ver la luz que entra de nuevo en mi vida. Tengo una razón para existir
ahora. Tal vez todo tipo de cosas podrían ser posibles. No la voy a joder esta
vez. De ninguna manera.
Y Taylor debe ser una especie
de maldito genio, porque en ese momento, mientras estoy sosteniendo Ana
fuertemente en mis brazos, la pieza más romántica de la música clásica de piano
comienza a sonar en el equipo de sonido. "Rhapsody on a theme of Paganini,
by Rachmaninoff". Él no puede haber hecho eso a propósito, ¿verdad? No, él
nunca sería tan estúpidamente romántico, ¿verdad?
Mientras Ana se acurruca en mí
y descansa su cabeza en la curva de mi cuello, le toco suavemente la espalda. Aquí es donde perteneces, nena. Justo
aquí en mis brazos. No quiero dejarte ir ahora que estas aquí.
—Que me toques
es un límite infranqueable para mí, Anastasia —, le recuerdo.
—Lo sé. Me
gustaría entender por qué —, murmura dulcemente.
No me gusta
hablar de las razones por las que soy como soy, pero me doy cuenta de que ella
tiene que tener cierta comprensión de lo que me ha jodido tanto, que me ha
vuelto lo que soy.
—Tuve una
infancia horrible. Uno de los proxenetas de la puta drogadicta... — Por lo
general empujo todo esto lo más que puedo a la parte más recóndita de mi mente,
así que es difícil sacarlo a la luz. Es como volver a vivir mi pesadilla
mientras estoy despierto, y me hace temblar involuntariamente. —Puedo recordar
eso.
Recuerdo al
proxeneta arrastrándome fuera de mi escondite debajo de la cama. Recuerdo que
me pateaba con las grandes botas duras que siempre usaba y luego me pegaba una
y otra vez con su cinturón de cuero mientras me encogía Conociendo a cincuenta
sombras G.E. Griffin
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en un rincón de la habitación, sin poder escapar de él.
Recuerdo que él se complacía en usarme como su cenicero humano lentamente con
la colilla de su cigarrillo, a veces usaba mi espalda, a veces mi pecho. De
cualquier manera, el dolor era insoportable siempre, me acuerdo de eso.
Ana instintivamente aprieta
sus brazos alrededor de mi cuello para dulcemente consolarme. Se siente muy
bien. Ella se siente muy bien. Ella se siente jodidamente increíble, la verdad.
Suave, cálida y encantadora.
— ¿Ella era abusiva? ¿Tu
madre? — Me pregunta emocionalmente. Sabía que iba a molestarla, pero no es de
evitar el hecho de que esto es
molesto. Me gustaría
poder prescindir de eso, pero creo que ella tiene el derecho a saber. Sin
secretos. Abierto y honesto. Fue el consejo de Flynn, y se siente bien. No es
fácil, pero está bien.
—No que yo
recuerde. Ella era negligente. Ella no me protegía de su proxeneta. Creo que
fui yo quien la cuidó. Cuando finalmente se suicidó, pasaron cuatro días para
que alguien se diera cuenta y nos encontraran... Puedo recordar eso.
Anastasia
jadea en horror.
Ojala no me
acordara de esta parte, pero si lo hago. Yo era solo un niño de cuatro años, y
yo no entendía como mi mama podía quedarse dormida en el suelo durante tanto
tiempo. Recuerdo que cepillaba su cabello para ver si se despertaba, porque
sabía que a ella le gustaba que yo hiciera eso, pero ella no se movía. Recuerdo
lo fría que estaba, y como le ponía mi mantita sobre ella para tratar de hacer
que se calentara otra vez. Recuerdo estar esperando y esperando, mientras yo
jugaba con mis dos pequeños coches de juguete, pero aún no se despertaba.
Recuerdo que estaba muriendo de hambre, literalmente muriendo de hambre. Todo
lo que pude encontrar fueron unos guisantes en el congelador, así que me los
comí, y algo más que yo ni siquiera sabía lo que era, pero me lo comí todos
modos, y luego arrastre una silla para subir hasta el fregadero para beber un
poco de agua del grifo para bajar la comida, porque me hizo sentir enfermo. Y
aun así mi mama se quedó dormida. Entonces la puerta se abrió de golpe. Era el.
Gritando y maldiciendo, mientras el me pateaba fuera de su camino, y recuerdo
que mi cabeza se estrelló contra el suelo, lo que realmente dolió.
Recuerdo que
salió de nuevo, y el sonido de él cerrando la puerta detrás de él. Luego se
hizo el silencio. No sé cuánto tiempo paso después de eso, pero lo siguiente
que recuerdo es una mujer policía me arrastro lejos de mi mama mientras yo
gritaba y le daba patadas cuando me toco. Trate de decirle que yo Conociendo a
cincuenta sombras G.E. Griffin
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quería quedarme con mi mama hasta que se despertara, pero yo
no tenía palabras, así que no podía decirle, y me llevo lejos.
—Eso es muy jodido —, susurra
Ana, mientras me acaricia suavemente la mejilla para mostrar su compasión.
—Cincuenta sombras —, estoy de
acuerdo.
Mientras sigo envolviendo a
Ana fuertemente en mis brazos, respiro su aroma delicioso, mientras ella
suavemente y con ternura me besa el cuello. Sé que esta es su manera de tratar
hacerme sentir mejor, y no quiero que se detenga. Ella me hará sentir mejor
cada vez, si me salgo con la mía. Y me hace ser mejor, siempre.
~ ~ ~
Anastasia se queda dormida en
mis brazos, acurrucada en mi regazo como un dulce gatito. Debería hacerla
sentar con el cinturón de seguridad, pero tenerla así de cerca se siente
demasiado bien como para alejarla.
Me encanta verla dormir. El
ritmo suave y calmado de su respiración es suave y se ve tan hermosa y
tranquila. Me gusta la forma en sus oscuras pestañas se rizan en su mejilla. Me
gusta su nariz pequeña y dulce. Me gusta sentir los suaves mechones pequeños de
pelo de bebe que ella tiene a lo largo de la línea del cabello. Me gustan sus
orejitas bonitas, con los delicados aretes de plata que lleva puestos, aunque
yo quiero que tenga diamantes para usar en su lugar. Yo quiero que tenga lo
mejor de todo. Quiero darle tantas cosas hermosas y presumir de ella a su
máximo potencial, aunque no creo que ella nunca podría lucir más bella de lo
que hace ahora. Ella es una belleza natural, y podría contemplarla toda la
noche. Quiero que me ayude a redistribuir mi considerable riqueza en muchos
aspectos, ya que sin ella todo es vacío y nada tiene sentido. Quiero compartir
muchas cosas juntos, ahora que ella me ha dado otra oportunidad. Me siento como
el hombre más afortunado del planeta.
~ ~ ~
Ella no se despierta hasta que
volvemos a Seattle, cuando ella despierta y medio dormida se estira mientras se
disculpa. No hay
necesidad de eso, nena. Puedes quedarte dormida en mis brazos cuando quieras.
Es el lugar donde debes estar.
—Ya casi
estamos en tu casa —. He instruido a Taylor para ir primero.
— ¿No vamos a
ir a la tuya? Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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—No.
— ¿Por qué no? — Vuelve la
mirada hacia mí.
—Porque tienes trabajo mañana
—. Una vez que entremos en el dormitorio juntos - bueno, en realidad cualquier
habitación - ella no va a dormir mucho. Lo mejor es esperar hasta la noche del
viernes. Entonces si podemos dejarnos llevar.
Ana pone mala cara muy
graciosamente hacia mí. Ella es tan dulce y sexy. Irresistible. Excepto que yo
sé que tengo que resistir. Sin embargo no puedo dejar de burlarme de ella.
— ¿Por qué, tienes algo en
mente? — Porque que
sin duda lo tengo.
—Bueno, tal
vez —, ella se burla de mí.
—Anastasia, yo
no voy a tocar de nuevo, no hasta que ruegues que lo haga.
— ¿Qué?
—Así es como
vas a empezar a comunicarte conmigo. La próxima vez que hagamos el amor, vas a
tener que decirme exactamente lo que quieres en detalle.
Voy a hacer el
amor con ella. No voy a follar y follar duro como era mi modus operandi
anterior. Anastasia sin duda no es solo un conveniente receptáculo para mis
necesidades sexuales. Ella se merece mucho más.
Al llegar a su
apartamento, la muevo de mi regazo para que yo pueda salir. Al abrir la puerta
para ella, le digo,
—Tengo algo
para ti —. Saco la caja del maletero. —Ábrela cuando entres. — Entonces no
podrás devolverme nada de eso de nuevo. Por favor, solo acepta estas cosas con
gracia. Por favor. Contiene su MacBook Pro, y su BlackBerry. Estos son mis
líneas de vida hasta ella. Tengo que saber que puedo contactarla cada vez que
lo necesite. La caja también contiene el nuevo iPad, que espero que lo aprecie.
— ¿Tú no vas a
entrar? — No me tientes.
—No, Anastasia.
Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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— ¿Así que cuando voy a verte?
—Mañana.
—Mi jefe quiere que vaya a
tomar una copa con él mañana —. ¿Qué?
— ¿Ah sí? — Maldita sea, por
supuesto que sí.
—Para celebrar mi primera
semana —. Sabía que habría problemas, maldita sea, lo sabía.
— ¿Dónde? — Dondequiera que sea, voy a estar allí
también, nena, no sufras por eso.
—No lo sé.
—Yo podría
recogerte allí —. Su equipo encubierto de escolta estará en el caso de todos
modos. No estoy corriendo ningún riesgo con ese hijo de puta. Ella debe estar
segura en la oficina supongo, aunque no estoy feliz por eso, pero una vez que
la haya atraído, es cuando se abalanzara sobre ella.
—Bueno... voy
a enviar un email o un SMS —. Seguro lo harás, pero te voy a encontrar de
todos modos.
—Bien.
La acompaño
hasta la puerta del vestíbulo, y espero mientras revuelve su bolso buscando las
llaves. ¿Por qué las mujeres siempre llevan tanta mierda que nunca encuentran
nada? No puedo con eso. A medida que abre la puerta, me inclino hacia delante y
tomo de su barbilla para inclinarle la cabeza hacia atrás. Mi boca se cierne
sobre ella, y cierro los ojos mientras corro un camino de besos desde el
rabillo del ojo hasta la comisura de la boca. Ella gime, y sé que ella siente
el deseo desplegándose dentro de ella al igual que en mí. Pero ya es tarde. No
debemos ceder a la tentación.
—Hasta mañana
—. No puede llegar lo suficientemente pronto, nena.
—Buenas noches
Christian—, susurra con voz profunda y ronca. Tan sexy.
—Me voy.
Adiosito nena. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin
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Entonces me obligo a salir y regresar al coche. Ahora
entiendo cuando dicen que están “caminando en las nubes”. Porque eso es lo que
estoy haciendo. El peso fatigoso de la desesperación que he estado llevando
conmigo se ha evaporado, y me siento como un hombre nuevo. Soy un hombre nuevo ahora, el tipo de
hombre que Anastasia necesita para que cuide de ella.
Mientras
Taylor nos lleva de vuelta, la corta distancia al Escala, dejo escapar un
suspiro de alivio, y luego cierro los ojos por unos minutos mientras me
recuesto a descansar en el asiento de cuero. Un nuevo comienzo. Me han
concedido un indulto de la oscuridad eterna. Puedo empezar a vivir de nuevo.
Cuando
llegamos a nuestro destino, Taylor y yo nos dirigimos en el ascensor juntos.
— ¿Alguna
modificación que tenga que ser tenida en cuenta para el horario de mañana,
señor? — Inquiere. Su rostro es tan impasible como siempre, pero ya que sin
duda ha escuchado casi todo de la conversación entre Ana y yo en el viaje de
vuelta esta noche, él es obviamente consciente de cómo están las cosas entre
nosotros de nuevo.
—Te voy a
actualizar una vez que consiga más detalles, pero voy a recoger a la señorita
Steele en algún momento después de terminar el trabajo mañana a las 5:45 de la
tarde, pero nuestros planes para la noche todavía son algo fluidos en este
momento, voy a mantenerlos bajo consideración. El resto de la programación para
mañana no ha cambiado.
—Muy bien,
señor.
—Y Taylor...
— ¿Señor?
—Habla con
Welch para corroborar los informes de inteligencia de este hijo de puta Jack
Hyde en SIP, dile que cave un poco más profundo. No puedo dejar de pensar que
algo se nos ha escapado, solo una corazonada.
Sé que Ana en
realidad no tiene que compartir una oficina con él, así que eso es bueno. Y ya
he ordenado el equipo de vigilancia que coloque cámaras ocultas en las oficinas
donde Ana se encuentra, para que puedan tener un mejor control sobre todo.
Tal vez estoy
celoso del hijo de puta por ser jefe de Ana, porque va a verla todos los días
en el trabajo. Él puede mirar libremente su trasero delicioso y excitarse
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imaginando lo que le gustaría hacer con ella. Tiene que
ordenarle, incluso si llega a ir de copas con el después del trabajo.
Pero aun así, algo sobre Jack
Hyde simplemente no tiene sentido para mí, y mi instinto rara vez se equivoca.
Y ahora voy a conocerlo en persona mañana para medirlo, cuando recoja Ana desde
donde quiera que terminen yendo a tomar algo después del trabajo. No puedo con
la jodida espera.
—Por supuesto, Sr. Grey. Voy a
ir directamente a ello.
—Ah, y er... buena selección
de música esta noche. Gracias.
—Es un placer, señor Grey.
Y creo que casi parece
satisfecho de sí mismo, a medida que avanzamos por caminos separados en el
apartamento. Conociendo a cincuenta sombras G.E. Griffin