Salgo a correr temprano
por la mañana del domingo, después de
haber tenido otra noche agitada, en gran medida, en parte, porque
ha sido duro intentar no pensar constantemente en mi primera
escena con Anastasia en mi sala de juegos para hoy. He estado
planeando cada
detalle de como quiero jugar con ella. Con todas mis sumisas
anteriores, sólo
he planeado lo que yo quería hacer, mi sumisa siempre ha tenido el
placer de
saber que ella era mi placer. Ese era el trato establecido con una
sumisa, es
para lo que ella había firmado, eso es lo que se esperaba.
Pero con Anastasia es diferente ya que ella todavía tiene dudas y necesita
convencerse de que este estilo de vida es para ella, o podría
dejarme. Y yo no
quiero que eso suceda, de hecho no puedo permitirme que siga
teniendo dudas.
Así que estoy planeando nuestra primera escena para asegurarme que
sea lo
más jodidamente excitante para ella. Caray, estoy disfrutando
demasiado, así
que salgo ganando si o si, por el amor de Dios, entonces ¿por qué
sigue el
miedo persistiendo en mí? Porque no es como un Dominante hace
las cosas
¿verdad?
Cuando vuelvo de correr, me ducho y desayuno, y entonces le mando
un mail a
Anastasia con los códigos de acceso y toda la información que
necesitará más
adelante. Le digo que no llegue tarde, odio que me tengan
esperando, pero
hasta ahora ella ha sido puntual, y por supuesto, espero que siga
siendo así.
Después intento de quitármelo todo de la cabeza y seguir
trabajando en mi
estudio. De otra manera voy a estar ocupado después del mediodía,
así que
prefiero concentrarme y llegar a un buen negocio. Como de
costumbre, tengo
varias ofertas en diversas etapas de negociación, así como
información sobre
posibles nuevas áreas en las que entrar. Como el área editorial.
No es un área que había considerado antes, pero desde que
Anastasia me dijo
en lo que ella quiere trabajar — y que tiene entrevistas en dos de
las editoriales
de Seattle — se ha convertido en parte de mis intereses.
Ros ha completado la investigación y sé que hay cuatro casas
editoriales en
Seattle. Podría comprar los cuatro si quisiera, pero en realidad
no sería un
buen negocio. Desde que empecé con Empresas Grey, Ros ha sido mi
mano
derecha, ella tiene más cojones que la mayoría de los hombres, así
que me es
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
161
imposible pensar en ella como mujer. Supongo que es porque ella y
Gwen tiene
una relación lésbica, pero nunca lo he confirmado. Siempre y
cuando no
interfiera con su trabajo, no es de mi incumbencia con lo que Ros
se acueste a
puerta cerrada, y Gwen es una gran dama que nunca se queja de las
largas
horas que se le exigen a Ros.
Su especialidad es la averiguar todos los hechos, cifras y lo más
importante, la
basura escondida en las posibles adquisiciones, y luego me redacta
un informe.
En cuanto a las editoriales se refiere, resulta que la que ofrece
el mayor
potencial es la más pequeña, Seattle Independent Publishing o SIP.
Rentable
pero estancada; complaciente, gestión mediocre que no se ha
reinventado con el
tiempo, sin buscar nuevas vías de expansión. Exactamente el tipo
de compañía
con un potencial oculto que me gustaría comprar.
Como parte de nuestra investigación estándar, Barney intentó
hackear sus
sistemas, y lo consiguió fácilmente, su seguridad era
terriblemente baja y eso
es algo que tendría que solucionarse con urgencia si llegara a
comprarla. Pero
esta debilidad me ha permitido descubrir que Anastasia tiene una
entrevista
con el Sr. J. Hyde en SIP el lunes por la tarde. Voy a intentar no
interferir, ya
que no me interesa que se me vea relacionado con la empresa que
pienso
adquirir, y también tengo curiosidad por ver si Anastasia tendrá
éxito por ella
misma en la entrevista. Pero como sabré antes que ella si le dan
el puesto,
entonces será el momento de decidirme por la compra. Diablos,
probablemente
la compraré de todos modos, ya que realmente es una excelente
oportunidad de
inversión.
La otra empresa en la que he descubierto que Anastasia tiene una
entrevista no
despierta el menor interés para mí. Barney lo pasó bastante mal
intentando
entrar en su sistema, pero se las arregló por supuesto, el tipo es
un puto genio.
Es un gran conglomerado con oficinas por todo el país, y no es tan
atractivo
como la adquisición de SIP. Pero si Anastasia consigue un trabajo
ahí, seguiré
adelante y la compraré de todos modos aunque sea algo más
complicado. Mi
instinto me dice que SIP será de mayor interés para ella, ya que
es pequeña,
peculiar y poco convencional. También aboga por autores locales
que me
imagino que le gustan. Así que si ella recibe una oferta de
trabajo de ellos, creo
que la cogerá y me ajustaré bien de todas maneras. Pero no puedo
hacer nada
más por ahora, lo tengo todo preparado para actuar en cuando sepa
cuál es el
vencedor.
Así que ahora es casi la una, y estoy listo e impaciente por la
llegada de
Anastasia. Me siento a leer el Seattle Times mientras espero, pero
no puedo
concentrarme estoy impaciente porque aparezca. Y ahí está. Me
pregunto un
tanto divertido cuánto le han pagado al fotógrafo por la primera
fotografía de
Christian Grey con una mujer en público, en la ceremonia de
graduación de
WSU. Lo felicito, vio una oportunidad de oro y la aprovechó. Yo
estaba en un
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
162
evento público y me pidió mi permiso, así que no tengo ningún
problema con
eso. Anastasia sale un poco asustada en la foto porque fue tomada
por
sorpresa, pero tengo que decir que hacemos una gran pareja.
Y exactamente a la una llega Anastasia y Taylor la recibe y la
acompaña hasta
mi encuentro, y desaparece. Lleva el vestido morado de nuevo, el
vestido que
para mí frustración no tuve la oportunidad de arrancarle. Está impresionante
y
literalmente me quita el aliento. Se queda parada en la entrada de
la sala de
estar, más bien tímida e insegura de sí misma, así que voy hacia
ella.
—Mmm... Ese vestido —, le susurro. —Bienvenida de nuevo, señorita
Steele.
Me inclino para besar gentilmente sus labios suaves, y oigo como
su
respiración se acelera con nuestro contacto. La tensión ya está
ahí,
construyéndose entre nosotros, y una gran parte de mí quiere
llevarla
directamente a mi cuarto de juegos para arrancarle la ropa, atarla
y follarla.
Pero me contengo. Todo a su tiempo, Grey.
—Hola —,susurra, mientras se sonroja.
—Llegas justo a tiempo. Me gusta que seas puntual. Ven —. Tomo su
mano y la
llevó hasta el sofá para que se siente a mi lado.
—Quiero enseñarte algo.
Le entrego el Seattle Times, abierto por la página ocho donde
aparece nuestra
fotografía.
—Así que ahora yo soy tu “amiga” —, dice riendo cuando acaba de
leer el
artículo.
—Eso es lo que parece. Y si sale en el periódico, debe ser cierto
—. Le sonrío.
Esperemos que vea que no me avergüenzo porque me vean con ella.
Orgullo
más bien es lo que siento.
Me vuelvo para mirarla ahora que por fin está aquí. Uso la excusa
de meterle
un mechón de pelo detrás de la oreja para tocarla, y siento esa
chispa
inevitable entre nosotros. Siempre está ahí.
—Así que, Anastasia, te has hecho ya una idea de lo que quiero
desde la última
vez que estuviste aquí —. A pesar de que todavía no sabes la
historia al
completo.
—Sí.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
163
—Y sin embargo has vuelto —. Incluso después de que te azotara
fuertemente.
Chica valiente.
Ella asiente con la cabeza tímidamente. Todavía no parece muy
segura,
entonces ¿por qué sigue sin salir corriendo cuando aún tiene la
oportunidad?
— ¿Has almorzado? — Con lo que tengo paneado para ti necesitas
un buen
montón de energía.
—No —. Esto me molesta porque se supone que tiene que comer con
regularidad, pero realmente no quiero empezar a regañarla.
— ¿Tienes hambre?
—No de comida —, susurra, sus ojos brillan llameantes. Mi polla se
excita con
esas simples palabras.
—Tan impaciente como siempre señorita Steele, déjame contarte un
pequeño
secreto, igual que yo —, le susurró al oído. Respiro su esencia,
que es tan
celestial como siempre. —Pero la doctora Greene llegará en
cualquier momento.
— ¿Qué me puedes decir sobre la Dra. Greene? — me pregunta algo
nerviosa.
—Es la mejor ginecóloga en Seattle. ¿Qué más puedo decirte? — Sólo
lo mejor
para ti, nena. Cueste lo que cueste.
—Pensé me visitaría tu médico, y no me digas que realmente es una
mujer
porque no te creo —. ¿Qué?
—Creo que es más adecuado que te vea una especialista ¿No? — Y
mujer. Soy el
único hombre que la puede a tocar allí. Eso es
sólo mío.
Entonces me acuerdo de la invitación de mi madre para cenar esta
noche.
Pensando en Mia y su entusiasmo sin límites, me pregunto si
Anastasia podría
encontrar a mi familia abrumadora. Pero mi madre insistió tanto
que le
pregunto, y por lo menos si Ana sabe que Kate estará allí, eso
podría darle
seguridad, el tener a alguien más que conoce a la familia tanto
como ella.
—Anastasia, a mi madre le gustaría que vinieras a cenar a su casa
esta noche.
Creo que Elliot se lo pedirá a Kate también. No sé cómo te sientes
acerca de
eso. Será extraño presentarte a mi familia —. Para mi familia
seguro como el
infierno que será de lo más extraño.
Una extraña mirada pasa por su carita dulce.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
164
— ¿Estás avergonzado de mí? — pregunta.
Ahí está otra vez, la baja auto-estima. Avergonzado de ella,
demonios NO.
—Por supuesto que no.
— ¿Por qué es extraño?
—Porque yo nunca lo he hecho antes —. Nunca. Otra primera vez
señorita
Steele.
— ¿Por qué tu puedes poner los ojos en blanco, pero yo no puedo? —
¿Lo hice?
Su pregunta me toma por sorpresa. Tengo derecho a hacer lo que quiera
nena,
así son las cosas. Y nadie puede azotarme.
—No era consciente de que estuviera haciéndolo.
—Ni yo tampoco, por lo general —, me replica. Mierda, Anastasia.
Todo lo que
tienes que hacer es aprender a no poner los
ojos en blanco y ser respetuosa
conmigo. No es mucho pedir, ¿verdad?
En ese momento aparece Taylor en la puerta para interrumpirnos.
—La Dra. Greene está aquí, señor.
—Llévala a la habitación de la señorita Steele —. Le ordeno. —
¿Lista para los
anticonceptivos?
Me pongo de pie y tomo la mano de Anastasia, pero ella me mira con
horror.
—Vas a venir también, ¿verdad?
Una imagen de Anastasia haciendo una escena con otra mujer aparece
de
repente espontáneamente en mi cabeza. Mmm, qué interesante, no me
importaría en absoluto de verdad. De hecho, me doy cuenta de lo
increíblemente erótico que me resulta. Pero lo guardo en el cajón
de las
posibilidades. De momento es demasiado pronto para ella.
—Pagaría lo que fuera por ver Anastasia, pero no creo que la Dra.
Greene lo
aprobara —, me río de ella. No, la impresión que me dio por
teléfono la doctora
Greene es que sinceramente me desaprueba, y sólo está aquí por la
paga
exorbitante y la donación generosa con las que la he sobornado.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
165
Me coge la mano, y yo la tomo en mis brazos. La beso
profundamente,
transmitiéndole mi profundo deseo por ella. Queda poco.
—Estoy tan contento de que estés aquí. No puedo esperar para
desnudarte —,
susurro, mientras descanso mi frente contra la de ella, y deslizo
mis dedos por
su pelo. Mi necesidad de ella es prácticamente insoportable, pero
me las arreglo
para alejarme, y nos dirigimos a la habitación de Anastasia.
La Dra. Greene está esperando allí, y es más o menos como yo la
imaginaba.
Una mujer fría, rubia, esbelta, elegante, probablemente de unos
cuarenta años.
—Señor Grey —. Nos damos la mano.
—Gracias por venir con tan poco tiempo.
—Gracias por hacer que valga la pena, Sr. Grey. Señorita Steele —.
Ella sonríe,
pero en realidad la sonrisa no le llega a los ojos cuando me mira,
sólo cuando
mira a Anastasia. Así que la Dra. Greene es una de esas pocas
mujeres a las
que mi aspecto no les afecta lo más mínimo. De hecho, está claro
que me odia,
eso es obvio. Pero no importa, ella es una profesional, está aquí
para hacer un
trabajo, no para unirse a mi club de fans. Ella se me queda
mirando fijamente,
así que a regañadientes me despido.
—Estaré abajo —, murmuro.
Bajo y trato de concentrarme leyendo unos documentos. Pongo un
poco de
música, Villa Lobos, un aria de Bachatas Brasileiras, una de mis
favoritos.
Parecen tardar una eternidad allí arriba, y me pregunto qué
diablos puede
tomar tanto tiempo. Supongo que significa que la médico es
minuciosa y
apruebo eso. Esperemos que Anastasia no tenga problemas médicos
que le
impidan tomar la píldora. El sexo será aún mejor cuando no tenga
que usar un
maldito condón. Una vez que la barrera se retire, sé que voy a
encontrar el
placer de follarme a Anastasia aún más elevado e intenso, si eso
es posible.
Finalmente llegan a la planta baja.
— ¿Ya terminaron? — Le pregunto, mientras bajo la música y me
acerco a ellas.
La Dra. Greene me mira directamente a los ojos.
—Sí, señor Grey. Cuide de ella, es una joven hermosa y brillante
—, me
sermonea.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
166
¿Qué carajo? ¿Me está advirtiendo? ¿Ella cree que estoy abusando o
coaccionando a Anastasia o algo así? Bueno, ¿No lo estás
haciendo, Grey?
—Tengo esa intención —, murmuro.
—Le enviaré la factura —, me informa bruscamente. Me da un apretón
de mano
muy firme, y luego se vuelve a Anastasia.
—Buenos días y buena suerte para ti, Anastasia —, ella sonríe, y
se va
acompañada por Taylor.
— ¿Cómo ha ido? — Le pregunto a Anastasia.
—Ha ido bien, gracias. Me ha dicho que tengo que abstenerme de
toda
actividad sexual durante las próximas cuatro semanas.
¡Qué! ¿Qué demonios...? Entonces veo que Anastasia me sonríe como
una
idiota.
— ¡Te pillé!
¿Oh, así qué te gusta bromear? A ese juego podemos jugar dos. La
miro con mi
mirada fría de Dominante, así que ella cree que estoy seriamente
disgustado
con ella. Veo su arrepentimiento, y estoy satisfecho por el poder
que tengo
sobre ella, si sólo una mirada puede afectarla de esta manera
— ¡Te pillé! — le digo, mientras la miro y tiro de ella para
rodearla con mis
brazos y besarla con fuerza. —Eres incorregible, señorita Steele.
Una vez más, todo lo que quiero hacer es desnudarla y estoy listo
para echarle
el polvo de su vida, pero sé que todavía tengo que esperar un poco
más.
—Por mucho que me gustaría seguir desde aquí, ahora tienes que
comer y yo
no quiero que se retrase más —. Créeme, te sentirás mareada por
lo que tengo
planeado.
—Eso es todo lo que quieres de mí ¿mi cuerpo? — me susurra.
—Eso y tu boca inteligente —, le susurro y la beso de nuevo. Puedo
sentir como
vuelve a deslizarse el control, y este no es el plan, no quiero
echar a perder mi
escena cuidadosamente planeada. Así que me separo y nos dirigimos
a la
cocina mientras puedo. Cristo, su poder sobre mí es tan fuerte.
Nos comemos nuestro almuerzo, ella parece disfrutar de la ensalada
César con
pollo que la señora Jones nos ha dejado preparada, estoy encantado
de ver que
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
167
ella come deprisa para acabar antes que yo, lo que nunca había
sucedido
antes. Tan ansiosa. Me gusta esto. Me agrada.
—Dime ¿Por qué método te has decidido? — Necesito saber estas
cosas,
obviamente.
—Mini píldora.
— ¿Y te acordarás de tomarla regularmente, en el momento adecuado,
todos los
días? — Ella realmente tiene que ser organizada con la mini píldora,
no
podemos darnos el lujo de correr riesgos, y esto es nuevo para
ella.
—Estoy segura de que me lo recordarás —, se sonroja.
—Voy a poner una alarma en mi calendario —, le respondo, sólo
medio en
broma. Tendré que mantener un control sobre esto, tal vez una
inyección
habría sido mejor, menos posibilidades para un desliz. Realmente
deseo haber
estado en la consulta para dar mi punto de vista, pero no había
manera de que
la Dra. Greene hubiera aprobado eso. Anastasia era su paciente y
su única
preocupación quedó claro para mí por su actitud y sus comentarios.
Terminamos nuestra comida, y el ambiente entre nosotros ha
cambiado. Ha
llegado el momento. ¡Al Fin! Estoy más allá que excitado. Pero
tengo que estar
seguro.
— ¿Quieres hacer esto? — Todavía puede decir que no. Va a matarme,
pero
tiene que estarlo “seguro, sensato y consensuado”, como dicen.
—No he firmado nada.
—Ya lo sé, pero estos días estoy rompiendo todas las reglas —. Me
he dado
cuenta de que eso no me impide seguir para adelante de todos
modos. Es sólo
un pedazo de papel.
— ¿Vas a pegarme? — Sondea el terreno. El placer y el dolor,
cogidos de la
mano. Pero vas a ser capaz de soportarlo.
—Sí, pero no va a ser para lastimarte. No te quiero castigar en
estos momentos.
Si te hubiera tenido ayer por la tarde, bueno, esa habría sido una
historia
diferente —. Quería sacarte la mierda a golpes...
Veo una expresión de horror en su rostro. Tengo que explicarle,
ser honesto, o
esto no va a funcionar.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
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—No dejes que nadie trate de convencerte de lo contrario,
Anastasia. Una de las
razones de que a la gente como yo le guste hacer esto es porque
les gusta dar o
recibir dolor. Es muy simple. A ti no, así que pasé mucho tiempo
ayer pensando
en eso.
— ¿Y llegaste a alguna conclusión? — susurra. La respuesta no es
fácil, así que
me doy por vencido y dejó de pensar de más las cosas.
—No, y ahora mismo, sólo quiero atarte y follarte sin sentido.
¿Estás lista para
esto?
—Sí.
—Bien. Ven.
Tomo su mano y nos dirigimos hasta mi cuarto de juegos.
Esto es todo.
Al fin.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
169
Capítulo 17
C
ierro la puerta del cuarto de juegos detrás de nosotros.
—Cuando estás aquí, eres completamente mía. Para hacer lo que me
parezca.
¿Entiendes?
Anastasia asiente.
Estoy más allá de la euforia, más allá del éxtasis, más allá del
júbilo. Estoy en
mi zona de confort. Yo soy el dominante. Ana es mi sumisa.
Este es mi mundo. Aquí es donde pertenezco. Soy el control. Sé
quién soy. No
hay confusión. Sé cómo funcionan las cosas en este mundo.
Y ahora Anastasia ha entrado en mi mundo, en mis términos.
Yo soy su dominante. Ella es mi sumisa. Ella será complaciente
para mí, sólo
para mí, por propia voluntad. Ella confía en mí. Ella es mía para
hacer lo que
yo quiera. Ella me va a servir. Ella existe sólo para darme
placer.
Pero, por supuesto, tengo que recordar que está en formación, que
todavía está
en transición hacia una sumisa, así que tengo que ir con suavidad
con ella.
Debo asegurar su placer también, porque me gustaría que continuara
como mi
sumisa en el futuro próximo.
—Quítate los zapatos —, ordeno.
Torpemente lo hace, y los coloca junto a la puerta.
—Bien. No dudes cuando te pida que hagas algo. Ahora te voy a
quitar el
vestido. Algo que he querido hacer desde hace unos días, si no
recuerdo mal.
Quiero que te sientas cómoda con tu cuerpo Anastasia. Tienes un
cuerpo
hermoso y me gusta mirarlo. Es una alegría para la vista. De
hecho, te podría
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
170
contemplar todo el día, y quiero que estés desinhibida y sin
vergüenza de tu
desnudez. ¿Entiendes?
—Sí —. Oh, esto no va a ser todo. Ya me está desagradando.
—Sí, ¿qué?
—Sí, señor.
— ¿Lo dices en serio? — Exijo. Las palabras deben venir al instante
de ella, no
debería tener que pensar en ello. Ella tiene mucho que aprender.
—Sí, señor.
—Bien. Levanta los brazos por encima de tu cabeza —. Quiero que
ella esté
desnuda. Ahora.
Esto es lo que quería hacer con este vestido en el comedor privado
en The
Heathman la otra noche, antes de que ella saliera corriendo. Ahora
tengo lo que
había deseado. Paso el vestido lentamente a lo largo de sus
muslos, caderas,
aún más lentamente sobre el vientre, su pecho y los hombros,
finalmente, sobre
su cabeza. Le doy la vuelta para examinarla. Muy bonito. Me gusta
lo que veo.
Muy bonito. Pero ella está mordiéndose el labio. Tiro de su
barbilla para detener
esto porque me hace sentir cosas, y yo no necesito esa distracción
en estos
momentos.
Le ordeno que se dé la vuelta y me alegro cuando lo cumple inmediatamente.
Bien.
Puedo desabrochar su sujetador. Poco a poco paso los tirantes por
sus brazos,
saboreando la sensación de su hermosa piel de satén. Toda mía,
toda para mí.
Me paro detrás de ella y agarro su precioso cabello castaño largo
para exponer
su cuello. Mmm, ese olor especial a Anastasia es único. Sólo para
que yo lo
huela. Nadie más.
—Hueles divinamente como siempre Anastasia —, le susurro, cuando
beso esa
parte blanda debajo de su oreja. Nadie más puede hacer esto, sólo
yo.
Ella gime.
— ¡Silencio! No hagas ruido —, le ordeno. No le he dado permiso
para hacer
ruido. Ella debe aprender a controlarse. Voy a enseñarle.
Trenzo su cabello en la forma que quiero que lo tenga cuando ella
este aquí.
Ahora puedo usarlo para controlarla, como demuestro tirando la
trenza para
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
171
forzar su espalda contra mí. Perfecto. Una sumisa siempre debe
tener el pelo
largo.
—Date la vuelta —, ordeno. Lo hace, pero su respiración
superficial delata el
hecho de que ella está muy nerviosa. Comprensible, dado que esta
es su
primera escena.
—Cuando te diga que vengas aquí así es como te vestirás. Solo con
tus bragas.
¿Entiendes?
—Sí.
—Sí, ¿qué?" Gruño. Por el amor de Dios, siempre tengo que
recordarle que debe
mostrarme respeto cuando se dirige a mí.
—Sí, señor —. Eso está mejor.
—Buena chica. Cuando te diga que vengas aquí espero que te
arrodilles allí.
Hazlo ahora —. Señalo un lugar cerca de la puerta. Ella parpadea y
duda, y
tengo que recordarme a mí mismo que no tiene experiencia y debo
ser paciente.
Pero finalmente hace lo que yo le pido.
—Puedes sentarte sobre los talones.
Ella lo hace.
—Pon las manos y los antebrazos apoyados en los muslos. Bien.
Ahora aparta
tus rodillas. Mas. Mas. Perfecto. Mira hacia el suelo.
Me acerco a ella, y luego tiro bruscamente de su trenza, moviendo
su cabeza
hacia atrás, así tiene que mirarme.
— ¿Recordarás esta posición, Anastasia?
—Sí, señor —. Se acordó de cómo dirigirse a mí esta vez.
—Bien. Quédate aquí, no te muevas.
Ahora la dejo en la habitación. Una lección de obediencia para
ella. Voy a
dejarla esperar en esta posición durante todo el tiempo que yo
elija, y ella debe
permanecer completamente inmóvil en esa posición, porque esa es mi
voluntad.
La hago esperar diez minutos. Diez minutos más atroces que largos.
La
anticipación de lo que va a pasar todo el rato dando vueltas en su
cabeza
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
172
intensificará sus reacciones. Cuando vuelvo a entrar en la
habitación, me
alegro de que se acuerde de mantener los ojos hacia abajo.
Ahora sólo llevo mis jeans rotos especiales, los que siempre llevo
aquí. Me
ponen en el estado mental que quiero, el estado de ánimo adecuado.
Dejo el
primer botón sin abrochar. Estoy descalzo y con el torso desnudo,
sin nada
más que pueda ser un obstáculo para follar, pero nunca aparezco
completamente desnudo delante de mi sumisa. Todo lo que tengo que
hacer
ahora cuando quiera follarla es soltar un par de botones.
—Anastasia buena chica. Te ves hermosa así. Bien hecho. Ponte de
pie.
Ella cumple, manteniendo la cara hacia abajo. Buena chica.
—Me puedes mirar.
Vacilante mira hacia arriba y ve que me he cambiado la ropa. Su
rostro es tan
fácil de leer, y es evidente que le gusta lo que ve cuando mira
fijamente mi
torso. Pero yo tengo el control, ella no me va a tocar hoy, y esto
me relaja.
—Voy a encadenarte ahora, Anastasia. Dame tu mano derecha —. Así
que
ahora empezamos de verdad. Ahora realmente empezaremos a jugar.
Ella me da la mano. Dirijo la palma hacia arriba y luego aplasto
el centro de la
mano con una fusta. Ella se sorprende, ya que no se había dado
cuenta de lo
que tenía en mi mano antes.
— ¿Cómo lo has sentido? — Le pregunto.
Ella no responde, sólo parpadea en estado de shock.
—Respóndeme —, le ordeno.
—Está bien —, ella frunce el ceño.
—No frunzas el ceño —. Eso me desagrada. Vuelve a organiza su
expresión
impasible y trata de mantenerla en su lugar. Lo dejo pasar. Paciencia,
Grey.
Todo esto es nuevo para ella. Ella es tu pupila, y tú eres su
amo. Con Ana tienes
que tomar las cosas con calma. Ella se lo
merece.
— ¿Eso te ha dolido?
—No —. Ella no parece muy convencida.
—Esto no va a doler. ¿Entiendes? — Ella tiene que aprender a
confiar en mí.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
173
—Sí —. Todavía suena insegura, y sus nervios están haciendo su
respiración
entrecortada.
—Lo digo en serio.
Tengo una pequeña sorpresa para ella, para facilitarle su primera
sesión. Yo
soy un Dominante del tipo amable, cuidando de ella en la forma en
que lo
necesite.
Le muestro la fusta que voy a usar. Es marrón de cuero trenzado,
como la que
me describió en su húmedo sueño erótico. Sus ojos se sacuden
cuando se da
cuenta, y me alegro de que le guste mi sorpresa. Esto va a ser muy
divertido.
—Nuestro objetivo es complacer, señorita Steele. Ven.
La muevo hasta mi red, y bajo algunos grilletes con puños de cuero
negro. La
voy a iniciar con una primera restricción suave, estos son blandos
para sus
muñecas.
—Esta red está diseñada para que los grilletes se muevan a través
de ella —.
Ella mira hacia arriba. —Vamos a empezar aquí, pero quiero
follarte de pie. Así
que vamos a terminar en el muro allí —, le explico, cuando señalo
mi cruz de
madera. Sus ojos se abren cuando ella escucha todo lo que estoy
diciendo, y
creo que ella está casi en estado de shock.
Me he imaginado esta escena en mi cabeza muchas veces, y ahora por
fin se
hará realidad.
—Pon tus manos sobre tu cabeza.
Ella inmediatamente lo hace. Buena chica. Esto me agrada. Aseguro
las
esposas. Camino lentamente alrededor de ella, inspeccionando mi
poder sobre
mi sumisa. Estoy muy contento por lo que veo. Al verla aquí, en mi
cuarto de
juegos, encadenada, indefensa y completamente a mi merced es aún
mejor que
en muchas de mis fantasías. Excelente. Toda esa luminosa piel
pálida para que
yo la contemple. Sus magníficos pechos llenos, coquetos y suaves.
Sus pezones
rosados orgullosamente parados para que juegue con ellos. Eso me
gusta. Su
delicioso culo perfecto, todo mío para colorearlo de nuevo si lo
deseo. Tiene las
manos firmemente esposadas fuera de peligro. Su cuerpo entero es
mío para
que yo haga lo que quiera con él. Toda mía. Adorable.
—Te ves muy bien atada, señorita Steele. Y tu boca inteligente
callada por
ahora. Me gusta eso.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
174
Pero la quiero totalmente desnuda. Meto mis dedos en sus bragas, y
poco a
poco las deslizo por sus piernas. Me arrodillo delante de ella
para quitárselas,
luego las tomo en mi mano y meto la nariz en ellas para inhalar
profundamente. Joder, huelen tan jodidamente bien. Oh, sí,
llevan el olor carnal
de una mujer atractiva, una mujer sexy que ya está húmeda, húmeda
porque
ella está excitada, encendida y necesitada. Necesitada de mí. Pero
todavía no.
Meto las bragas en mi bolsillo de los jeans y sonrío
maliciosamente al ver su
expresión sorprendida. Tengo planes para esas bragas.
Es hora de avanzar las cosas. Me pongo de pie y apunto el final de
la fusta en
su ombligo, pausadamente dando vueltas para atormentarla. Funciona
instantáneamente porque ella se estremece y jadea con
anticipación. Camino
alrededor de ella otra vez, llevando la fusta alrededor de la
mitad de su cuerpo.
En mi segundo circuito, de repente le doy un chasquido con la
fusta y el golpe
bajo detrás de ella, contra su sexo. Sé que esto la sorprende,
pero también sé
que estimulará todas sus terminaciones nerviosas mientras le doy
dulces
golpes con la punta de la fusta. Pero la hace gritar y ya he dado
instrucciones
para que esté tranquila y no haga el menor ruido. Decepcionante.
— ¡Silencio!
Camino alrededor de su cuerpo restringido, de nuevo rodeo con la
fusta su
cuerpo, pero un poco más fuerte esta vez. Muevo la fusta contra el
mismo lugar
de nuevo, pero esta vez lo está esperando, y su cuerpo se
convulsiona. Sí, ella
es muy sensible, Ana siempre lo es. Hago mi ronda otra vez,
agitando la fusta
para golpear primero un pezón y luego el otro. La azoto de nuevo
con la fusta lo
suficientemente fuerte para que pique. El dulce éxtasis de dolor,
esa es la
lección que le estoy dando hoy, y estoy recompensado al ver sus pezones
endurecerse y agrandarse. Bonito, muy bonito. Echa la
cabeza hacia atrás y
gime tirando de las esposas de cuero.
— ¿Te sientes bien?
—Sí —, se lamenta. Oh nena. Ella de nuevo necesita
recordar. Esta vez la
golpeó duro en las nalgas con la fusta para que realmente le
pique.
— ¿Sí qué? — Me burlo de ella.
—Sí, señor —, ella gime y cierra los ojos.
Empiezo despacio lloviendo pequeños mordiscos picadores con la
fusta por su
vientre, en dirección a su parte más sensible. Se necesita
habilidad para saber
lo difícil que es golpear ahí, así que Ana es realmente afortunada
de contar con
un Dominante tan experimentado.
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175
— ¡Oh... por favor! — ella gime, cuando con experiencia empiezo a
picarle
contra el clítoris.
— ¡Silencio! — Ordeno, mientras golpeo con fuerza en su trasero
otra vez.
Arrastro la punta de la fusta a través de su vello, hasta su
entrada, y se moja al
explorar un poco. Sí, ella ya se está excitando, tal como yo
pensaba.
—Ves lo mojada que estás por esto, Anastasia. Abre tus ojos y abre
la boca —.
Empujo la punta de la fusta en su boca. —Mira como sabes. Chupa.
Chupa
duro, nena.
Quiero que todos sus sentidos estén implicados. Observo mientras
ella chupa
obedientemente la punta de la fusta, y estoy satisfecho cuando veo
que sus ojos
se abren en estado de shock ante el sabor combinado de la piel y
su excitación.
Es muy erótico, y quiero participar, así que saco la fusta de su
boca y luego la
beso muy duro y muy profundo. Ella tiene un sabor increíble, y envuelvo
mis
brazos alrededor de ella y la estrello contra mí, con la certeza
de que todo está
bajo mi control, que está encadenada para que no me pueda tocar.
—Oh, Anastasia, tú sabes tan bien. ¿Hago que te corras?
Lo ha hecho bien hasta ahora, pero estoy muy impaciente por
follarla. Ha
pasado mucho tiempo desde que tuve una sumisa en mi cuarto de
juegos.
—Por favor —, ella pide.
La golpeo con fuerza en las nalgas, de nuevo.
—Por favor, ¿qué?
—Por favor, señor —, ella gime. Ella está aprendiendo.
— ¿Con esto? — Levanto la fusta para que pueda verla.
—Sí, señor.
— ¿Estás segura? — Le pregunto severamente.
—Sí, por favor, señor.
—Cierra los ojos.
Empiezo con pequeños golpecitos picadores con la fusta contra su
vientre,
bajando con pequeñas picaduras suaves contra su clítoris, una y
otra vez,
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
176
hasta que finalmente ella no puede aguantar más, y se corre, en
voz alta y
gloriosamente.
La sostengo mientras ella se hunde, lloriqueando y gimiendo en mi
pecho a
través de los espasmos de su orgasmo. La levanto y me muevo hacia
ella,
todavía atada, a través de la red para terminar en mi cruz de
madera. Estoy
desesperado por estar dentro de ella ahora. He estado esperando
esto durante
mucho tiempo y ahora estoy tan jodidamente duro que duele.
Hago estallar el par de botones restantes de mis jeans, y luego
envuelvo mis
manos alrededor de sus muslos para levantarla.
—Levanta tus piernas, nena, y envuélvelas alrededor de mí —, le
instruyo, y
ella cumple lo que le ordeno
Empujo duro de forma rápida hasta sumergirme en ella hasta la
empuñadura,
y ella grita porque es muy profundo de esta manera. Se siente
jodidamente
increíble porque ella es tan apretada, tan caliente, tan húmeda,
tan
resbaladiza. Ahora me alegro de que hiciera del fisting un límite
infranqueable.
Me encanta como es de apretada, así que no quiero que ella se
estire. Me pierdo
en ella mientras sigo más profundo y más duro, gimiendo mientras
entierro mi
cara en su cuello. Mis bolas están apretando, y puedo sentir mi
liberación
edificándose. Siento su tensión y como tiembla así que sé que está
cerca otra
vez. Mantengo el ritmo implacable, hasta que se deja ir y siento
los espasmos
con fuerza alrededor de mí, y eso me lleva hasta el borde.
Encuentro mi
liberación dentro de ella, aprieto los dientes y la agarro con
fuerza contra mí. Es
tan jodidamente bueno que creo que veo estrellas ante mis ojos.
Una vez que recupero el aliento, tiro de ella, y la dejo frente a
la cruz, la apoyo
contra ella para desabrocharle las esposas, luego nos hundimos en
el suelo
juntos. La tiro en mi regazo, acunándola mientras ella apoya la
cabeza contra
mi pecho. Ella está completamente destrozada.
—Bien nena —, murmuro. — ¿Eso dolió?
—No —, ella susurra, apenas capaz de mantener los ojos abiertos.
Definitivamente vamos a tener que trabajar en su resistencia, por
lo general
espero que mis sumisas puedan seguir adelante mucho más tiempo que
esto,
yo puedo seguir durante horas. Pero podemos trabajar en esto, y
sin duda su
debilidad se debe también a los efectos posteriores de la
adrenalina que se
corría por su cuerpo.
— ¿Lo esperabas? — Le pregunto gentilmente, tiernamente al apartar
algunos
mechones de pelo de su cara. Mi hermosa chica lo hizo tan bien,
estoy tan
orgulloso de ella.
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177
—Sí —, admite.
—Ves, la mayor parte de tu miedo está en tu cabeza, Anastasia —.
Esto es lo
que he estado tratando de explicarle, y tal vez ahora me creas
y confíes en mí
para empujar más tus límites. — ¿Lo harías de nuevo?
—Sí —, ella finalmente acepta suavemente.
Me siento muy contento de oír esto, las cosas han ido tan bien. La
abrazo y le
beso la parte superior de la cabeza.
—Bien. También yo —, murmuro. Pero todavía no voy a empujar sus
límites
más allá.
—Y no he terminado contigo todavía.
Todavía estamos sentados en el suelo juntos, y tengo mis brazos
envueltos
alrededor de ella mientras ella descansa para recuperarse. Sin
pensarlo, ella
comienza a acariciar contra mi pecho desnudo, y de inmediato me
tenso con su
toque. Ella me mira.
—No —, le advierto, el hechizo se rompió. —Arrodíllate junto a la
puerta.
Me siento y la libero. Tropieza al ponerse de pie, y luego se
escabulle hacia la
puerta para arrodillarse como le he indicado. Veo que está muy
cansada y
débil, pero tengo un servicio más que exigirle. Cuando se
arrodilla, voy a buscar
lo que necesito. Cuando me acerco a ella, puedo ver que sus ojos
están caídos.
Por eso insisto en un número determinado de horas de sueño,
ejercicio regular
y una dieta adecuada para mis sumisas. Tal vez ahora ella será más
razonable
acerca de esto.
— ¿Te estoy aburriendo, señorita Steele?
Ella se despierta de golpe mientras estoy frente a ella con los
brazos cruzados.
—Levántate.
Se levanta temblorosa.
—Estás agotada, ¿verdad?
Ella asiente con la cabeza, ruborizada.
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178
—Tranquila, señorita Steele. No he tenido mi ración de ti todavía.
Extiende tus
manos en frente como si estuvieras rezando.
Ella parpadea hacia mí con perplejidad. Tomo la brida y aprieto
con fuerza
alrededor de sus muñecas. Ahora ella me mira con asombro.
— ¿Te resulta familiar? — Bromeo, satisfecho con su reacción a mi
pequeña
broma. Estas son las bridas que le compré en Clayton's. Ahora
entiende que
todo el tiempo tenía previsto utilizarlas en una escena con ella.
Todavía tengo la
cuerda de filamento natural y la cinta adhesiva ancha para jugar
en otro
momento también. Atada y amordazada, maldita perfección.
—Tengo aquí unas tijeras, puedo cortarla en cualquier momento —.
La
tranquilizo mostrándole las tijeras. Ella pone a prueba la brida
tratando de
liberar sus muñecas, y pronto descubre que es muy cortante y
áspera a menos
que ella mantenga sus muñecas quietas. Un dispositivo de
retención perfecto.
—Ven —. La llevo a mi cama con dosel.
—Quiero más, mucho, mucho más —, le susurro al oído. —Pero voy a
hacer
esto rápido. Estas cansada. Agárrate al poste —, le ordeno. Me
gusta terminar
una escena tomando a mi sumisa desde atrás con una follada dura.
Ella
aceptará esto porque sabe que me agrada mucho.
Ella agarra el poste de madera tallada de la cama.
—Más abajo —, le ordeno. —Bien. No lo sueltes. Si lo haces, te voy
a azotar.
¿Entiendes? — Todo lo que tiene que hacer es aguantar.
—Sí, señor.
—Bien.
Agarro sus caderas hacia atrás y la levanto de manera que ella se
inclina hacia
delante, todavía se aferra al poste.
—No te sueltes, Anastasia —. Le advierto. —Te voy a follar duro
por detrás.
Sujeta el poste para apoyar tu peso. ¿Entendido?
—Sí.
Le doy una palmada con fuerza de nuevo. Aunque ella este cansada,
tiene que
mostrarme respeto.
—Sí, señor.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
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—Abre tus piernas —. Las empujo más separadas con mi pierna. —Eso
está
mejor. Después de esto voy a dejarte dormir.
—Tienes la piel tan hermosa, Anastasia —, murmuro mientras
acaricio y beso a
lo largo de su espina dorsal, al mismo tiempo que agarro sus
pechos. Atrapo
sus pezones entre mis dedos para tirar de ellos suavemente. Ahora
está
despierta y receptiva de nuevo, gimiendo al sentir la sensación
justo dentro de
ella.
Le muerdo y chupo suavemente la piel de su cintura, y ella sabe
jodidamente
dulce. Tiro de sus pezones otra vez, y veo sus manos apretar el
poste que está
sosteniendo. Cuando me quito los jeans y me pongo el preservativo,
listo para
tomarla, doy un paso atrás para admirarla ahora que está
totalmente expuesta
para mí.
Puedo ver sus hermosos pliegues húmedos que están pidiendo mi
atención.
También tengo la intención de reclamar su culo virginal con el
tiempo, eso
también será todo mío, aunque creo que tendré que persuadirla y
convencerla
considerablemente antes de que ella esté de acuerdo con eso. Pero
voy a
disfrutar de ese desafío, entre otros muchos trucos que tengo
guardados para
Ana. Hay tantas cosas en las que puedo entrenarla para hacer y
aceptar.
Armarios enteros de juguetes encantadores para probar en ella.
Látigos.
Fustas. Luego ya la mierda más pesada, los azotes, y por supuesto
mi favorito
absoluto, la vara, si puedo convencerla de que me deje usarla con
ella.
—Tienes un cautivador y sexy culo, Anastasia Steele. Lo que me
gustaría
hacerle —, le susurro mientras corro mis manos sobre cada uno de
sus suaves
nalgas color de rosa. Deslizo dos dedos dentro de ella para
comprobar su
estado de preparación. Ella está mojada. Perfecto. Lista para
montarla muy
duro.
—Tan mojada. Nunca me defraudas, señorita Steele. Sostente
fuerte... esto va a
ser rápido, nena.
Tomo sus caderas para situarme y ella se agarra firmemente al
poste de la
cama. Agarro el final de la trenza del pelo y lo enrollo alrededor
de mi muñeca
para mantener la cabeza firmemente en su lugar por lo que no se
puede alejar.
Con la otra mano, sostengo la cadera, así que está en la posición
perfecta para
servirme. Tiro de su cabello bruscamente para traerla de vuelta
hacia a mí y
luego poco a poco entro en ella, derecho en ella, todo el camino
en pleno hasta
que está completamente llena con mi polla. Ajuste perfecto. Estoy
envuelto una
vez más en su sedosa opresión. Sostengo firmemente su cuerpo en
esta
posición para usarla para mi placer. Ella no puede moverse, sólo
puede tener lo
que yo quiera darle. Poco a poco me salgo. Entonces entro de nuevo
en ella tan
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
180
duro como puedo. Ella se sacude hacia adelante, y yo le grito a
través de mis
dientes apretados.
—Aguanta, Anastasia —. Le he dicho que la azotaré si se suelta, y
lo haré. Ella
tiene que aprender. Debe acostumbrarse a eso porque así es como me
encanta
follar. Duro. Muy duro.
Ella agarra el poste más firme, así que ahora descansa su peso en
él. Ella
puede aguantarlo, será rápido. Con el tiempo con el ritmo de cada
embestida
profunda, tiro de su cabello hacia atrás y tiro de sus caderas
para mí. Follando
fantásticamente. Puedo sentir mi liberación acercarse ahora, así
que aumento
el ritmo, y puedo sentir sus músculos temblando y apretados de
nuevo a mi
alrededor también.
—Vamos, Ana dámelo —. Le gimo a ella, y lo hace. A medida que se
contrae
alrededor de mí, los dos vamos por el borde, volamos juntos y
luego caemos en
mil pedazos. Silbo fuerte como chupando aire a través de mis
dientes
apretados, mientras ella grita y gime y luego se derrumba. La
abrazo apretado
hasta que nos recuperamos y nuestra respiración vuelve a la
normalidad, luego
la pongo tranquilamente encima de mí, mientras terminamos en el
suelo
juntos. Eso fue jodidamente alucinante, pero ahora está total y
absolutamente
agotada. Y sólo he tenido dos folladas.
Poco a poco vuelve a la vida mientras nos acostamos en el suelo.
Le acaricio
suavemente la oreja, y corto el lazo de plástico para ponerla en
libertad.
—Declaro esta Ana inaugurada —, bromeo con ella, y ella se ríe.
Esto me trae bruscamente de vuelta a la realidad.
Me siento casi como si tuviera una sed que no puede ser saciada
dentro de mí,
a veces, esta necesidad de follar muy duro. Por supuesto que no
ayuda el
tiempo que ha pasado desde que he tenido a una sumisa en el cuarto
de
juegos. Al menos por ahora esa bestia ha sido domesticada, y me
siento mal por
no hacer reír y sonreír a Ana más a menudo. Como su dominante, yo
soy el
responsable de eso.
—Es un sonido tan hermoso —, le digo mientras me incorporo y tiro
de ella
hacia mi regazo. Suspiro. Voy a regresar de mi viaje ahora, de
vuelta al mundo
real. —Eso es mi culpa.
Le masajeo suavemente los hombros y brazos para aliviar cualquier
incomodidad, y Ana me mira, desconcertada.
—Que no te rías más a menudo —. Elaboro.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
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—Yo no soy muy buena riendo —, murmura adormilada.
—Ah, pero cuando sucede, señorita Steele, es una maravilla y una
alegría para
la vista.
—Muy halagador Sr. Grey —, murmura, apenas es capaz de mantener
los ojos
abiertos. Se ve tan dulce, y no puedo evitar sonreírle.
—Yo diría que estás bien follada y que necesitas dormir.
—Eso no suena halagador en absoluto —, refunfuña.
Ella realmente necesita descansar ahora, así que gentilmente la
muevo de mi
regazo para ponerla de pie. Me pongo mis jeans de nuevo, como
estaba antes.
—No quiero asustar a Taylor y la señora Jones con este asunto —,
murmuro,
según recuerdo ambos están todavía en el apartamento este fin de
semana.
Ayudo a Anastasia a levantarse, y deslizarse la bata gris que
traje para ella. Ella
está tan cansada que la visto como a un niño pequeño. Mi Ana. Me
inclino
hacia abajo para besarla gentilmente. Lo ha hecho muy bien hoy, y
estoy muy
orgulloso de mi nena.
—A la cama —, le digo mientras le doy una pequeña sonrisa. Una
mirada de
sorpresa se cruza por su cara mientras ella piensa que yo quiero
más. —Para
dormir —. Demonios, sí lo hago nena, pero aun así, no soy un
bastardo sin
corazón.
Ella está agotada, así que la cargo y ella se acurruca contra mi
pecho mientras
yo la llevo por el pasillo hasta su habitación, donde tiro hacia
atrás el edredón y
la cuesto. Me quedo con ella, porque después de su primera experiencia
en mi
cuarto de juegos, debo asegurarme de que está bien. Es mi
responsabilidad
cuidar de ella y asegurarme de que está bien, sobre todo después
de lo que
pasó la otra noche, cuando no me quedé después de que le acabara
de dar una
azotaina dura de castigo. No puedo arriesgarme a eso si ella está
ocultando el
hecho de que está molesta así de nuevo. Así como su dominante,
puedo
justificar por qué estoy acostado a su lado. Pero en el fondo, sé
que es también
es porque me gusta mucho estar en la cama junto a ella.
—Duérmete, niña hermosa —, le susurro, mientras beso su cabello y
aspiro su
aroma. Ella ya está dormida. Va a tener que trabajar en la mejora
de su
resistencia, eso es seguro.
Conociendo a Cincuenta Sombras G.E. Griffin
182
Hoy sólo he tenido dos polvos. Por lo general, yo tendría al menos
tres durante
una sesión en mi cuarto de juegos, a veces cuatro. Siempre he
tenido un deseo
sexual muy alto, por lo que fue una tortura para mí cuando era un
adolescente
hormonado y frustrado, uno que odiaba ser tocado, así que no podía
follar en la
forma habitual.
Gracias a Dios me tomó Elena, de lo contrario realmente creo que
podría haber
terminado como un criminal violento que hubiera tenido que ser
encerrado,
lejos del resto de la sociedad. Es por eso que no puedo
arriesgarme a desviarme
de la forma de vida que sé que funciona para mí. ¿Qué otra cosa
podía
legalmente canalizar mis excesos? Sólo grandes cantidades de
ejercicio físico
pueden ayudar, y corro y hago ejercicio todos los días, con
sesiones de
kickboxing adicionales con Claude si me siento particularmente
estresado o
frustrado. Por lo menos ahora todo lo depravado y perverso que
hago es
siempre con una compañera con pleno consenso y voluntad.
Veo a Anastasia respirar mientras duerme, su rostro angelical en
paz, con sus
muy suaves labios ligeramente entreabiertos. Paso suavemente un
dedo por su
mejilla, maravillándome de nuevo de su pálida piel perfecta. Mía.
Aparto
algunos mechones de su pelo suave de su rostro. Mía. Vamos
a encontrar la
manera de hacer esto. Tenemos que encontrar una manera, porque sé
que no
podría dejarla ir.
Hoy es un día de muchas “primeras veces” contradictorias. Su
primera vez
como mi sumisa. Su primera escena en mi cuarto de juegos. La
primera foto de
nosotros juntos en un periódico. La primera vez que voy a llevar a
una chica a
cenar a casa de mis padres.
¿Cómo funciona todo esto junto? ¿Ana mi sumisa o Ana mi novia? ¿Es
posible
una transición entre las dos? ¿Ana la novia sumisa?
Sé que es un estado mental cuando me convierto en el dominante.
Una vez que
entro en mi cuarto de juegos, echo fuera todo lo demás, o al menos
lo he hecho
siempre con mis sumisas anteriores. Todas eran buenas chicas que
fueron
contratadas para atender mis necesidades sexuales. Pero nunca
sentí la
necesidad de dar a ninguna de ellas más que eso, y cuando decían
que era lo
que querían era siempre el momento de terminar su contrato.
Pero es diferente con Anastasia. Voy a hablar de esto un poco más
la semana
que viene con Flynn, para conocer su opinión sobre todo, porque no
tengo las
respuestas. Por ahora nos limitaremos a pasar cada día y ver qué
pasa. Y para
llegar al final de este día, vamos a ir a cenar a casa de mis
padres. Voy a dejar a
la Bella Durmiente dormir durante todo el tiempo que pueda, antes
de tener
que despertarla para arreglarse.